miércoles, 23 de noviembre de 2016

¿HA ACEPTADO MONS. FELLAY EL PLURALISMO DOCTRINAL? PARTE I







¿Ha aceptado Mons. Fellay el pluralismo doctrinal? Parte I

La FSSPX y el Pluralismo Doctrinal
Por Sean Johnson 
11/17/16
El 7 de noviembre, el blog Rorate Coeli publicó una entrevista (1) con Mons. Fellay por un sacerdote diocesano (P. Kevin Cusick, de la Arquidiócesis de Washington), con ocasión de la bendición del nuevo seminario de la FSSPX en Dillwyn, Virginia. No es sorprendente que la mayoría de los comentarios de la Resistencia se centraron en esto:

 “Le pregunté al Obispo si tenía buenas noticias para compartir acerca del estatus de la prelatura personal que se rumorea ofrece Roma para integrar la Fraternidad completa y permanentemente en la vida de la Iglesia universal. El obispo describió los arreglos actuales como “casi listos” y uno de “puesta a punto”, su comportamiento y expresión exudaba confianza y serenidad. Cuando le pregunté si la situación era simplemente una esperanza, él fue muy rápido en asegurar que la evolución en los procedimientos canónicos había progresado más allá de ese punto. Pero, dijo, “el problema no está allí” sino en la cuestión del Vaticano II” (2).
Ciertamente que este pasaje merece atención por muchas razones:

1.    Al dejar que el comentario del sacerdote se deslizara en una esperanzadora integración futura de la FSSPX en la Iglesia universal, Mons. Fellay parece haberse tragado la nueva eclesiología del Vaticano II, que describe la comunión en varios grados, en lugar del tradicional “dentro o fuera” de Pio XII y Mystici Corporis Christii, y otros.

2.    Monseñor Fellay parece no creer, a pesar de sus palabras en contrario, que él ya es parte de la Iglesia Católica. De lo contrario, el reconocimiento canónico no sería para él un asunto urgente como lo es. Él siente a la FSSPX y a él mismo como en falta de cierta manera; él cree que la FSSPX sufre no sólo de una apariencia de ilegalidad, sino de ilegalidad propiamente tal.

3.    Por supuesto que la inminencia del acuerdo práctico es algo digno de atención.

4.  Lo más importante: Mons. Fellay reafirma que los procedimientos canónicos han eclipsado las consideraciones doctrinales.

Respecto a estas consideraciones doctrinales, mientras que los medios de comunicación de la Resistencia se han enfocado en comentar el párrafo sobre estas líneas, parecen haber omitido el comentario de lo que yo considero el comentario más significante de la entrevista:

Dijo que debemos llegar al punto donde uno puede “no estar de acuerdo y todavía ser católico” cuando se trata de los mencionados puntos en cuestión del Vaticano II (3).

¿Y cuáles son estos “mencionados puntos en cuestión del Vaticano II”?

Bueno, un par de párrafos antes, el P. Cusick revela los pensamientos de Mons. Fellay a este respecto:

“Continuó detallando, sin embargo, que los documentos del Vaticano II son problemáticos, un asunto con el cual muchos lectores están enterados, siendo los puntos de fricción restantes aquellos documentos que tratan sobre libertad religiosa, ecumenismo y reforma de la liturgia. La Fraternidad ha sido muy firme y consistente a lo largo de los años, de que estas enseñanzas son incompatibles con la tradición integral de la Iglesia” (4).

Aquí hay incoherencia, porque apenas después de que el P. Cusick informa que la FSSPX “ha sido muy firme y consistente a lo largo de los años, de que estas enseñanzas son incompatibles con la tradición integral de la Iglesia”, Mons. Fellay afirma la necesidad de “llegar al punto donde uno puede ‘no estar de acuerdo y todavía ser católico’ cuando se trata de los mencionados puntos en cuestión del Vaticano II”.

Amigos, ellos tienen un nombre para esta disposición de “estar de acuerdo en no estar de acuerdo” en materia de Fe:

Se llama “pluralismo doctrinal”.


