lunes, 21 de septiembre de 2015

HISTORIA DE LA FSSPX CONTADA PARA NIÑOS




Como ya se ha visto, en su política de aplicar el branding de mercadotecnia en sus medios de comunicación, la Neo-FSSPX ha forjado un molde de sitio web que ha aplicado universalmente. Esta vez le ha tocado el turno a Sudamérica, pero en vez de cambiarle la cara al sitio web oficial, han preferido crear un sitio web para el Seminario de La Reja. Así se hace una sola identidad, digitada desde Menzingen. En este sitio web podemos encontrar un texto que pretende ser un resumen de la historia de la FSSPX, texto que repiten los otros sitios en sus respectivos idiomas. Transcribimos debajo el mismo, intercalando algunos comentarios en rojo.



Un hermoso misterio

La historia de la FSSPX, al igual que la historia de la Iglesia católica, es un hermoso misterio. Ambas siguen floreciendo a pesar de muchos contratiempos e incertidumbres. Desde sus humildes orígenes, la FSSPX ha crecido exponencialmente y hoy proclama la fe por todo el mundo.

Fundación

Monseñor Marcel Lefebvre, en respuesta a las reiteradas peticiones de jóvenes interesados ​​en una formación sacerdotal tradicional (¿Y por qué estas peticiones a Mons. Lefebvre? ¿Qué pasaba mientras tanto en la Iglesia? ¿Cuál era el contexto? ¿Qué había pasado en los años ’60? Nada se dice), fundó la Fraternidad Sacerdotal San Pío X el 1º de noviembre de 1970.

En aquel entonces tenía 65 años de edad y anteriormente había servido a la Iglesia católica como Delegado Apostólico en el África Francesa, como Arzobispo de Dakar y como Superior General de los Padres del Espíritu Santo, una congragación [sic] de sacerdotes misioneros.

Once jóvenes comenzaron sus estudios bajo la dirección de Monseñor en un seminario nuevo en Ecône, Suiza. El obispo local de Friburgo estaba convencido de que aquel nuevo seminario traería grandes beneficios a la Iglesia católica y pronto concedió su aprobación oficial.

Sin embargo, el propósito de esta nueva congregación sacerdotal fue mal interpretado, inclusive por los dirigentes de la Iglesia en Roma. Muchos pensaron que el antiguo arzobispo se había rebelado en contra del papa porque sólo permitía el antiguo rito latino de la Misa en su seminario (¿Sólo era mala interpretación, o sabían que Mons. Lefebvre ponía en evidencia y riesgo su modernismo? ¿Y esto se limitaba sólo a la Misa o a toda la doctrina?). Pero al contrario, Monseñor Lefebvre insistía en que respetaba y honraba al Santo Padre, y que sólo estaba continuando una tradición católica ininterrumpida (¿Ininterrumpida o precisamente que los modernistas a partir del Vaticano II habían interrumpido? ¿O quieren decir que la tradición era ininterrumpida a pesar del V. II?): amaba el rito Tridentino de la Misa y sabía por experiencia propia lo beneficioso, incluso crucial, que era para formar sacerdotes santos (¿Sólo por eso defendía la misa católica? ¿Y sólo la misa bastaba para formar sacerdotes santos?). El rito Tridentino, después de todo, nunca había sido suprimido, a pesar de que ya se permitía un rito vernáculo nuevo. (¿Se permitía o se había impuesto?)

Oposición


Otras tendencias modernas a las que se oponía Monseñor eran el ecumenismo –un punto de vista que consideraba (¿Consideraba o considera? ¿Es que el ecumenismo es algo del pasado, desapareció?) todas las religiones como benéficas y válidas– y la colegialidad –que insistía en que la Iglesia fuera dirigida principalmente por el proceso democrático y las conferencias de los obispos, limitando el poder del papa como cabeza única de la Iglesia universal, así como la autonomía de cada obispo en particular dentro de su propia diócesis. (¿Y la libertad religiosa?)

La postura firme de Monseñor Lefebvre con respecto a estos temas no agradó a algunas de las autoridades romanas (¿Sólo a algunas o a muchas, a la mayoría, incluyendo al papa?) que querían que sólo el nuevo rito de la Misa, en lengua vernácula, prosperara dentro de una Iglesia más liberal y más moderna (Nuevamente, ¿se trata sólo de lo que Mons. Lefebvre llamó el rito bastardo, o de toda una nueva religión que se impuso en Roma? ¿Y por qué ahora la Iglesia era más liberal y más moderna?).

Por consiguiente, dos visitadores apostólicos hicieron una visita e inspección oficial del seminario en Ecône en 1974. Quedaron impresionados por sus altos niveles académicos y la evidente piedad de los seminaristas; su única queja fue que no vieron que se ​​celebrara el nuevo rito de la Misa. Volvieron a Roma con un informe positivo para el papa.

