lunes, 27 de enero de 2014

RESPUESTA A UN COMENTARIO – COUGAR PUMA





Mi post anterior, Escolios a una autoentrevista de mons. Fellay en DICI, ha suscitado un comentario anónimo en mi blog. Como los argumentos en él esbozados me han parecido paradigmáticos, he decidido responder por extenso en forma de nuevo post.

A continuación presento el comentario del anónimo lector. Después va mi respuesta.

Su análisis de la entrevista esta cargado de prejuicios y no se ajusta a la realidad. 
Monseñor Fellay ha obtenido de estos malísimos Papas que nos toca padecer mucho más que lo que el mismo Monseñor Lefebvre consiguió. Hace ocho o diez años, era completamente impensado que las autoridades de Roma admitieran que la Misa no fue abrogada, y menos que un sacerdote la pudiera celebrar, sin autorización. Menos aún que el Concilio V II pudiera ponerse en tela de juicio, como se hizo en las discusiones doctrinales, y ni pensar en que se revocara las ilegítimas excomuniones. 
Todo esto ha hecho que en todo el mundo, muchos católicos redescubran la Tradición Católica, se apeguen a la Misa verdadera y comiencen a ver los horrores del Concilio. 
La razón fundamental por la cual han hecho renunciar a Benedicto es porque, con su táctica de atrapar y destruir la fsspx, lo único que logró es permitir dentro de la Iglesia una vuelta irreversible a la Tradición. Los Franciscanos de la Inmaculada son sólo un ejemplo, y una muestra de ello, y ya ni las tácticas del terror implementadas por el comisario apostólico harán retroceder a estos sacerdotes monjas y fieles. 
Por supuesto, que Benedicto no es un restaurador, pero sus medidas, aunque posiblemente tomadas con las peores intenciones, están permitiendo que muchísimas almas se salven. Y al Increíblemente reinante Francisco, ni con toda la prensa de su parte le será fácil revertir esta reacción. Ya varios Cardenales y Obispos, como Burke Schneider y otros, le han marcado la cancha a sus pretensiones. 
Monseñor Lefebvre, seguramente en el cielo, estará orgulloso de lo que hasta ahora ha logrado su humilde fsspx, con Monseñor Fellay a la cabeza.


Estimado Anónimo,


Ciertamente, soy una persona cargada de prejuicios. Por eso, es inevitable que esos prejuicios aparezcan en mis posts. Hace bien en criticarlos. Ahora bien, espero que me disculpe si no termino de estar de acuerdo con algunas de sus apreciaciones. 

Vayamos por partes.

1. 
El objetivo de mons. Lefebvre, que yo sepa, nunca fue "obtener" nada de ningún Papa sino preservar el sacerdocio católico para el cuidado de los fieles. Por eso fundó la Hermandad Sacerdotal San Pío X. Y, por eso mismo, los orígenes de la Hermandad están en un seminario: L'Écône. Como consecuencia de esa decisión fundacional, surgieron dos objetivos derivados: la preservación del Magisterio y la continuidad del rito gregoriano.

2. 
Desde inicios del pontificado de Juan Pablo II, unos diez años antes de morir mons.Lefebvre, se sabía que la misa gregoriana no había sido nunca abrogada. Por eso, laSanta Sede obligó al obispo de Hawai a retirar la excomunión que, injusta y falsamente, su antecesor había decretado sobre un grupo de fieles de la Hermandad. Así pues, el reconocimiento de la no abrogación del rito gregoriano no es un "logro" de mons. Fellay.

3. 
El Motu Proprio es una "libertad" aparente y sólo sobre el papel. Es una libertad aparente porque su objetivo es asignar al rito gregoriano, nunca abrogado, el "status" canónico de"rito extraordinario", de tal forma que se pueda regular su uso como algo, en todo caso, excepcional y minoritario. Es su abrogación práctica. Abrogación que quedará rematada definitivamente con la aparición del misal gregoriano híbridado con el Novus Ordo.

