viernes, 31 de mayo de 2013

COMENTARIOS ELEISON – AUTORIDAD MUTILADA





Comentarios Eleison Número CCCVII (307)
1º de Junio de 2013

AUTORIDAD MUTILADA

Mons. Williamson

Un número de buenas almas desean que una Congregación sea fundada para reemplazar a la Fraternidad San Pío X. Pero, si bien comparto el temor de ellas que la FSPX está actualmente bien avanzada en el camino para inhabilitar su antiguamente gloriosa defensa de la Fe y vida católicas; y, si bien por consiguiente simpatizo con su deseo de ver otra Congregación como ella para tomar su lugar, no creo que ello sea posible y pienso que merece explicarse porqué.

Cuando en 1970 el Arzobispo Lefebvre escribió la carta constitucional de acuerdo con la cual la futura FSPX se fundaría y funcionaría, a saber sus Estatutos, fue para él de gran importancia obtener la aprobación oficial para ellos por el obispo de la diócesis católica en la cual la casa original de la FSPX estaba situada. En cuanto a él le tocaba, obtener o no obtener esa aprobación significaba toda la diferencia entre fundar una Congregación de la Iglesia Católica y lanzar una asociación privada por su propia cuenta. Él tenía todo el interés en fundar una Congregación católica, mucho menos interés en lanzar una institución privada.

De hecho, cuando fue a ver al Obispo Charrière de la Diócesis de Ginebra, Lausana y Friburgo para obtener esa aprobación, no tenía esperanzas. La Revolución Conciliar estaba por entonces bien en camino y era directamente contraria a lo que los Estatutos proyectaban. Sin embargo, providencialmente el Obispo Charrière dio su aprobación, tal vez porque sabía que se iba a jubilar pronto después. De cualquier manera, Mons. Lefebvre volvió alborozado a Ecône y un reporte incluso habla de él flameando triunfalmente en el aire los Estatutos nuevamente aprobados.

Lo que eso significó para él fue que de allí en más, en cuanto a él le concernía, él tenía la autoridad de la Iglesia para construir una Congregación de la Iglesia. Si bien unos años más tarde, Roma iba a intentar retirarle tal autorización, este intento era intrínsecamente tan injusto según la ley de la Iglesia, que Mons. Lefebvre nunca dudó en continuar ejerciendo dentro de la FSPX toda la autoridad de un Superior clásico de una Congregación. Esa autoridad católica clásica tiene tal poder que enganchándola con arneses al carro de mentiras, los Papas Conciliares han sido capaces de destruir virtualmente la Iglesia Universal y, por estar siendo enganchado con arneses a un acuerdo práctico con Roma Conciliar, está ahora virtualmente destruyendo la FSPX. Por otro lado, sobre sacerdotes, monjas y laicos fuera de la FSPX, el Arzobispo Lefebvre nunca se arrogó a sí mismo ninguna autoridad otra que la de padre, consejero y amigo.

Pero, los días del Obispo Charrière hace tiempo que se fueron. ¿Cuántos obispos sanos quedan en la Iglesia oficial? Y, ¿cómo podría cualquiera de ellos aprobar hoy estatutos Tradicionales y anti-Conciliares? Es como si justo después que el Arzobispo se escapó del castillo católico con los Estatutos católicos en su mano, el portón levadizo Conciliar de hierro se desplomó detrás de él. “Ellos están mentalmente enfermos, pero tienen la autoridad”, dijo uno de los cuatro teólogos de la FSPX acerca de los teólogos Romanos después de las Discusiones doctrinales de 2009-2011. La FSPX es con seguridad la última en la línea de las Congregaciones clásicas a poder ser fundada, al menos hasta después del Castigo. Y duró solo unos cuarenta años.

Es por eso que, en mi opinión, “Lo que no puede ser curado debe ser soportado”. Y es por eso que, en este momento, me contemplo como siendo no más que padre, consejero y amigo para cualesquiera almas que llamen al liderazgo y apoyo de un obispo. Incluso esa es tarea suficiente. Que Dios esté con todos nosotros.

Kyrie eleison.


MONSEÑOR RICHARD WILLIAMSON.- UN CUARTO DE SIGLO SIENDO FIEL






Te alabamos y te damos gracias, Oh Dios Señor Nuestro, Uno y Trino, único Dios verdadero, porque nos has dado un Obispo fiel por estos veinticinco años, fiel, porque no ha dejado de combatir por la Verdad y por la instauración del Reinado Social de Cristo, Rey de Reyes, Señor de señores.