Supresión

A pesar de este informe favorable, Monseñor Lefebvre pronto fue llamado a Roma y fue entrevistado por tres cardenales. Unas semanas más tarde, el nuevo obispo de Friburgo suprimió repentinamente la FSSPX, el 6 mayo de 1975.

Atónito, Monseñor Lefebvre hizo una apelación oficial y preguntó las razones que se escondían detrás de este acto drástico (¿Sólo se trató de un acto drástico, o también fue un acto injusto, abusivo, despótico?). Ni Friburgo ni Roma dieron respuesta alguna. Aún más, en 1976 Monseñor fue suspendido ab ordinum collatione – de ordenar diáconos y sacerdotes – y más tarde a divinis  – de todas las funciones sagradas, incluyendo la de celebrar la Misa. (Notable: van 542 palabras y aún no se ha hecho mención del Concilio Vaticano II).

Confundido (¿Confundido, o sabiendo bien que en Roma había enemigos poderosos de la Tradición católica?) por aquella supresión abrupta y el silencio inexplicable (¿Inexplicable? ¿Otro misterio? ¿O perfectamente explicable por la cobardía de los liberales y modernistas que sabían estaban haciendo algo ilegítimo?), Monseñor decidió que debía seguir cumpliendo con sus deberes como rector del seminario en Ecône. Después de todo, estaba convencido de que el derecho canónico estipulaba que tal supresión o suspensión no podía entrar en vigor mientras quedara sin resolver la apelación oficial, y con mayor razón mientras quedara sin respuesta.

Aquel verano ordenó sacerdotes de forma normal. También llevó a sus seminaristas en peregrinación a Roma como gesto de buena voluntad.

Consagración de obispos


La FSSPX, a pesar de su aparente supresión, creció rápidamente (No se dicen las causas: porque Roma despreciaba la fe católica y en la FSSPX se la continuaba. Ah, pero no hay que andar criticando a Roma…). Se abrieron nuevos seminarios en Alemania, Estados Unidos, Argentina y Australia. Hermanas y hermanos religiosos, y laicos miembros de la tercera orden se unieron a sus filas cada vez más numerosas.

En 1987, la FSSPX había extendido su apostolado a todos los continentes del mundo.

Monseñor Lefebvre, después de repetidas pero finalmente infructuosas negociaciones con Roma, decidió en 1988 consagrar cuatro nuevos obispos al servicio de la FSSPX y de sus fieles.

Como respuesta, el papa (¿Qué papa? ¿No tiene nombre? ¿O se trata de no “ofender” a un neo-santo?) emitió un documento oficial excomulgando (¿No va entre comillas?) a Monseñor junto con los cuatro nuevos obispos. Fue algo que entristeció profundamente a Monseñor, pero creía firmemente que no podía, en conciencia, haber actuado de otro modo y que estaba obligado a tomar las cautelas necesarias para preservar la FSSPX y su apostolado en todo el mundo (“Si somos excomulgados por masones, Deo gratias!”, Mons. Lefebvre dixit). Monseñor Lefebvre murió sólo tres años después, el 25 de marzo de 1991. (Llevamos leídas 778 palabras y aún no se menciona el Concilio Vaticano II).

Actualmente

La FSSPX prosiguió su apostolado, no obstante la muerte de su fundador. En 1994 el obispo Monseñor Bernard Fellay fue elegido como Superior General, cargo que aún ocupa actualmente.

Cabe destacar que en el Jubileo del año 2000 llevó a todos sus sacerdotes, religiosos y seminaristas en peregrinación a Roma, esperando así expresar amor y respeto hacia el Santo Padre.

El papa Benedicto XVI (Ahora sí nombran al Papa; es decir, sólo mencionan el nombre de un Papa para mencionar algo supuestamente positivo que ha hecho) posteriormente decidió liberar la Misa Tradicional en latín en un motu proprio de 2007 titulado Summorum Pontificum, y, en 2009, levantar las “excomuniones” (Ahora sí escriben esta palabra entre comillas) lanzadas contra los cuatro obispos de la FSSPX. (Si se pone entre comillas “excomuniones”, entonces también debería ponerse entre comillas “levantar”, de otro modo, ¿Benedicto levantó algo que no era? Por otra parte, no hay ninguna mención a los pedidos hechos por Mons. Fellay a Roma. ¿Mons. Lefebvre tuvo “negociaciones con Roma” pero Mons. Fellay no?)

Actualmente, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X cuenta con más de 600 sacerdotes y cerca de medio millón de fieles, diseminados por todo el mundo y valerosamente (Ensálzate a ti misma) continúa su trabajo apostólico. (Por supuesto, no hubo ninguna grave crisis, ningún obispo ni sacerdotes expulsados, ninguna búsqueda de acuerdos con Roma, todo fue de maravillas).

