jueves, 12 de agosto de 2021

BERGOGLIO, EL TALMÚDICO

 



Creo que un gran acto de caridad es rezar para que el pueblo judío se convierta, incurriendo así en “el pecado de proselitismo” que Bergoglio condena.

Por eso frente a esta nueva barrabasada vaticana -una estampilla para celebrar el Talmud-recurro a Pío XI, acusado de prosemita (¡¡), y a su oración para consagrar el género humano al Sagrado Corazón de Jesús, hoy cuidadosamente suprimida en los misales posconciliares:

“¡Oh, Señor! Sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de ti, sino también de los pródigos que te han abandonado, haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de sed. Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.

Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino.

Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto: descienda también sobre ellos como bautismo de redención y de vida, la sangre que un día contra sí reclamaron”.

De Jorge Mario Bergoglio y de sus barrabasadas, postales y no postales, libera nos Dómine.

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