miércoles, 28 de agosto de 2013

LA VERDAD SOBRE MONSEÑOR LEFEBVRE SALE DE LA BOCA… DE FUEGO DEL CARDENAL DECOURTRAY




Algunos acuerdistas sostienen que Monseñor Lefebvre se arrepintió del acuerdo del 3 de mayo de 1988 a causa de que la fecha para consagrar un obispo se posponía. Es verdad que en un principio, en junio de 1988, es lo que Monseñor Lefebvre dio a entender. Pero sus ideas se aclararon más tarde:
Monseñor Lefebvre: « Nuestros verdaderos fieles, aquellos que comprendieron el problema y que nos ayudaron a continuar la línea recta y firme de la Tradición y de la Fe, temían las negociaciones que yo hacía en Roma.  Ellos me dijeron que era peligroso y que perdía mi tiempo.Sí, por supuesto, yo esperé hasta el último minuto para que en Roma demostraran un poco de lealtad. No se me puede reprochar el no haber hecho lo máximo. También ahora, a aquellos que me vienen a decir: usted debe entenderse con Roma, yo creo poderles decir que fui más lejos de lo que debí haber ido”  (Fideliter n° 79, pág.11).
Poco antes de su muerte, Monseñor Lefebvre declaró que el Vaticano II era una perversión del espíritu (2)
Hubo uno que comprendió muy bien a Monseñor Lefebvre… Mejor que ciertos miembros actuales de la FSSPX… Nos parece interesante poner la apreciación de este cardenal modernista quien al menos era un simpatizante de la masonería, si no es que masón él mismo (1). No solamente él comprendió a Monseñor Lefebvre sino que revela aquí el verdadero alcance de este acuerdo del 5 de mayo de 1988 del cual se arrepintió Monseñor Lefebvre y que ahora es defendido por algunos en la FSSPX. Debemos precisar que este acuerdo del 5 de mayo de 1988, muy malo, era menos terrible que la Declaración del 15 de abril de 2012 de Monseñor Fellay. La legitimidad de la promulgación de la misa de Paulo VI no se reconocía.

Dice Monseñor Decourtray el 4 de diciembre de 1988 :
« Si Monseñor Lefebvre hubiera confirmado la firma otorgada el 5 de mayo al protocolo de acuerdo, él hubiera probado que estaba dispuesto a admitir todo el concilio Vaticano II al mismo tiempo que la autoridad del Papa actual y los obispos locales unidos a él. En realidad, si Monseñor Lefebvre no aceptó el protocolo propuesto, es precisamente porque comprendió repentinamente su significado real. “Ellos querían engañarnos” dijo él. Esto significa: “Ellos querían hacernos aceptar el concilio”.
 « Progresar en la fidelidad al concilio. Discurso de introducción del Cardenal Decourtray en la asamblea del episcopado en Lourdes”
Notas :
 (1) Este es un extracto interesante de un artículo de l'Express. Para nuestros amigos de otros países, precisamos que esta es una revista izquierdista. El artículo describe a la masonería de Lyon, ciudad del Cardenal Decourtray.
Extracto:
« Pero al lado de esta masonería de fuerte impregnación social, se encuentra una poderosa corriente espiritualista, en esta ciudad donde el esoterismo, magia y órdenes templarias siempre se han extendido. “Existen en Lyon algunas logias de investigación que reflexionan sobre los ritos egipcios, la cábala o el simbolismo” –explica Jean-Jacques Gabut. Por ejemplo la logia Villard de Honnecourt, que se reúne en la sede de la GLNF en Lyón, calle Montesquieu. Paradójicamente, esta búsqueda espiritualista ha permitido a la masonería el mantener buenas relaciones con las autoridades religiosas, extremadamente influyentes en Lyon, esta ciudad donde las damas van a misa y los señores a la logia” según una fórmula recurrente del eterno candidato FN Bruno Gollnisch.

Relaciones cordiales
En la gran tradición de las relaciones cordiales mantenidas por Edouard Herriot y Monseñor Gerlier, masones y sacerdotes cohabitan sin problemas. “Yo siempre he mantenido buenas relaciones con Monseñor Decourtray, que sabía que yo estaba iniciado”, nos cuenta Robert Batailly.  (…)

(2) Monseñor Lefebvre, extracto de la conferencia del 6 de septiembre de 1990 en Ecône.
« Este combate entre la Iglesia y los modernistas liberales, es el del concilio Vaticano II. No hay que buscar el mediodía a las catorce horas. Y esto va muy lejos.  Entre más analizamos los documentos del Vaticano II y la interpretación que le dieron las autoridades de la Iglesia, más nos apercibimos que se trata no solamente de algunos errores, el ecumenismo, la libertad religiosa, la colegialidad, un cierto liberalismo, sino una perversión del espíritu. Es toda una nueva filosofía, basada en la moderna filosofía del subjetivismo. El libro que acaba de hacer publicar un teólogo alemán y que espero será traducido al francés a fin de que ustedes puedan tenerlo en sus manos, es muy instructivo sobre este punto de vista. Él comenta el pensamiento del Papa, especialmente un retiro que, siendo simple obispo, predicó en el Vaticano. Él demuestra que todo es subjetivo en el Papa. Cuando releemos enseguida sus discursos, nos apercibimos que tal es su forma de pensar. A pesar de las apariencias, no es católico. Lo que piensa el Papa de Dios, de Nuestro Señor, viene de lo profundo de su conciencia y no de una Revelación objetiva a la cual adhiere su inteligencia. El construye la idea de Dios. Él dijo últimamente, en un documento increíble, que la idea de la Trinidad no pudo llegar sino muy tarde, porque hacía falta que la psicología del hombre interior pudiera ser capaz de llegar a la Santísima Trinidad. Por lo tanto, la idea de la Trinidad no vino de una revelación, sido de lo profundo de la conciencia. Es totalmente otra concepción de la Revelación, de la fe y de la filosofía, es una perversión total. ¿Cómo salir de allí? No lo sé. Pero es un hecho”.