sábado, 27 de junio de 2015

NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO



Santísima Virgen María, que para inspirarnos una confianza sin límites, has querido tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro, te suplicamos nos socorras en todo tiempo y lugar, en las tentaciones, después de nuestras caídas, en todas las dificultades de la vida y sobre todo en el trance de la muerte. Concédenos, amorosa Madre, la costumbre de recurrir siempre a ti, porque estamos ciertos, que si somos fieles en invocarte, vos serás fiel en socorrernos. Danos esta gracia de las gracias, la de suplicarte sin cesar con la confianza de hijos, a fin de que, en virtud de esta súplica constante, obtengamos tu perpetuo socorro y la perseverancia final. Bendícenos, tierna y cuidadosa Madre y ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.