domingo, 17 de diciembre de 2017

MONS. LEFEBVRE: ESTUPEFACTO POR LA FALTA DE RESISTENCIA








FUENTE (extracto)

¿Qué pensaría el Arzobispo acerca de la traición actual de la FSSPX, y especialmente acerca de la falta de resistencia en contra de aquellos que activamente están tratando de poner la FSSPX bajo la autoridad de las autoridades conciliares modernistas? La siguiente conferencia espiritual que Mons. Lefebvre dio en 1988 nos da la respuesta en términos muy claros: “lamentable”, “estupefacto”, “realmente triste”…

Y entonces debemos rezar también por todos aquellos que están dudando o están afligidos en la presente situación.

Para nosotros no hay problema, pues estamos siempre en el marco de la Fraternidad, en el marco de la Iglesia de siempre, en fidelidad a la Iglesia de siempre. Pero ciertamente los hay para aquellos que, como por ejemplo los monjes de Le Barroux o las monjas de Le Barroux, muchos están angustiados o están luchando para tomar una decisión.

Así que verdaderamente debemos rezar por todos esos fieles que se enfrentan a problemas difíciles, aunque sin duda la mayoría de ellos están con nosotros, nos siguen y no tienen ninguna intención de abandonar la Fraternidad. Pero frente a los sacerdotes que están como abandonándolos, que los alientan a ponerse bajo la autoridad modernista de los obispos, esto es bastante serio, obviamente, y esto plantea un problema grave.

Así que tenemos la oportunidad de escribirles o de tener contacto con gente que está en esta situación, no temamos en ayudarlos a hacer una valiente y firme decisión: debemos permanecer en la Iglesia de siempre. No debemos vacilar.

Sin duda todos ustedes leyeron el artículo de Sí Si, No No que demuestra bastante bien que no es desde hoy que hemos tenido que hacer estas elecciones. No es desde las consagraciones. ¡Es desde el Concilio! Este artículo, “Ni Cismáticos ni Excomulgados” en mi opinión está muy bien escrito. Creo que fue escrito de manera admirable. Realmente resume nuestra posición desde el principio. Justifica nuestra posición desde el comienzo hasta e incluyendo las consagraciones, dando las razones de las consagraciones y resolviendo las dificultades que pudieran tener sobre esto. Es admirable y pienso que es un artículo realmente extraordinario.


Entonces dicen al comienzo que efectivamente los católicos están despedazados, es realmente así, por supuesto. Así es como lo expresan:

“Así -para limitarnos a algunos efectos- ha tenido que elegir entre la encíclica Pascendi de San Pio X, que condena el modernismo y la actual orientación eclesial. Ha tenido que elegir entre el Monitum del Santo Oficio de 1962 que condenaba las obras del jesuita Teilhard de Chardin, y la actual corriente eclesial que no duda en citar esas obras hasta en los discursos pontificios. Ha tenido que elegir entre la invalidez -ya definida- de las ordenaciones anglicanas y la actual orientación eclesial en virtud de la cual, en 1982, un Pontífice Romano participó -por primera vez- en un rito anglicano en la Catedral de Canterbury, bendiciendo a la multitud con el Primado laico de esta secta herética y cismática. Ha tenido que elegir entre la condenación ex cathedra de Martín Lutero y la actual corriente eclesial que, al “celebrar” el V centenario del nacimiento del heresiarca alemán, declaró -por medio de una carta firmada por S.S. Juan Pablo II- que hoy, gracias a las “investigaciones comunes de sabios católicos y protestantes… aparece la profunda religiosidad de Lutero”.

Y un poco más adelante:

Ha tenido que elegir entre la historicidad de los Evangelios y la actual orientación eclesial. Ha tenido que optar entre la Santa Escritura que declara a los judíos incrédulos “que odian a Dios” según el Evangelio, y la actual orientación eclesial, que -en el discurso del primer Papa que visitó la Sinagoga de Roma- descubre que los judíos aún incrédulos son los hermanos mayores de los católicos ignorantes.

