lunes, 20 de marzo de 2017

ROMA AL DESCUBIERTO




De la conferencia de Mons. Marcel Lefebvre durante el retiro sacerdotal en Econe, el 14 de septiembre de 1987 (La Resistencia Católica Nº 13, IX, Lima, Perú, 1989):



“Lo que interesa a todos ustedes es conocer mis impresiones después de la entrevista con el cardenal Ratzinger el 14 de julio último. Lamentablemente debo decir que Roma ha perdido la fe, Roma está en la apostasía. Estas no son palabras en el aire. Es la verdad: Roma está en la apostasía. Uno no puede tener ya confianza con esa gente que abandona a la Iglesia. Esto es seguro.

No es fácil trazar rápidamente el cuadro de toda una situación. Pero, en pocas palabras, le he dicho al cardenal: ‘Vea eminencia: aun si usted nos acuerda un obispo, aun si usted nos consiente una cierta autonomía en relación a los obispos, aun si usted nos acuerda el uso de la liturgia de 1962 y el continuar con nuestros seminarios y con la Fraternidad, como lo estamos haciendo ahora, nosotros no podemos colaborar. Es imposible.

‘Para nosotros, Nuestro Señor Jesucristo es toda nuestra vida. La Iglesia es Nuestro Señor Jesucristo. Es su esposa mística. El sacerdote es otro Cristo y su misa es el sacrificio y el triunfo de Jesucristo por la cruz.

‘En Econe y en nuestros otros seminarios aprendemos a amar a Cristo, a tender todos nuestros esfuerzos hacia el Reino de Nuestro Señor. Esto es lo que nosotros somos.

‘Ustedes hacen lo contrario. Usted acaba de decirme que la sociedad no debe ni puede ser cristiana, que está contra su naturaleza. Usted ha querido demostrarme que Nuestro Señor no debe ni puede reinar en las sociedades. Ha querido probarme que la conciencia humana es libre en relación a Nuestro Señor Jesucristo. Que hay que dejar en libertad a los hombres y, según su expresión, un espacio autónomo social. ¡Esto es la descristianización! Nosotros no podemos comprendernos. No estamos con la descristianización. Es todo’.

Esto es, en resumen, lo que le dije al cardenal. Y nos vemos obligados a comprobar que no podemos seguirlo. Porque esto es apostasía. Ellos ya no creen en la Divinidad de N.S.J.C. Nuestra concepción del reino de N.S.J.C. va contra la libertad religiosa y contra el ecumenismo. Si la sociedad es cristiana, si N.S.J.C. reina sobre ella ¿cómo vamos a poder estar bien con los judíos, protestantes, musulmanes, budistas? No se podrá continuar con el ecumenismo. Dar la libertad a la persona humana en esto es al mismo tiempo descristianizarla. Ella no es libre, ya que la persona debe creer. Si no, está condenada. Es Nuestro Señor Jesucristo quien lo ha dicho. ¿Es cierto o no es cierto?

‘La libertad de conciencia, el espacio social autónomo’ son sus grandes palabras. ¿Espacio social autónomo para todos los sentimientos religiosos y las ideas religiosas que el hombre pueda concebir en su conciencia? ‘Si el orden público no es perturbado los hombres son libres, la sociedad no tiene nada que ver’. Esto es lo que el cardenal Ratzinger me ha dicho el 14 de julio. Quiso probarme que el Estado no debería tener religión, y esto por su misma naturaleza.

‘Pero, eminencia, -le he dicho- hay quince siglos de Iglesia que se inscriben en contra de lo que usted dice. ¡Un período anormal que dura quince siglos! Nosotros nos aferramos al Evangelio. Porque es fácil decir: Esto es absolutamente falso; sin más; como si San Pablo no hubiera dicho “opportet illum regnare” ¡es necesario que El reine!

‘En estas condiciones ¿cómo querrían ustedes que pudiéramos entendernos con personas que razonan de esa forma?’

El cardenal Oddi me ha telefoneado diciéndome: ‘Espero que usted aceptará la proposición de la Santa Sede’. Me insistió mucho: ‘Acepte, acepte, hay que aceptar’. Ustedes lo conocen…él se expresa en forma clara. Es el mismo que me decía: ‘Pero, monseñor, firme, firme…Después usted hará lo que quiera’. Entonces, con un cardenal como éste ¿qué podemos esperar?

Pienso que estas personas que hoy ocupan Roma son Anticristos. He dicho Anticristos como lo describe San Juan en su Primera Carta: “Ya el Anticristo hace estragos en nuestro tiempo”. El Anticristo, los Anticristos; ellos lo son, es absolutamente cierto. Yo le dije al cardenal Ratzinger: ‘Nosotros estamos en todo por Cristo y ellos están contra Cristo. ¿Cómo quiere que podamos entendernos?’.

Recibí una carta de Mons. Mamie. Es muy caritativo, tiene buen corazón. Me ha escrito: ‘Monseñor: yo le renuevo la súplica que ya le hice hace diez años. Deje entonces todas sus obras en manos del Santo Padre. Esté también seguro que pienso en usted. Tendrá una villa a su disposición. Usted no tendrá apremios materiales hasta el fin de sus días…’ Fíjense, voy a abandonarlos a ustedes mañana y me voy. ¡Hasta el fin de mis días yo seré mantenido por Mons. Mamie!

En otros tiempos, cuando iba a Roma teníamos discusiones con personas honestas que querían el reino de Nuestro Señor, personas que trabajaban para la salvación de las almas. Ahora ellos no trabajan sino para la gloria humana de la Iglesia en el mundo. Esta reunión de todas las religiones, de todas las ideologías: el comunismo, los francmasones, los judíos…En estos días el Papa irá a encontrarse nuevamente con los judíos de New York. Esto es una gloria puramente humana, abominable, porque mezclar la Verdad con el error, la Virtud con el vicio, los enemigos de Nuestro Señor junto a los amigos del Señor. ¡Esto es una abominación! El Papa practica una pastoral que lleva a los pueblos hacia la apostasía, eso es claro y absolutamente cierto. Uno no puede imaginarse el mal que ha hecho Asís en las almas. Muchos no creen ya en la unicidad de la Religión. Ellos creen que todo el mundo puede salvarse por su religión, y esto por culpa del Papa. Se ha perdido en Roma la noción de la Verdad y de la Verdadera Religión.

Entonces es necesario rezar para que la Iglesia reencuentre su Tradición. No pedimos otra cosa para la gloria de Dios.


Contemos con Nuestra Señora de Fátima”.