(Final del artículo: ¡¡¡ No se ha mencionado una sola vez el fatídico Concilio Vaticano II !!! Y pensar que Mons. Lefebvre hasta escribió un libro entero sobre el mismo. Él mismo dijo: Los hombres de Iglesia que ocupan los puestos claves han tomado una orientación claramente opuesta a la Tradición, o al Magisterio oficial de la Iglesia. […] Ellos han dado la espalda a la verdadera Iglesia de siempre, le han dado nuevas instituciones, un nuevo sacerdocio, un nuevo culto, una nueva enseñanza siempre en búsqueda, y esto siempre a nombre del Concilio. […] Por lo tanto es indispensable desmitificar este concilio que lo quisieron pastoral en razón de su horror instintivo por el dogma, y para facilitar la introducción oficial en un texto de la Iglesia de las ideas liberales” (Paris, el  27 agosto 1976, Prefacio del libro Yo acuso al concilio). Pero además, en este texto ¡¡¡no se menciona una sola vez la palabra Dios, o Cristo o Virgen María, y sí en cambio se menciona siete veces la palabra “papa” o “Santo Padre”, y también siete veces “Roma”!!! Es decir, que todo el texto está enfocado en dejar clara la posición de la FSSPX en relación al Papa y a Roma, pues eso parece ser lo más importante de su historia, ¡su relación con las autoridades conciliares!).

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Como puede verse, no sólo le han lavado la cara a los sitios web, haciéndolos grises, tenues y “discretos”, sino que los mismos textos que se difunden son de una tibieza e inanidad increíbles. No hay que resultar chocantes, hay que decir las cosas suavemente, sin criticar demasiado ni con fuerza al modernismo. No hay que usar la palabra “herejía”. No hay que acusar a nadie. Hay que conservar las apariencias de que la FSSPX sigue siendo la misma de siempre, pero a la vez mostrarse “civilizada”, es decir, diplomática, comprensiva, simpática y abierta hacia Roma. No es cuestión de que los llamen fundamentalistas, fanáticos o ultracatólicos.

Todavía más claramente puede entenderse este cambio en la Neo-FSSPX, cuando se advierte que, salvo el texto por nosotros comentado, que ha sido incluido en todos los sitios web, empezando por el de la Casa General, el resto de textos que aparecen en el sitio web están tomados de un “Breviario sobre la FSSPX”, elaborado en 1998, durante el pontificado de Juan Pablo II, donde se contestaba muy claramente a los más necesarios y candentes interrogantes no sólo sobre la Fraternidad, sino sobre la doctrina acerca de la misa, el papa, el concilio y la actualidad del pontificado vigente, como para que al lector esclarecido no le quedaran dudas acerca de qué posición debía tomar en el combate de la fe. Pues bien, ese “Breviario” aún ha quedado inserto en uno de los sitios de la FSSPX, el de España –al parecer abandonado y no aggiornado, por ese motivo se han descuidado y no lo retiraron-, y también se encuentra pero resumido e incompleto en el sitio de México (¡se les chispoteó!).

Así el tal “Breviario” tiene un capítulo entero titulado “¿Debemos seguir al Papa Juan Pablo II?”, donde se analiza claramente la postura modernista del entonces Papa y dice con toda claridad cosas como las que siguen:

Sin embargo, la prolongación de su reinado y la proliferación de sus escritos y discursos, evidencia cada vez más que Juan Pablo II está predicando una nueva religión, un humanismo, un evangelio de la bondad intrínseca del hombre debida a que Dios se ha encarnado, con la consecuencia implícita de la salvación de todos los hombres. Su punto de partida es el Vaticano II: «la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre» (Gaudium et Spes, 22). El Papa basa constantemente sus enseñanzas en estas líneas del Vaticano II, utilizándolas para ilustrar su novedosa doctrina de salvación universal.
Los hechos hablan más alto que las palabras: el Papa Juan Pablo II predica en una iglesia luterana (11.12.83), salmodia con los judíos mientras visita la sinagoga de Roma (13.4.86), y luego invita a católicos y judíos a preparar juntos la venida del Mesías (24.6.86), dialoga con los sumos sacerdotes y brujos del vudú (4.2.93), toma parte en ritos animistas en el bosque “sagrado” de Togo (8.8.85), se deja bendecir con el Tilac  por sacerdotisas de Shiva en Bombay (2.2.86), etc., a la vez que invita a representantes de las “principales religiones” (asistieron unos 130) a Asís para rezar por la paz (27.10.86). Y alaba sus “valores” en todas partes y ante todos, pero no les dice que ellos y sus pueblos deben convertirse si quieren salvarse.
Así pues, tanto con sus palabras como con sus actos, está predicando que todos los hombres de cualquier credo son aceptables para Dios, lo cual es contrario al dogma católico (P2). Y por tanto no podemos seguir esta doctrina del Papa, sino mantenernos firmemente unidos a la doctrina enseñada constantemente y siempre por la Iglesia.”

