domingo, 2 de febrero de 2014

LAS PERLAS DEL VICEALMIRANTE



El branding del Titanic: anestesiante.


P. Fluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013)
En la Fraternidad somos muy fastidiosos, nuestra posición no es clara respecto al concilio, si no le damos valor magisterial, entonces ya no somos católicos.

P. Álvaro Calderón (La autoridad doctrinal del Concilio Vaticano II, revista Tradición católica N° 211).
“El magisterio conciliar no solo carece de autoridad, sino que es reprobable (…)…es claro que la doctrina que anima los documentos conciliares responde a la de la nueva teología, condenada repetidas veces por los papas anteriores de manera general por su intrínseco relativismo. Por lo tanto, la doctrina conciliar no solo carece de valor como magisterio simplemente auténtico, no solamente está exenta de autoridad simplemente teológica, sino que es en su conjunto reprobable, al menos por estar impregnada del relativismo del pensamiento moderno, puesto de manifiesto en la deliberada ambigüedad de su lenguaje. Como corolario inmediato, hay que decir que las declaraciones conciliares no pueden contribuir en nada al modo ordinario del magisterio, pues el vicio que las afecta impide vincularlas a las declaraciones del magisterio auténtico anterior. (…)Terminamos nuestra exposición expresando el vehemente deseo que se declare solemnemente la nulidad del magisterio conciliar.


P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
Esta situación irregular de la Fraternidad es tal vez un castigo porque ella se ha enfocado en los errores, hemos tratado y tratado al papa como un estudiante, juzgamos sistemáticamente los textos que vienen de Roma, por principio esto es muy grave.

S. Roberto Belarmino (De Romano Pontifice, Lib.II, c.29):
“Es lícito resistir al Pontífice que intentase destruir a la Iglesia. Digo que es lícito resistirle no haciendo lo que ordena e impidiendo la ejecución de su voluntad”.

Seminario de la Santa Cruz, FSSPX, Australia, 1998.
No juzgamos su culpabilidad en la destrucción de la Iglesia, más devastadora ahora que en cualquier pontificado anterior (con la probable excepción de Pablo VI. Nota: escrito durante el pontificado de Juan Pablo II); sólo Dios puede juzgarle. Tampoco nos compete juzgarle jurídicamente, pues el Papa no tiene superior sobre la tierra, ni declarar incuestionablemente nulos todos sus actos. Pero debemos juzgarle como nos dijo nuestro Salvador: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7, 15-16). No podemos cooperar ciegamente en la destrucción de la Iglesia tolerando la aplicación de una nueva religión, o no haciendo todo lo que podamos para defender nuestra Fe católica. Sin duda Mons. Lefebvre fue un modelo de ello.


P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
Monseñor Tissier se atreve a decir: “Donde está la verdadera fe, está la Iglesia”. Atención, es lo mismo que dijo Lutero.

San Atanasio
“Los cristianos fieles a la Tradición, aunque sean reducidos a un puñado, son la verdadera Iglesia de Jesucristo Nuestro Señor”.


P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
Nuestro combate ha sido idealizado, nuestra manera de ver es negro o blanco.

Una reforma, una verdadera restauración de la Iglesia, se refiere a toda la vida, no solamente a la verdad.

El apostolado es “sentire cum Ecclesia” y no criticar al Vaticano II (entendiéndose: eso no es lo formal). La crítica termina por cansar y nos desgarra, como mucha gente brillante que nos han dejado pues no tenían la Caritas Christi.

P. Jesús Mestre (Revista Tradición Católica N°217, Julio-septiembre 2008)
Su actitud (de Mons. Lefebvre) no se limitó a mantener la misa de siempre, sino ante todo a enseñar la fe de siempre y oponerse incluso públicamente a los escándalos derivados del Concilio (…)
Mantener la verdad y combatir el error son dos cosas inseparables. El obispo fiel (Mons. Lefebvre) no hacía sino seguir la consigna de San Pablo: Insiste, reprende, amenaza, exhorta (2 Tim. 4, 2).


P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
“… luego fue el Capítulo de 2006 que fue circunstancial (como lo  fueron ciertas encíclicas hace algunos cientos de años y a las cuales ya no nos referimos).

Monseñor Lefebvre (Conf. de prensa en Econe, 15 de junio de 1988).
“En una ocasión le dije al Cardenal Ratzinger: ‘Eminencia, hay que elegir: o la libertad religiosa del Concilio, o el Syllabus de Pío IX. Son contradictorios y hay que elegir’ Entonces me respondió: ‘Pero monseñor, ya no estamos en la época del Syllabus’ ‘Ah!, le dije, luego la verdad cambia con el tiempo. Entonces lo que usted me dice hoy mañana ya no será verdad. Así no hay manera de entenderse, es una evolución continua. Es imposible hablar’”.