jueves, 1 de agosto de 2013

ENTREVISTA A MONSEÑOR WILLIAMSON.- RIVAROL




(Las tres primeras preguntas y respuestas sobre el asunto Williamson y la Shoah, que podemos leer íntegramente en RIVAROL, han sido suprimidas en esta versión en Le Forum Catholique)

RIVAROL: Hace algunas semanas, se hizo público el famoso preámbulo doctrinal del 15 de abril de 2012 en el cual Monseñor Fellay reconoció públicamente la promulgación legítima de la nueva misa, acepta el nuevo código de derecho canónico de Juan Pablo II y afirma la validez de todos los nuevos sacramentos de la iglesia conciliar. ¿Qué piensa usted de este  documento que nunca fue claramente retractado en el fondo?

MONSEÑOR WILLIAMSON: La Declaración Doctrinal del 15 de abril de 2012, sometida a las autoridades romanas por Monseñor Fellay y su Consejo General como base de un acuerdo práctico próximo entre Roma y la FSSPX, es un desastre de primer orden. Esta Declaración representa la capitulación esencial de Monseñor Fellay ante la Roma modernista. De haber sido aceptada por Roma, hubiera puesto fin a la obra de Monseñor Lefebvre, esta obra heroica de resistencia a la apostasía casi total de los hombres de la iglesia conciliar. Y Monseñor Fellay no se ha retractado de la doctrina podrida de esta Declaración. Al contrario, todo indica que él intenta llegar hasta el final en su propia obra de destrucción de la de Monseñor Lefebvre. Si no se logra hacer renunciar a Monseñor Fellay, es el fin de la FSSPX de Monseñor Lefebvre.

RIVAROL: Por otro lado, ¿qué piensa usted de la declaración doctrinal de los tres obispos de la FSSPX del 27 de junio de 2012 y principalmente de su párrafo 11 que abre la vía al principio de un acuerdo práctico con la Roma modernista? ¿Cómo explica usted que sus dos cofrades en el episcopado, Monseñor Tissier y Monseñor de Galarreta, que firmaron junto a usted el 7 de abril de 2012, una carta contra la política “acuerdista” de la casa general, hayan después dado media vuelta y parecen defender a Monseñor Fellay?

MONSEÑOR WILLIAMSON: La Declaración de los tres obispos del 27 de junio no es mucho mejor. Fue concebida y gestada para calmar los ánimos, para tranquilizar los espíritus católicos puestos en estado de alerta por las actuaciones del Cuartel General de la Fraternidad y sus esfuerzos por adherirse a la Roma conciliar, esfuerzos que se volvieron públicos a partir del mes de marzo de 2012. Pero atención. Muy claramente el párrafo 11 deja la puerta abierta a la traición de la Fraternidad por un acuerdo práctico y no doctrinal con las autoridades romanas, y se detecta por todas partes, en esta nueva Declaración, la mano de Monseñor Fellay, con palabras hábilmente escogidas para decir lo contrario de lo que parecen decir. Aparentemente se critica la nueva religión. Es un documento que se debe estudiar de cerca. Un católico no puede tener confianza en nada de lo que salga del Menzingen de Monseñor Fellay.

RIVAROL: ¿Podría evaluar las fuerzas que resisten abiertamente en la actualidad a la política acuerdista de Menzingen? ¿Cómo explica que la resistencia sea tan modesta numéricamente?

MONSEÑOR WILLIAMSON: ¿Por qué la Resistencia a estas infamias de Menzingen, a esta terrible traición de la Fe por los jefes de la Fraternidad no ha sido vigorosa? Buena pregunta. Mi respuesta sería que el mundo moderno está profundamente enfermo. Después del Vaticano II la resistencia no fue muy fuerte en la totalidad de la Iglesia. 50 años más tarde, la resistencia a la misma enfermedad es todavía menos fuerte. El hombre moderno está podrido, está agonizando.
Pero los católicos creyentes y clarividentes han comenzado a reaccionar. La Resistencia surgió en Estados Unidos primeramente en la primavera del año pasado. Se manifestó poco después en América del Sur y en Inglaterra, pero en la Europa continental no se ha hecho presente. Pienso que vendrá, porque no todos quieren darle la espalda a la verdad, y ella hará su camino lentamente pero con seguridad. Los italianos dicen: «Chi va piano va sano, chi va sano va lontano». La Resistencia irá lejos –hasta el Cielo, si Dios quiere!