Pienso que así es exactamente, uno debe elegir. No hay otra cosa que hacer. Debemos elegir la fe de siempre. Es por eso que pienso, como en la declaración que tuve la oportunidad de hacer después de la primera visita de estos prelados belgas que vinieron en 1974, el once de noviembre, y como en la declaración que tuve que hacer el 21 de noviembre, que: “Nosotros escogemos a la Roma eterna. No queremos a la Roma modernista. No queremos la nueva Roma, que es modernista”. ¡Eso es lo que dije!


Entonces para nosotros esto no plantea ningún problema porque nosotros nos encontramos en un marco que nos permite hacer esto [elegir]. Pero entre todos estos pobres fieles que son empujados para la izquierda o para la derecha, hay algunos que están realmente preocupados, ¡es muy grave!

Es triste pensar que todos estos monjes y monjas que fueron a Le Barroux o con los Benedictinos, fueron precisamente porque ellos hicieron esta elección. Ellos no regresaron a los monasterios modernistas que están bajo la Iglesia Conciliar, que están bajo esta Iglesia modernista. Ellos escogieron expresamente a Le Barroux para permanecer en la Tradición, para conservar la Fe de siempre. Y ahora se ponen bajo la autoridad de la Iglesia Conciliar. Entonces estamos verdaderamente estupefactos al pensar que, a pesar de las cosas que ellos ciertamente ven, a pesar de lo que ciertamente saben, no… ¡ellos se quedan! No toman la decisión de salir, de encontrar otro monasterio, o pedir la renuncia de Dom Gérard para que pueda ser reemplazado, no, nada… sólo obedecen.

Fue también el caso de Fontgombault, donde Dom Roy aceptó la nueva misa. Y así sucede con Randol, y Jouques, los Benedictinos de Jouques. Y es lamentable ver con qué facilidad un monasterio que estaba con la Tradición es puesto bajo la autoridad de las autoridades conciliares y modernistas. Y todo el mundo está callado. Es lamentable y realmente muy triste de ver esto.

En cuanto a nosotros, nos alegramos cuando vemos artículos tan claros como el de Courier de Rome que realmente pueden abrir los ojos de los fieles y darles el valor para resistir y perseverar.

Igualmente sucede con la declaración que hizo el buen Padre Tomás de Aquino y yo hago notar especialmente lo que dice, lo cual es muy claro:

“Nosotros no seguimos a Mons. de Castro Mayer o Mons. Lefebvre como jefes. Nosotros seguimos a la Iglesia Católica. Y en este momento, estos dos confesores son los únicos obispos que están en contra de la autodemolición de la Iglesia. Y no es posible para nosotros desvincularnos de ellos. Ahora sucede lo que pasó en el siglo cuarto durante el tiempo del arrianismo, cuando era un signo de ortodoxia estar en comunión con Atanasio”.

Esto es muy cierto. Tiene razón, él muestra la razón de la elección que hizo. Afortunadamente, hay por lo menos unos pocos monjes que se las arreglaron para escapar de las garras de la Iglesia Conciliar.

Luego están por supuesto aquellos que, como Dom Gérard y sus monjas, dicen:
Pero no hemos cambiado nada, no hay cambio con nosotros. Continuamos el mismo oficio, la misma liturgia, las mismas leyes. ¿Qué cambio hay en nosotros? ¿Por qué está usted preocupado? No hay razón, continuamos como siempre. Sólo que continuamos bajo una autoridad diferente”.

¡Ahí está el peligro! Esta otra autoridad realmente existe. Y ella ya se ha hecho sentir. Es suficiente mirar en el mismo periódico la declaración del Arzobispo de Lyon. Es muy claro cuando concluye:

“Ayudémonos unos a otros en este camino, para permanecer firmemente apegados al Concilio Vaticano II, a todo el Concilio, que es parte de las Tradiciones de la Iglesia. Prosigamos nuestra obra apostólica con plena confianza. Demos lo mejor de nosotros para anunciar el Evangelio, que es la parte esencial. Este es el objetivo de nuestro Sínodo diocesano, cuya preparación comenzará en octubre.”