Ahora, en cambio, la Neo-FSSPX calla completamente respecto del desastrosísimo  y nefasto accionar de Francisco, que ha canonizado a su predecesor (por lo tanto, su obra de pontífice), al que la FSSPX criticaba. Ahora simplemente, amén de consignar como corresponde la doctrina general acerca del Papa, colocan una foto amistosa de Francisco con su mejor sonrisa, saludando con su mano a los lectores, sin mencionar la doctrina falaz que enseña y de la que los católicos deben mantenerse lejos si quieren conservar la fe.

Otro capítulo “secuestrado” del anterior Breviario es el titulado “¿Debemos aceptar el nuevo Código de Derecho Canónico?”, que en la versión aggiornada de la FSSPX ha desaparecido. Capítulo que en el antiguo “Breviario” concluye así:

“Todo lo cual nos lleva a concluir: «la Hermandad de San Pío X manifiesta su profundo desacuerdo con la letra y el espíritu de este nuevo Código, que engloba las opiniones conciliares sobre la Iglesia y el mundo».

El “Breviario” del actual sitio de México incluye este apartado, pero sólo dice lo siguiente:

“Debemos aceptar el nuevo Código de Derecho?
Un código es una colección de leyes, siendo cada una de ellas una orden de la autoridad competente: cada canon del Código de 1917 era una ley de Benedicto XV, y cada canon el Código de 1983 (comúnmente llamado ahora “nuevo código”) es una ley de Juan Pablo II.
Leer más”

Al hacer click en “Leer más” nada aparece. Eso es todo y creemos que nada más habrá.

A simple vista, sin escrutar demasiado, al fiel no enterado puede parecerle que la FSSPX en nada ha cambiado, que sigue siendo enteramente tradicional, sin un ápice de liberalismo. Pero ocurre que la FSSPX debe seguir siendo la misma de siempre superficialmente, conservar en parte su identidad, pues esto es esencial para poder formar parte de la síntesis hegeliana a la que se ve sometida, como ya lo demostráramos en otro artículo. La tesis y la antítesis deben necesariamente ser diferentes, pero sin embargo no al punto de repelerse mutuamente. Ninguna debe ser exclusiva. De allí la convivencia aceptable que se plantea en la perspectiva de un reconocimiento unilateral y “sin condiciones” por parte de Roma. Pero he aquí la condición que une a ambas partes, que forma su coincidencia, resumida por Mons. Lefebvre:

“Y he aquí lo que escribía Lamennais, en un volante destinado a hacer conocer su diario L’Avenir: Todos los amigos de la religión deben comprender que ella no necesita más que una sola cosa: la libertad. Entonces lo veis: tanto en Lamennais como en Vaticano II se trata del mismo principio liberal de la sola libertad; nada de privilegio para la verdad, para Nuestro Señor Jesucristo, para la Iglesia católica. ¡No! La misma libertad para todos: para el error como para la verdad, para Mahoma como para Jesucristo. ¿No es acaso la profesión del más puro liberalismo (llamado católico)?” (Lo destronaron. Del liberalismo a la apostasía. La tragedia conciliar).

Ese es el motivo por el cual la Neo-FSSPX le pide libertad a Roma, siendo ella como es, pero sin pedirle nada de privilegios para la verdad y la verdadera religión. En eso se basa toda la posibilidad del acuerdo que se está realizando, en que la Neo-FSSPX haya renunciado a la exigencia de que Roma se convierta. Debajo de eso la Neo-FSSPX puede presentarse como tradicional, celebrar la misa de siempre, etc. Por eso puede verse en sus páginas publicitarias e informativas una imagen de la Tradición, pero que no resulta intransigente, dura ni exclusivista. En busca de ser tolerada, la Neo-FSSPX se ha vuelto tolerante a través de un lenguaje que no condena con firmeza y que, como hemos visto en el artículo comentado, llega hasta no mencionar el mayor desastre de la historia de la Iglesia. De allí también que concilia la buena doctrina respecto del Papa, con una fotografía cuidadosamente elegida de Francisco, que saluda con su mejor sonrisa de benefactor a los lectores. La Neo-FSSPX, bajo una desorientación diabólica, está actuando bajo los efectos del ecumenismo conciliar, aunque hoy día llamado astutamente por Francisco “misericordia”. Pero la síntesis que resulte, finalmente, de ello, no será misericordiosa para la Neo-FSSPX. Las claudicaciones siempre se pagan.