El pluralismo doctrinal es tan claramente contrario a la fe, que ningún católico puede aceptarlo. El pluralismo doctrinal es sinónimo de indiferentismo religioso (que en sí mismo es el rechazo de la idea de una verdadera Iglesia instituida por Dios, siendo necesario pertenecer a ella para salvarse). Al presentarse al mundo con una postura tolerante que reconoce la (supuesta) bondad en todas las religiones, es de hecho un artificio masónico derivado del rechazo de todas ellas (es decir, naturalismo):

Si todas las religiones son falsas, ¿qué objeción de principio puede existir para una coexistencia de creencias opuestas (y más aún dentro de la misma confesión)?

Si bien es verdad que un cierto pluralismo puede existir en materia litúrgica (por ejemplo, los diferentes ritos aprobados de la Iglesia) o canónica (por ejemplo, diferentes códigos de derecho canónico para Latinos y Orientales), está absolutamente prohibido en el dominio de la doctrina, en instancias donde la Iglesia ya ha hablado para fijar la material (como es el caso del ecumenismo y la libertad religiosa mencionadas por Mons. Fellay), y por obvias razones:

No solo la libertad de opinión en materia definida de doctrina presentaría una ruptura de la unidad de la fe dentro de la Iglesia universal, sino que también representaría un ataque implícito a la autoridad magisterial de Pedro (y por lo tanto al dogma del Primado papal).

“Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” (5)

Por supuesto, Mons. Fellay solía reconocer y oponerse (al menos exteriormente y/o aparentemente) a esta idea de pluralismo doctrinal en la Iglesia:

“Las autoridades ven que hay una crisis, pero no quieren usar los medios correctos para resolverla. Todavía estamos aquí. Diría, ¡estamos atorados aquí! Actualmente, no hay convicción de que la Tradición es el camino correcto. Ellos ven los frutos; ¡incluso dicen los frutos son buenos! ¡Ellos dicen que el Espíritu Santo está allí! (no está tan mal) Pero, ellos no dicen ‘Este es el camino que tomamos’. En su lugar dicen ‘la Tradición es un camino entre otros’ ”.

Su perspectiva es pluralismo. Su forma de pensar es algo así: Oh, miren, si tenemos gente progresista que hacen cosas tontas como miembros de la Iglesia, entonces también debemos tener un lugar para aquellos que gustan de la tradición; un lugar en medio del circo, en este zoológico, un lugar para dinosaurios y animales prehistóricos.Este es nuestro lugar (!) “Pero quédense en su jaula de zoológico”, ellos nos entrenarán…” (6)

Casi dos años después, Mons. Fellay todavía condenaba el pluralismo doctrinal:

“Creo que la amabilidad de Roma hacia nosotros es por su mentalidad ecuménica. Ciertamente no es porque Roma nos esté diciendo: ‘Por supuesto, ustedes tienen razón, vámonos’. No, esta no es la manera en que Roma piensa sobre nosotros. La idea que tienen es otra. La idea es ecuménica. Es la idea de pluralidad, pluriformidad. Catolicismo Jaula de zoológico. Para ilustrar este pluralismo eclesiástico, yo uso la analogía de un zoológico. Hasta el concilio Vaticano II, solamente había una especie de miembro en la Iglesia Católica: católicos genuinos. Si alguien no quería ser católico, si alguien quería enseñar otra cosa que lo enseñado por la Iglesia, era excomulgado. Sin embargo, si usted lee los libros de teología publicados desde el concilio, usted puede casi decir y pensar cualquier cosa que quiere y seguir estando en buena posición. En el mismo concilio hubo una voluntad general de traspasar los límites, las fronteras, de la Iglesia” (7)

¡Qué posición tan diferente parece tomar Mons. Fellay en la nueva entrevista!