Te alabamos y te damos gracias, Madre nuestra, Virgen Reina de Cielos y tierra, Omnipotencia Suplicante, que te has dignado darnos la gracia de tener un Obispo que sirve la única causa católica legítima, la de la Tradición. Gracia enorme que nos has otorgado Tú, que eres la Mediadora de todas y cada una de ellas.

Gracias también por habernos dado al gran Arzobispo, Monseñor Lefebvre, modelo de sabiduría y de caridad, columna de la recta doctrina, quien con heroísmo tomó bajo sus espaldas la defensa de la Fe, oponiéndose al mismo Papa, para obedecer a Dios antes que a los hombres, y quien nos dejó, hace 25 años, 4 obispos para que continuaran en la lucha emprendida por él.

Desgraciadamente en nuestros días ha sucedido lo mismo que en los tiempos de Monseñor Lefebvre. Los superiores de la FSSPX han abandonado los principios firmemente establecidos por su Fundador. Se han dejado contaminar por la Roma conciliar y apóstata. De la Declaración de noviembre de 1974 se ha pasado a la Declaración del 15 de abril de 2012.

Pero un Obispo, de los 4 consagrados, obedeció la ley de Dios que le mandaba cumplir con su deber de sucesor de los Apóstoles, predicando la sana Doctrina, una doctrina no comprometida con el error. Eso le valió su injusta expulsión de la FSSPX. Pero al igual que Monseñor Lefebvre siempre afirmó, con la verdad, que su excomunión fue inválida y seguía perteneciendo a la verdadera Iglesia de Cristo, así Monseñor Williamson sigue perteneciendo a la verdadera FSSPX, la fundada con los principios 100% católicos y contrarrevolucionarios de Monseñor Lefebvre.

Al cumplirse los 25 años de su Consagración Episcopal, y en virtud que será olvidado y relegado en las celebraciones oficiales, es de justicia agradecer a Dios por el gran bien que se dignó otorgarnos con su Consagración Episcopal. Es por eso que invitamos a todos los fieles de buena voluntad, a ofrecer un Ramillete Espiritual a Dios por Monseñor Richard Williamson. Si ustedes así lo deciden, pueden enviarnos su ramillete a nuestro correo electrónico para hacérselo llegar a Monseñor Williamson el día de su aniversario. Si no desean enviarlo por cuestiones de privacidad, es muy comprensible, lo importante es rezar por Monseñor y que Dios reciba nuestra ofrenda y agradecimiento.

¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE!
¡VIVA MONSEÑOR LEFEBVRE!
¡VIVA MONSEÑOR WILLIAMSON!




COMUNICADO DE PRENSA DE LA FSSPX DE ITALIA







(Traducción de Página Católica)

Tras el funeral de don Gallo, que fue presidido por el cardenal Bagnasco, la Fraternidad San Pío X denuncia el grave escándalo causado por la intervención de Vladimir Guadagno (alias Luxuria), y por el hecho de que el cardenal le ha administrado la Comunión, como si su público comportamiento y su actividad parlamentaria no fueran escandalosas y contrarias a la moral.

De la misma forma se ha actuado con otros representantes de movimientos que sostienen posturas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia.

Según la doctrina católica y la lógica del Evangelio, los pecadores públicos deben arrepentirse y reparar públicamente antes de acercarse al sacramento de la Eucaristía.

Respecto a las posiciones defendidas por don Gallo, no denunciadas por la autoridad eclesiástica y en cierta forma avaladas por la presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana en el funeral, se recuerda que:

1.    La Ley de Dios condena la práctica homosexual, y la Iglesia enseña que ella constituye un pecado contra natura que clama al cielo.
2.    Don Gallo ha ayudado a las mujeres a abortar. Ahora bien, el aborto es un crimen por el que se mata a una persona inocente, y que está penado por la Iglesia con la excomunión. La cual afecta, no sólo a quienes lo practican, sino a todos los que colaboran eficazmente para su consecución.
3.    El uso de las drogas llamadas blandas, alentado por don Gallo, no sólo constituye a menudo el primer paso hacia otras sustancias estupefacientes, sino que es contrario al Quinto Mandamiento que nos ordena cuidar nuestro cuerpo como un regalo de Dios.
4.    El Comunismo, explícitamente sostenido por don Gallo, ha sido condenado por el Magisterio como "intrínsecamente perverso".

