viernes, 22 de agosto de 2014

IGLESIA MILITANTE


Los hijos de la Iglesia deben acostumbrarse a la guerra.


“Hay que precaverse ante el fastidio y la fatiga por la visión de los incesantes combates que señalan el paso de la Iglesia a través de los siglos y jamás debemos olvidar que la Esposa del Salvador debe llevar y justificar en este mundo su glorioso nombre de militante. Combates contra la idolatría, combates contra la herejía, combates por su libertad: todo su pasado y todo su porvenir se encuentra ahí. Sus hijos deben acostumbrarse a la guerra. Si sueñan con una Iglesia tranquila quedarán decepcionados. El siglo de Constantino vio cómo se daba la paz a la Iglesia y sin embargo ninguna otra época fue más agitada, hasta el punto de que los santos doctores tenían nostalgia de los tiempos de los Decios y los Dioclecianos. Las raras y breves épocas en las que la autoridad de la Iglesia fue más respetada no quedaron exentas de tempestades, y en los días de Carlomagno, como en los de Inocencio III, las oleadas del error agitaron la barca de San Pedro. Hoy muchos tienen dificultades para aceptar esta condición. La polémica les escandaliza. El ruido de la menor controversia los inquieta. Pareciera que la religión va a venirse abajo si se discute sobre ella. Nuestros padres no fueron así y nosotros, sus indignos hijos, mereceríamos que ellos renegaran de nosotros si permanecemos en esta flojedad”.

Dom Prosper Guéranger, Jesús-Christ, roi de l’histoire.
Traducción: El Brigante