RIVAROL: Los fieles de la Fraternidad que han manifestado su simpatía por la resistencia, han sido privados de la comunión o de la absolución de acuerdo a diversos testimonios. Por otra parte, después de la carta abierta de los 37 sacerdotes de la FSSPX a Monseñor Fellay, varios sacerdotes han sido sancionados y han recibido un “decreto penal” (sic), y han puesto denuncia por pirataje de su correo electrónico, usurpación de identidad, falsos testimonios y utilización de falsos. ¿Qué piensa usted del empleo de tales métodos con respecto a estos sacerdotes?

MONSEÑOR WILLIAMSON: Tales métodos son una vergüenza, y pecado grave respecto a la sana moral, pero están justificados respecto al liberalismo fantasioso y tiránico que se ha apoderado de la dirección de la FSSPX. El liberalismo es la adoración de la libertad humana en lugar de la adoración a Dios, por lo que en el fondo, es una cruzada en contra de Dios. Como Dios es divino, esta cruzada liberal tiene una dimensión divina, luego el fin justifica los medios. Monseñor Fellay y sus cómplices están convencidos que tienen el derecho a hacer cualquier cosa para destrozar –recalco, destrozar- toda resistencia contra su adhesión a la Roma conciliar. Pero ese delirio no viene de ayer. Nuestro Señor ¿no predijo a sus Apóstoles que la sinagoga los mandaría a la muerte en nombre de la verdadera religión? (Juan, XVI, 2)

RIVAROL: ¿Qué piensa usted de los primeros pasos de Francisco, de su colusión cada vez mayor con el judaísmo, el islam, su inmigracionismo y su voluntad de “canonizar” antes del fin del año a Juan Pablo II y Juan XXIII? ¿No es una manera de “canonizar” al Vaticano II? ¿Y eso, no plantea el problema de la autoridad, todos los manuales de teología previos al Vaticano II enseñan que el Papa es infalible cuando procede a las canonizaciones? Siguiendo a los teólogos católicos, se trata en efecto de una certitud teológica. ¿Qué piensa usted de todo eso?

MONSEÑOR WILLIAMSON: La determinación mostrada por los jefes de la iglesia conciliar para “canonizar” a los pontífices conciliares, manifiesta la firme voluntad de los enemigos de Dios de poner fin a la religión católica reemplazándola por la nueva religión del Nuevo Orden Mundial. De allí que a una neo-iglesia corresponda la fabricación de neo-santos por medio de un procedimiento  desmantelado y “renovado” para “canonizarlos”. Como siempre con el modernismo, las palabras siguen siendo las mismas, pero el contenido es completamente diferente. Por eso los creyentes católicos no deben tener ninguna preocupación por la infabilidad de estas neo-canonizaciones. Ellas proceden de una doble de la Iglesia Católica.
Pero entonces ¿Qué es esta doble? Cuestión delicada, porque por cualquier cosa se nos trata de “sedevacantistas”, palabra que actualmente asusta a la gente valiente casi tanto como la palabra “antisemita”. Pero se trata de discernir la realidad, de hacer un justo juicio, como dijo Nuestro Señor y no dejarse caer por las apariencias, las emociones ni las palabras.
Entonces, en realidad, porque Sor Lucia de Fátima habló de una “desorientación diabólica”, los hombres de Iglesia desde los años 1950 y 1960 dejaron pervertir su fe católica por las ideas e ideales de la Revolución en el sentido amplio de la palabra, que es la insurrección radical del hombre moderno contra su Dios y Creador. Por lo tanto, estos traidores siguen siendo los hombres de Iglesia en el sentido de que en ella no hay otros que “ocupen la cátedra de Moisés”, como dijo Nuestro Señor (Mateo XXIII, 2).
Dicho de otro modo, la doble en cuestión es la Iglesia ocupada, no por hombres que no son hombres de Iglesia, sino por hombres cuyas cabezas están ocupadas por una nueva religión que absolutamente no es católica. Lo que no impide que en esta Iglesia falsificada, algunos obispos, algunos sacerdotes y un buen número de fieles puedan haber conservado la Fe católica. Ellos se encuentran en una pendiente resbaladiza y muy peligrosa, pero no podemos decir que ellos estén fuera de la verdadera Iglesia.
En resumen, yo trataría con estas autoridades de la Neo iglesia como actuaría hacia un padre de familia provisionalmente loco. Yo no prestaría ninguna atención a su locura sino para darle la atención necesaria para observar el momento en que su locura termine, pero no dejaré de amarlo, incluso de respetar la autoridad inherente a su calidad de padre.