Estos comportamientos manifiestan, de manera cada vez más evidente, la grave crisis que atraviesa la iglesia, y la traición por parte de miembros importantes de la jerarquía de los principios más elementales de la moral católica.

Don Pierpaolo Petrucci

Superior del Distrito Italia


Comentario Syllabus:

Lógicamente, el escándalo fue tan grande que se hacía esperar al menos una reacción de parte de la FSSPX. Debemos felicitar al Padre Petrucci por haber reaccionado, pues hay que salir sin titubear a enfrentar a los enemigos de Dios y de la Iglesia, y si muchísimos laicos lo hacen desde distintos foros y espacios de información y opinión, con toda la indignación que el caso suscita, no pueden los pastores de los fieles quedarse atrás y permanecer callados.
Ahora bien, nos parece bastante suavecito por no decir poco realista a esta altura de la situación, hablar de “la grave crisis que atraviesa la Iglesia”, cuando más que crisis se trata lisa y llanamente de una impresionante falsificación de la Iglesia, de una corrupción farisaica que se extiende desde el Papa hasta la feligresía como nunca se ha visto y que hermana esta iglesia conciliar con la sinagoga (“sepulcro blanqueado”) en los tiempos de Nuestro Señor.
Por otra parte, con ese aparato conciliar donde hasta hace muy poco tiempo Monseñor Fellay veía signos primaverales y amigos tradicionalistas, con ese cuerpo corrupto derivado del Vaticano II cuya crítica no había que exagerar (como más de una vez afirmó Mons. Fellay), con esos herejes pretendía que conviviéramos Mons. Fellay y sus asistentes, y estuvo a punto de suceder cuando Mons. Fellay viajó a Roma con el propósito de firmar el acuerdo para poner a la FSSPX bajo el poder del Papa modernista. Mientras tanto, estos escándalos o parecidos han venido ocurriendo desde hace años sin que el Papa “restaurador” hiciera limpieza alguna o denunciara públicamente estas cosas. La pregunta entonces es: ¿Irá el P. Petrucci a combatir a fondo este problema, o simplemente se quedará en alguna ocasional y necesaria crítica cuando los escándalos sean imposibles de disimular en la iglesia conciliar, pero sin denunciar las trampas que constantemente acechan a los tradicionalistas por parte de los que quieren entenderse o ponerse en manos de los enemigos?
Por último, si como bien recuerda el Padre Petrucci, “los pecadores públicos deben arrepentirse y reparar públicamente antes de acercarse al sacramento de la Eucaristía”, ¿por qué ha “excomulgado” y tratado como se merecen estos desdichados y escandalosos degenerados transexuales  a los fieles de la tradición de Italia que hacen el blog Non Possumus? ¿Acaso eran escandalosos pecadores públicos o simplemente disidentes de un Superior general que buscaba y busca colocar a la Tradición católica bajo el control de las autoridades conciliares, unas autoridades que reciben con los brazos abiertos a tales pecadores públicos que ahora Usted condena?
Estimado Padre Petrucci, ¿puede Usted darse cuenta de su contradicción?
   

SERMÓN DE LA FIESTA DE CORPUS CHRISTI, POR EL R.P. RENÉ TRINCADO




En esta gran fiesta de Corpus Christi es conveniente recordar, aunque sea de modo muy sintético, una de las principales verdades relativas a la Eucaristía: la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

Enseña la Iglesia que la Eucaristía es un sacramento en el cual, por la conversión del pan en el Cuerpo de Jesucristo y del vino en su Sangre, se contiene verdadera, real y sustancialmente, el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del mismo Jesucristo, bajo las especies (apariencias) de pan y de vino.

Se contiene -dice el catecismo- el Cuerpo de Cristo, pero no sólo su Cuerpo, sino también su Sangre. Y no solamente lo físico o material de Cristo hombre (Cuerpo y Sangre), sino que también se contiene lo inmaterial del hombre: el Alma. Cuerpo, sangre y alma son las tres cosas que componen a todo hombre, son la humanidad, en este caso, la Humanidad de Cristo; pero además de su Humanidad, en este sacramento se contiene la Divinidad: no sólo está presente como hombre, sino también como Dios.