Respecto a la posibilidad de oficiar en rito gregoriano, se trata de una libertad sólo sobre el papel. El nuevo Papa ha publicado restricciones al Motu Proprio, y esas restricciones han sido aplicadas con toda severidad y celeridad a los hermanos franciscanos de la Inmaculada. Por otra parte, aún antes de la abdicación del anterior Papa, y aún antes del triste caso de los hermanos franciscanos de la Inmaculada, la posibilidad de oficiar según el rito gregoriano nunca ha sido libre. Simplemente, los obispos, con o sin razón, con o sin derecho, pero siempre en ejercicio de su autoridad, en poquísimas ocasiones han dado permiso para oficiar el rito gregoriano. ¿Habrá que recordar el caso del entonces cardenal Bergoglio en Buenos Aires?

¿Y qué hizo el anterior Papa con muchos de esos obispos? Elevarlos a cardenales y asignarles cargos curiales. Son precisamente esos cardenales quienes ahora han elegido a uno de los suyos como nuevo Papa. No hace falta recordar que Benedicto XVI no ordenó jamás a ningún obispo que, como presbítero, se distinguiera por su amor a la Tradición.

Dentro de semejante estado de cosas ¿cuál ha sido, exactamente, el "logro" de mons.Fellay?

4. 
¿Quién ha puesto el Concilio Vaticano II en tela de juicio? Las reuniones doctrinales fueron para exactamente lo contrario: para no ponerlo en tela de juicio. Por eso mons.Fellay hizo aquellas declaraciones de que la libertad religiosa en el Concilio Vaticano IIes algo muy restringido que la mayoría de la gente no suele entender correctamente, seguidas de aquellas otras en las que decía que la Hermandad aceptaba sin problemas el 95% del vaso de leche envenenada que es el Concilio Vaticano II.

Si realmente se hubiera puesto en tela de juicio el Concilio Vaticano II, los fieles dispondríamos de las actas de las discusiones grabadas por la Hermandad  durante los debates teológicos, para así poder ilustrarnos acerca de los problemas teológicos fundamentales que le aquejan. Pero, desgraciadamente, esas actas siguen siendo secretas por decisión del propio Superior General.

En esa misma línea, sigue sin reeditarse el fantástico libro del p. Daniel Le Roux,"Pedro ¿me amas?", y tampoco se ha publicado el interesantísimo trabajo de mons.Tissier de Mallerais sobre la teología de Benedicto XVIFaith imperilled by reason. Benedict XVI's Hermeneutics.

A este respecto, el único logro de mons. Fellay ha sido mantener a los fieles en el desconocimiento y la zozobra, evitando la discusión pública sobre el Concilio Vaticano II, reclamada, entre tantos otros, por mons. Brunero Gherardini.

5. 
Existe una diferencia entre "revocar" y "levantar". Las excomuniones fueron levantadas. Y, al aceptar su levantamiento, se aceptó su licitud y validez previas. El documento pontificio no habla de revocar nada. Por eso, si se reconoce la licitud y validez de esas seis excomuniones, no queda otro remedio que reconocer su justicia, lamentar la acción de mons. Lefebvre y mons. de Castro Mayer, y disolver la Hermandad Sacerdotal San Pío X.

En ese sentido, al aceptar el levantamiento de las excomuniones sin precisar claramente y por escrito que, para la Hermandad, sólo supone la revocación de una condena injusta, mons. Fellay ha logrado minar las bases de la propia Hermandad Sacerdotal San Pío X.

Seguro que mons. Lefebvre estará contentísimo...

6. 
Los neocatólicos que entran en una misa gregoriana, salen despavoridos de ella. Desde el 30 de noviembre de 1969 han pasado cuarenta y cuatro años y once días. Los nuevos católicos ya no reconocern la misa gregoriana. Sólo terminan amándola cuando perseveran en ella. Y perseveran en ella los que tienen una educación católica tradicional. Y tienen una educación católica tradicional los que disponen de un sacerdote tradicional. Y, hoy por hoy, la Hermandad San Pío X es el mayor vivero de sacerdotes tradicionales.

Así pues, el "conocimiento" de la misa gregoriana se lo debemos, principalmente, a mons. Lefebvre por fundar la Hermandad Sacerdotal San Pío X, y no a mons. Fellay por haber "logrado" que Benedicto XVI publicara un Motu Proprio que, como hemos visto, aporta una libertad sólo aparente y en papel.