RIVAROL: Benedicto XVI es considerado por los medios de comunicación como un “papa emérito”, se viste de blanco como su sucesor, como él, lleva el solideo, los dos hombres se encuentran delante de las cámaras. Esta manera de burlarse del papado, ¿no es un signo, entre otros, que ellos ya no creen que ellos sean (o han sido) los Vicarios de Cristo?

MONSEÑOR WILLIAMSON: Más que decir que Benedicto XVI y Francisco no creen que ellos sean Papas, yo diría que tanto uno como el otro conciben a su propia manera lo que es ser Papa. Por ejemplo, sus dos maneras de concebir esta función ¿no son diferentes entre ellas? Es el subjetivismo que hace que uno y otros se sientan libres de adaptar a lo que ellos piensan, las necesidades actuales de la institución absolutamente objetiva e inmutable de Nuestro Señor. Y los enemigos de Dios se mofan del ridículo al que ellos someten así a la Institución de Nuestro Señor. Es por eso que los pusieron en la Sede de Pedro. Paciencia. Dios sabe lo que hace, y Él no ha renunciado.

RIVAROL: Los acuerdistas y los anti-acuerdistas de la FSSPX se envían regularmente citas auténticas pero totalmente contradictorias de Monseñor Lefebvre, los unos yendo en el sentido de un acuerdo práctico (“dejadnos hacer la experiencia de la Tradición”), los otros negándose a cualquier acuerdo antes de la completa “conversión doctrinal de la Roma modernista”. Las tensiones que existen en el seno de la FSSPX y de las comunidades amigas, ¿no tienen por origen las propias contradicciones y fluctuaciones internas del fundador, quien por principio y ante todo era un pragmático? Además, ¿se puede por un lado afirmar que la nueva misa es un veneno para la fe, que el nuevo código está lleno de errores o herejías, que el Vaticano II es también herético y al mismo tiempo pretender que todo eso viene de la Iglesia Católica y del Vicario de Cristo? ¿No es un callejón sin salida intelectual y doctrinal,  una aporía que explica en gran parte lo que sucede hoy, sino también en las anteriores divisiones que, a intervalos regulares, han marcado la historia de la FSSPX? Veinticinco años después de las consagraciones, ¿no es tiempo de proceder serenamente, por la verdad y por coherencia doctrinal, a un inventario del “lefebvrismo”?