En la Eucaristía está verdaderamente presente el mismo Jesucristo que está en el cielo y que en la tierra nació de la Santísima Virgen.

La hostia, antes de la consagración, es pan de trigo. Pero después de la consagración, ella es el verdadero Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo bajo las apariencias de pan.  En el cáliz, antes de la consagración, hay vino de uvas con unas gotas de agua.  Pero después de la consagración está en el cáliz la verdadera Sangre de nuestro Señor Jesucristo bajo las apariencias de vino.

La conversión del pan en el Cuerpo y del vino en la Sangre de Jesucristo se produce cuando en la santa Misa el sacerdote pronuncia las palabras de la consagración. Esta milagrosa conversión, se llama transustanciación.

Hasta acá esta breve síntesis de la doctrina católica sobre la presencia real.

Contra la verdad salvadora, el demonio, que siempre pretende destruir la obra redentora de Cristo, ha puesto dentro de la misma santa Iglesia esos hombres infernales, esos ministros del diablo que son los herejes modernistas.

La bestia modernista nace a fines del siglo XIX, es derrotada por San Pío X, se repliega, mal herida pero no muerta, a sus guaridas subterráneas hasta el Vaticano II, y es en este conciliábulo donde nuevamente levanta su venenosa cabeza, apoderándose de Roma y de toda la Jerarquía católica hasta el presente. Por eso el Vaticano II es la derrota más grande de la Iglesia en toda su historia, porque por medio de él -cosa nunca vista ni imaginada- una herejía ha logrado inficionar todo el Cuerpo Místico de Cristo, desde el Papa hasta los laicos.

Suscitados por el enemigo del género humano, jamás han faltado -dice San Pío X en la encíclica Pascendi- hombres de lenguaje perverso, decidores de novedades y seductores», «sujetos al error y que arrastran al error. Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo. Son los peores enemigos de la Iglesia -sigo citando al Papa santo-  porque ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro.

Y así, para los herejes modernistas, la Eucaristía es sólo un signo de una cierta presencia espiritual de Cristo: Cristo está presente de manera meramente espiritual o simbólica en la hostia consagrada.  La hostia consagrada no es Cristo, sino que simboliza a Cristo, como la bandera no es la Patria sino que simboliza a la Patria.

Si los herejes modernistas moderados (llamados “conservadores”) siguen hablando de transustanciación, de acuerdo a su acostumbrado y astuto proceder, cambian más o menos sutilmente el sentido de este término. Los herejes modernistas más extremos (conocidos como “progresistas”) ya no hablan de transustanciación sino de transfinalización, pretendiendo que después de las palabras de la consagración, sólo hay un pan con un fin distinto; o hablan de transignificación, para expresar que después de la consagración hay un pan con un significado distinto.

Me he limitado a dar sólo un par de ejemplos de los errores con los que los modernistas intentan destruir la fe sobre este Sacramento, sólo dos entre los muchísimos resbaladizos tentáculos y las mil caras (algunas, a veces, bastante simpáticas) de la maldita bestia modernista.

Estimados fieles: siempre a prudente distancia de esta peste y de los que la esparcen, nosotros defendamos la verdad sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía, mantengamos la fe de la Iglesia sobre este Sacramento hasta el fin, teniendo en cuenta aquellas graves palabras del Credo de san Atanasio: “todo aquél que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre”.

Que la Virgen Santísima, la destructora de todas las herejías, conserve íntegra e inviolada la fe en las almas de estos niños que en unos minutos recibirán a Cristo Sacramentado. Que dé sabiduría a sus padres para saber educarlos cristianamente y conducirlos al Cielo en un mundo cada vez más anticristiano. Que a todos nos preserve de caer en las redes del error y la herejía. Y que aplaste pronto a la serpiente modernista que desde el fatídico Vaticano II está envenenando a las almas católicas.