La aparente metamorfosis es tanto más sorprendente cuando se deja de considerar que la aceptación del pluralismo doctrinal evidencia una evolución aún mayor en la posición en la SSPX que el haber “simplemente” aceptado la “hermenéutica de la continuidad” de Benedicto XVI, porque en esta última, uno accede a fingir que no hay contradicción, pero en la primera, uno abiertamente reconoce y acepta la existencia de contradicción doctrinal (es decir, la aceptabilidad de doctrinas mutuamente excluyentes que de alguna manera coexisten artificialmente dentro de la misma religión).

Pero la idea no es sólo una violación y un ataque a la unidad de la Iglesia (que siempre debe estar unida en la única verdadera fe), sino incluso un ataque a la sana razón, en violación al principio de no contradicción (dos afirmaciones contradictorias no pueden ser ambas verdaderas al mismo tiempo y en el mismo sentido).

Siguiendo su evolución lógica, la violación a este principio implicaría que todo el mundo sería incorporado a la Iglesia Católica sin conversión doctrinal:

Si la necesidad y unidad de la fe es reemplazada por pluralismo doctrinal, entonces ¿qué impide al Papa el reconocer al Dalai Lama como “católico”, si todo lo que verdaderamente se requiere es el reconocimiento legal?

De hecho Mons. Fellay reconoció esta consecuencia del pluralismo doctrinal para la Iglesia en la misma entrevista citada, cuando afirmó:

“Esta idea de ampliar las fronteras de la Iglesia y poner a todos dentro, permite al cardenal Kasper decir lo que dijo en el Osservator Romano: ‘Los Ortodoxos, teniendo todos los medios para la salvación, no necesitan convertirse’. Él lo dice claramente. Hay otros como la Madre Teresa, que dijo que lo importante para un budista es ser un buen budista. Okey, entonces sé un buen budista, o un buen hinduista o musulmán, y todos van al cielo” (8)

¿Y cómo reaccionaba Mons. Fellay al plan de encerrar a la FSSPX en una jaula en un zoológico pluralista?

“Si éste es el nuevo concepto de la Iglesia, entonces ¿por qué no darle una pequeña jaula a los dinosaurios? Si ya tienen todos los pájaros y toda clase de animales, ¿por qué no darle un pequeño espacio a los fósiles que ellos creen que somos? Hay una condición: el dinosaurio debe permanecer en su jaula. Imagínense cocodrilos o dinosaurios por todo el zoológico ¡nunca!.. Entonces vamos con ellos y les decimos, Bueno, lo siento, pero no hay zoológico. La Iglesia Católica no es un zoológico. Esta comparación les mostrará lo profunda que es la diferencia de visión” (9)

Y ahora 12 años después, Mons. Fellay declara abiertamente (¿aparentemente sin reacción adversa por parte de su clero y parroquianos?) que:

“Dijo que debemos llegar al punto donde uno puede “no estar de acuerdo y todavía ser católico” cuando se trata de los mencionados puntos en cuestión del Vaticano II [libertad religiosa, ecumenismo, reforma litúrgica]”.

Esta declaración parece estar en una completa contradicción a su posición anterior, y es una posición totalmente inaceptable para que la profese un católico.

¿Cómo se explica tal aparente evolución en el Superior General?

Una posibilidad es que realmente nunca hubo una verdadera evolución; que, mientras en las filas de los sacerdotes y laicos de la FSSPX fueron dirigidos a entender que Mons. Fellay estaba en contra del reconocimiento jurídico antes de la conversión de Roma a la Fe (entre otras razones, por el pluralismo doctrinal), el mismo obispo plantó pequeñas “bombas de tiempo” en estas conferencias, que más tarde le permitirían ir en otra dirección completamente diferente a la que dio a entender (este es otro paralelo interesante entre la crisis de la FSSPX y la crisis en la Iglesia después del Vaticano II).

En la segunda parte de este artículo expondré estas “bombas de tiempo” y concluiré que, si estudiamos las palabras de Mons. Fellay cuidadosamente, y las tomamos por su justo valor, llegaremos a la conclusión que es muy posible que Mons. Fellay nunca se opuso realmente al pluralismo doctrinal como un obstáculo al reconocimiento jurídico.


[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Ibid.
[5] Efesios 4: 5
[8] Ibid.
[9] Ibid.