¡El Sínodo diocesano que regulará las relaciones entre la diócesis y el monasterio! ¿Y cuáles serán las pautas que se darán en ese momento? Eso es algo que tendremos que averiguar. Está bien decir que nada ha cambiado, pero esperemos un poco.

No tuvimos que esperar mucho para las decisiones que ellos tomaron, por ejemplo las relativas al P. Bisig y el P. Baumann. Ustedes saben, uno era rector de seminario y el otro vicerrector. Ellos fueron profesores por un buen número de años. Ellos tomaron nuestros seminaristas, los reunieron, los vigilan, los cuidan. ¿Y hemos de creer que no son tan malos? Y luego, en este seminario que será erigido, ¿cómo funcionará este seminario que, en principio, se supone que permanecerá en la Tradición? Este seminario deberá hacer una peregrinación a Igraspa, que está justo en la frontera entre Austria y Alemania. Y durante la peregrinación sólo celebrarán la nueva misa, estará sometido completamente al obispo de Augsburg, y los profesores y el rector del seminario serán sacerdotes diocesanos, en lugar del P. Bisig y el P. Baumann, quienes tendrán que asistir al seminario por un año y luego pasar un examen con el obispo para obtener su asignación ¡si es que consiguen una! ¿Qué no lo ven venir? Este es exactamente el domino absoluto, no solamente en la formación, que será impartida por sacerdotes que son claramente conciliares, sino también un dominio sobre la liturgia. Ellos serán forzados a someterse a la nueva liturgia. ¿Qué harán entonces estos seminaristas? ¿Lo aceptarán así nomás? ¡Increíble! No dirán: "Oh, nada ha cambiado, nada ha cambiado..." Así que siempre que sea posible, la iglesia conciliar los someterá inmediatamente a la obediencia a la iglesia conciliar.

Obviamente, con Dom Gérard parece ser más difícil, más delicado. Ellos no quieren moverse muy rápido porque saben que si ellos fueran demasiado duros y demasiado rápidos, tal vez causen que el monasterio se retracte, y eso significaría un paso atrás. Así que proceden hábilmente, gentilmente, poco a poco. Lo que probablemente pasará es que ellos dirán: “Ustedes deben aceptar que los sacerdotes que irán a retiros con ustedes, los sacerdotes diocesanos, se les permita celebrar la nueva misa, obviamente, porque ellos están acostumbrados a la nueva misa. Sin duda. Entonces, cuando estos sacerdotes diocesanos se les presenten para la comunión en la mano, se permite recibir la comunión en la mano en todas las parroquias diocesanas. No vemos por qué, ahora que ustedes forman parte de la diócesis y ahora que ustedes comparten el trabajo pastoral, ¿por qué ustedes podrán negarle la comunión en la mano a los diocesanos que se les presenten?"

¿Qué harán entonces, en este punto, los monjes de Le Barroux? Bueno, probablemente harán como hizo Dom Augustin: aceptar. Ahora dan la comunión en la mano los de Dom Augustin. Así es, no hay nada que puedan hacer al respecto. Esta transferencia de autoridad es lo grave, es lo que vuelve esto realmente grave. No es suficiente decir: “no hemos cambiado a nivel práctico”. Es esta transferencia [de autoridad] que es muy grave porque la intención de estas autoridades es destruir la Tradición. Está claro, la destrucción de la Tradición. Nosotros no podemos hacerlo. “Todos deben someterse”, esto es lo que el Cardenal Ratzinger dijo muy claramente en una entrevista con un periódico de Frankfurt. Dijo: “Es inadmisible que haya católicos que no se sometan a la forma de pensar de todo el episcopado”. Todo esto es muy claro.

Recemos por esta gente valiente que necesita tomar decisiones, para que sean firmes y conserven la fe.


Mons. Lefebvre, Conferencia espiritual en Ecòne, 8 de noviembre de 1988.