FAMILIA BEATAE MARIAE VIRGINIS - FIESTA DEL CORPUS CHRISTI











SOBRE EL SEDEVACANTISMO





“Ante el escándalo que supone que un Papa pueda firmar la Dignitatis Humanae, cambiar radicalmente la liturgia de la Misa, codificar una nueva eclesiología, o convertirse a sí mismo en protagonista de un aberrante ecumenismo, algunos han llegado a la conclusión de que los últimos Papas no pueden haber sido verdaderos Papas, o incluso que perdieron su Pontificado a causa de dichos escándalos. Se remiten a las discusiones de los grandes teólogos de la Contrarreforma sobre la pérdida del pontificado (por abdicación, incapacidad, herejía, etc.) y argumentan de la siguiente manera: quien no es miembro de la Iglesia, no puede ser su cabeza; pero un hereje no es miembro de la Iglesia; ahora bien, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II son herejes; luego no son ni miembros ni cabezas de la Iglesia, y por tanto todos sus actos deben ser completamente ignorados.
Pero a su vez, siguiendo el argumento, los mismos escándalos son verdad de todos los obispos diocesanos del mundo, que en consecuencia tampoco son miembros y carecen de autoridad; y la Iglesia Católica debe identificarse sólo con aquellos que no han transigido en su fe y rechazan la comunión con esos "Papas" y "obispos". Una minoría de éstos elegirá su propio "Papa" (1).
La fuerza del argumento reside en el escándalo real del ímpetu dado por las autoridades conciliares a la "nueva dirección" de la Iglesia; su debilidad, en que no es capaz de probar que ninguna de esas autoridades es formalmente herética.
En efecto, se es hereje "material" si se contradice objetivamente lo que Dios ha dicho; se es hereje "formal" si se hace eso pertinazmente, es decir, sabiendo que se está negando la palabra o la voluntad de Dios. Ahora bien, la vía ordinaria con que la Iglesia averigua la pertinacia (y con ella las consecuencias sociales de la herejía profesada: excomunión, pérdida del cargo, etc.) es por medio de admoniciones (2) autorizadas al delincuente y despreciadas por éste (CIC [1917], can. 2314.1).
Pero nadie puede amonestar al Papa con autoridad (can. 1556) (y los obispos sólo pueden serlo por su superior, el Papa [can. 1557], que no lo ha hecho). Por lo tanto, la pertinacia, y en consecuencia la herejía formal, no puede probarse.
¿Pero no podría presumirse la pertinacia por la insistencia de estos Papas en los nuevos caminos, contra toda la Tradición y sus testigos actuales? Respuesta: tal vez; pero no socialmente, esto es, en lo que concierne a la pérdida del cargo, la cual, si no queremos que las sociedades se colapsen, debe ser no sólo presumida, sino también demostrada.
El argumento no prueba su objeto, y resulta todavía menos probable si se considera que no es la única explicación de que "el hereje material siga siendo Papa" (a) y se hace muy improbable si se consideran sus peligros (b) o consecuencias (c).
a) La mentalidad liberal de Pablo VI o Juan Pablo II puede explicar su pretensión de ser católicos y simultáneamente su traición, en la práctica, al catolicismo. Ellos aceptan las contradicciones; es lo que cabe esperar de una mentalidad subjetivista y evolutiva (3). Pero esa estructura mental sólo puede ser convencida de herejía por vía de autoridad...
b) La Iglesia es indefectible (P3) no sólo en su fe y deseo de santificación, sino también en su constitución monárquica (P4), lo cual incluye el poder de gobernar, es decir, la jurisdicción, y de ahí la proclamación del Concilio Vaticano I de que Pedro tendrá sucesores a perpetuidad. Ahora bien, podemos comprender una brecha en la línea de los Papas desde la muerte de uno a la elección del siguiente, y que pueda prolongarse (la más larga que conocemos fue la del 304, San Marcelino, al 307, San Marcelo I). Pero ¿estaría preservada la indefectibilidad si no hubiese Papa desde 1962 ó 1958 (ó 1955, si nos referimos a la legislación litúrgica), o si no hubiese nadie con jurisdicción ordinaria? ¿A quién podrían señalar los sedevacantistas que la tuviese? La Iglesia es visible (P3), y no sólo una sociedad compuesta por quienes se han unido a ella mediante vínculos internos (estado de gracia, misma fe, etc.). Y en cualquier sociedad, y también en la Iglesia (cfr. León XIII, Satis Cognitum), la autoridad es un punto focal necesario para la unidad de dirección y propósitos de la sociedad.
c) Si la Iglesia no tiene Papa desde los días del Vaticano II, entonces ya no hay cardenales legítimamente creados. Pero entonces, ¿cómo volverá la Iglesia a tener Papa, si la disciplina habitual sólo otorga a los cardenales el poder de elegir Papa? La Iglesia podría haber ordenado que hubiese "electores del Papa" no-cardenales capaces de hacerlo, pero no podemos ir por una vía distinta a la que establece la disciplina ordinaria, que establece que sean los cardenales quienes lo elijan. Sedevacantistas "menos serios" sostienen que ha sido o será designado directamente por revelación celestial privada.
El sedevacantismo también tiene consecuencias espirituales: el sedevacantismo es una opinión teológica, no una certeza, y tratarlo como una certeza lleva a condenar con aspereza a quienes no lo comparten (quienes de "tal vez equivocados" se convierten en "herejes"); e invariablemente conduce a no reconocer ningún superior espiritual sobre la tierra, convirtiéndose cada cual, en la práctica, en su propio "papa", regla de la fe y de la ortodoxia, juez de la validez de los sacramentos, etc. (4)
Siendo esto así, ¿podemos asociarnos (5) con ellos? Con aquellos que aceptan el sedevacantismo sólo como una opinión teológica, sí; con aquellos que lo consideran una certeza teológica, y si no hay más remedio y puede hacerse sin ser presionados a pensar como ellos, sí (si no, no); con quienes sostienen que es una verdad de fe, no; con quienes han nombrado su propio "papa", definitivamente no”.

