martes, 8 de septiembre de 2015

FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA




SAN FRANCISCO DE SALES
Extractos de sus sermones.

“Retírense, pues, esos vanidosos que tienen miedo de que hagamos demasiado honor a la Virgen.

"Ella es digna de todo el honor que pertenece a la pura criatura, tanto espiritual como corporal. Los que no son abortos del cristianismo sino que pertenecen a la verdadera generación de Jesucristo aman a esta Señora, la honran y alaban en todo y por todo”.

“Hay muchos nombres que ella tiene no solo en apariencia y semejanza, sino realmente, como Madre de gracia, Madre de Dios, y, por consiguiente, Reina de los ángeles y Emperatriz del cielo y de la tierra; Abogada de los pecadores, Madre de Misericordia; pues la que es verdaderamente Madre de Dios posee estos títulos con más razón que un rey lleva el nombre de su reino”.

“Todas sus perfecciones, todas sus virtudes, toda su felicidad, refieren, consagran y dedican a la gloria de su Hijo, fuente, origen, autor y consumador de todo; todo se reduce a esto. Si ella es santa ¿quién la santificó sino su Hijo? Si se salvó, ¿quién la salvó sino su Hijo? Toda su dicha se funda en la misericordia de su Hijo”.

“La Virgen ruega como nosotros, esperanzada en su Hijo, con más crédito que nosotros”.

“En cierto modo la Virgen es más criatura de Dios y de su Hijo, que todo el resto del mundo, por cuanto puso Dios en Ella muchas más perfecciones que en las demás criaturas; que fue más redimida que todos los otros hombres, porque se la rescató no tan solo del pecado, sino del mismo poder y de la tendencia al pecado”.

“Si queremos que la Virgen nos oiga, oigámosla nosotros a ella; si queremos que nos escuche, escuchémosla”.


  


Poesía a la Natividad de María
(Lope de Vega)

Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Digan, Señora, de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Y nosotros, que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también,
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.