7. 
De los pocos católicos que, no habiendo sido formados por un sacedote tradicional, acuden al rito gregoriano, la mayoría de ellos sólo lo toma como una opción litúrgica más. Y se trata de una opción litúrgica desvinculada de cualquier opción teológica. Por eso, suelen ser grandes defensores del Concilio Vaticano II. Tal es el caso, por ejemplo, sin ir más lejos, de algunos bloggers de Infocatólica.

Así que, francamente, no me parece exacta la correlación que hace entre rito gregoriano y aversión al Concilio Vaticano II. Por experiencia personal, sé que tal cosa no es cierta.

Ojalá lo fuera.

8. 
Del papado no se dimite, se abdica. Benedicto XVI no fue forzado a abdicar. Abdicó por decisión personal propia. Es posible que bajo una gran presión. Pero, desde luego, fue por decisión propia.

Los que de verdad mandan en el gobierno humano de la Iglesia decidieron que los métodos del viejo profesor germano, con el paso de los años, se habían vuelto demasiado "romanos", demasiado lentos y poco directos. Y el viejo profesor germano decidió que, por el papado, no valía la pena sufrir un ataque al corazón a las cuatro de la mañana en el baño de sus aposentos.

Si el destino le hubiera dado diez años más, con la ayuda inestimable de mons. Fellay, Benedicto XVI hubiera destruido la Hermandad San Pío X, que habría caído en la irrelevancia de una Fraternidad Sacerdotal San Pedro, quizá con algo más de esteroides.

9. 
Mons. Fellay está perfectamente al corriente de todos estos asuntos que he descrito. Pero él prefiere ocultarlos. Allá él con su conciencia. A mí la mía me obliga a publicarlos.No creo en la santidad a través del silencio y la ocultación.

Mons. Fellay ha conseguido convertir la Hermandadcasi, casi, en otro grupo Ecclesia Dei. Al menos, como tal se comportan los superiores, que prefieren mantener un "perfil bajo" en todo momento. En especial el Superior General.

Seguro que mons. Lefebvre, mirándonos desde el Cielo, estará contentísimo, dando saltos de alegría, vamos. ¿Para esto se ganaron él y mons. de Castro Mayer una excomunión? Espere, espere a que nos encontremos con ellos, y ya verá cómo nos felicitan...

Le ruego que, si en algún dato concreto estoy equivocado, tenga la bondad de corregirme. 

Se lo agradeceré infinitamente.

Un saludo.

Cougar

NOTA SYLLABUS:
Viendo la irreductible pertinacia que algunos defensores de Mons. Fellay y la Nueva Fraternidad tienen para evadirse de la sana razón y proponer una y otra vez discusiones erradas –como por ejemplo quien luego de lo anterior y para responder a tan buenas razones sacó a relucir el protocolo firmado por Mons. Lefebvre en 1988 para hacer la defensa de Mons. Fellay, siendo que ese protocolo no tiene ningún valor a tales efectos ya que fue absolutamente retractado por un arrepentido Mons. Lefebvre-, nos acordamos de una sabia sentencia de Julio César, que comprende a estos opinadores irracionales: “Los hombres creen gustosamente aquello que se acomoda a sus deseos”. Pareciera como que estas personas necesitan acomodar la realidad a sus deseos y para ello se valen de las palabras que lo confirmen y por eso no aceptan ningún razonamiento que pueda poner en tela de juicio o siquiera hacerles dudar de tal creencia sobre la cual parecen sustentar sus vidas. Así que se lanzan a discutir porque, no es que quieran ser razonables, sino que quieren tener la razón, que es algo distinto. Porque teniendo la razón (creyendo eso) se aseguran de que aquello en lo que creen sigue siendo realidad. Y de tanto insistir al final Dios los abandona a su caprichosa falta de lógica. Por eso como nosotros no queremos tener la razón, sino ser razonables, preferimos llegado un punto en que hemos aclarado lo suficiente un tema (habiendo antes pedido la ayuda necesaria para tenerlo claro, ya sea en personas vivas o muertas), dejarles tener la última palabra, pues nada podemos contra quienes, dejando de lado la preocupación por la verdad, sólo desean tener la razón