NOTAS:
(1)P. ej. En El palmar de Troya (España) o en St. Jovite (Canadá).
(2)Para tener fuerza canónica deben proceder del propio superior (can. 2233). Pero no sólo el delito, sino también su imputabilidad, deben ser notorios (cáns. 2195, 2197).
(3)Un pequeño ejemplo: “con el Concilio vaticano II la Iglesia católica se ha comprometido de modo irreversible a recorrer el camino de la acción ecuménica, poniéndose a la escucha del espíritu del señor, que enseña a leer atentamente los ‘signos de los tiempos’” (Juan pablo II, Ut unum sint, n.3). Si la Iglesia Conciliar se ha lanzado hacia el ecumenismo por los “signos de los tiempos”, ¿cómo podemos saber que la aventura es irrevocable? ¿Qué quiere decir Juan Pablo II con términos tan absolutos?
(4)Véase el argumento del obispo Vezelis o del movimiento Schuckardt: se dice que el card. Liénart, que ordenó sacerdote a Mons. Lefebvre y le consagró obispo, era masón; luego todas sus ordenaciones serían inválidas; luego debemos considerar inválidos los sacramentos de quienes él ordenó y de los ordenados por éstos. Ahora bien, que Liénart era masón es sólo la acusación, no probada, de un escritor; y la Iglesia enseña que debemos aceptar como válidos sus sacramentos si usó el rito externo correcto (salvo si hubiese dado a conocer su intención interna contraria, lo cual no hizo); además, Mons. Lefebvre fue consagrado en 1947 por tres obispos, por lo cual el sacramento fue sin duda válido (y probablemente lo seguiría siendo aun si él ni siquiera fuese sacerdote, pues la plenitud del sacerdocio incluye sus grados inferiores).
(5)P. ej. administrarles los sacramentos o recibirlos de ellos.

Tomado de “Breviario sobre la Hermandad de San Pío X”, Seminario de la Santa Cruz, Australia, 1998.

INTERFICITE ERRORES, DILIGITE ERRANTES


“Seguramente existe un error habitual en el Sedevacantismo, y seguramente es el siguiente: ellos, en general, fallan en distinguir entre lo abstracto y lo concreto, entre los principios abstractos y la gente en concreto, entre los errores abstractos y las personas que yerran. San Agustín dijo: “Aniquila los errores pero ama a aquellos que yerran”, frase que es más nítida en latín: “Interficite errores, diligite errantes”.

Por otra parte, los liberales aman a los errores junto con los que yerran, mientras que los sedevacantistas aborrecen a los que yerran junto con sus errores. La pusilanimidad liberal sobre la gente se extiende a una pusilanimidad en los principios. La intransigencia sedevacantista sobre los principios los hace ser intransigentes con las personas. Sólo el católico que sigue las huellas de San Agustín mantiene un balance siendo firme en los principios mientras es indulgente, no blandengue, con las personas”.

Mons. Richard Williamson, en Carta a los amigos y benefactores, marzo 1992.