MONSEÑOR WILLIAMSON: Yo no creo que se deba decir que Monseñor Lefebvre era ante todo un pragmático, ni que se contradijera. Ante todo era un hombre de fe y de doctrina. Él era muy pragmático, pero siempre al servicio de la Fe. Como todos los católicos, a partir de la división entre la Autoridad y la Verdad realizada por el Vaticano II, se debatía entre su respeto a la Autoridad y su amor por la Verdad, pero en él siempre fue la Verdad quien prevaleció, como debe ser. Entonces, cualquier contradicción entre sus palabras a favor de una u otra, es más aparente que real, como lo demuestra el reciente libro del Padre Pivert: Monseñor Lefebvre, Nuestras Relaciones con Roma. Y las consagraciones de 1988 han sido la conclusión lógica y el florecimiento natural de toda su vida anterior al servicio de la Iglesia.
Pero sin embargo no vamos a divinizar a Monseñor Lefebvre. Lo que es verdad, es que Monseñor Lefebvre fue un hijo de su época y entonces no escapó del todo a lo que yo tengo la costumbre de llamar el “Cincuentismo”, es decir, esta forma que tomó el catolicismo de los años 1950, caracterizado, diciéndolo brevemente, por un exceso de respeto por las autoridades de la Iglesia, exceso que condujo directamente a la catástrofe del Concilio. Por ejemplo, después de las consagraciones de 1988, Monseñor Lefebvre leyó la gran obra anti-liberal de Emmanuel Barbier, y hay testimonios de que dijo: “Si hubiera leído esta obra antes de fundar Ecône, le hubiera dado a mi seminario otra orientación”, es decir, más contrarrevolucionaria. En efecto, los sacerdotes formados en los diferentes seminarios de la FSSPX son por lo general sacerdotes admirables por su piedad sacerdotal, pero demasiado pocos entre ellos han comprendido la profunda malicia de este mundo moderno, gentil e inocente en apariencia, pero que en realidad le hace la guerra a Dios. Esta falta de formación contrarrevolucionaria, se está pagando muy caro en la crisis actual de la Fraternidad y no hay seguridad de que ella sobreviva.
  
RIVAROL: El ascenso-sanción del dinámico y anti-acuerdista Padre Xavier Beauvais quien dejará durante el primer trimestre del 2014 San Nicolás por la casa autónoma de España y Portugal, donde la FSSPX no tiene más que un puñado de fieles y su reemplazo con el acuerdista Padre Patrick de la Rocque, fundador de la Carta a nuestros hermanos sacerdotes, miembro eminente del GREC y quien abrió una botella de champagne en el 2007 para agradecer a Benedicto XVI por el “Motu Proprio” que afirma la primacía de la “misa de Lutero” sobre la misa de siempre, ¿no da testimonio de la voluntad firme de Monseñor Fellay de ponerse bajo la dependencia de la Roma modernista?

MONSEÑOR WILLIAMSON: Efectivamente, una de las pruebas de que Monseñor Fellay absolutamente no cambia de rumbo, sino que da marcha atrás para saltar mejor hacia la Roma conciliar, es el anuncio de que el Padre Beauvais debe ser reemplazado en San Nicolás de Chardonnet en París por el Padre de la Rocque. Este último es bueno, pero está lejos de ser tan firme y clarividente como lo es el Padre Beauvais. Desgraciadamente, tememos que el Padre Beauvais “obedezca” a su cambio, por respeto excesivo de la autoridad que traiciona la Fe. Es la gran enfermedad de tantos “buenos” obispos y sacerdotes después del Vaticano II. Oremos por el Padre Beauvais. En estos tiempos, ya no es suficiente ser un “buen” sacerdote. ¡Nuestro Señor necesita héroes!

RIVAROL: En Francia, la ley Taubira instituyendo el “matrimonio homosexual” ha sido votada y aplicada a pesar de la fuertísima movilización popular. ¿Qué le inspira esta legislación abominable en un país que fue “la hija primogénita de la Iglesia?

MONSEÑOR WILLIAMSON: Decimos en latín, la corrupción de lo mejor hace lo peor. Entre más buena es Francia, más mala es cuando se corrompe. La misma regla se aplica a todas las personas, familias y naciones. Paciencia. Recordamos que San Pío X profetizó una gloriosa resurrección de Francia, actualmente en el abismo. Y no es difícil prever que ella se volverá a colocar a la cabeza de las naciones, no porque ella busque su gloria nacional, absolutamente no, sino porque ella no buscará otra cosa que la Gloria de Dios, y el Reinado Social, Mundial y Global de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Que viva la Francia que se olvidará de sí misma y no querrá más que servir a Dios, Dios y solo Dios!