El día 24 de octubre se cumplirá
un año de la expulsión de Monseñor Williamson de la Neo-Fraternidad de Monseñor
Fellay. En junio del año pasado, Monseñor Williamson escribió:
«¡Oh Gálatas insensatos!», exclama San Pablo (Gal.III, 1), amonestando a
su amado pueblo que deseaba regresar del Nuevo Testamento hacia el
Antiguo Testamento con el fin de satisfacer a los judíos que habrían de
servir de nuevo «en virtud de los elementos del mundo» (IV, 3).
“¡Oh insensatos Católicos de la Tradición! […]¿Eres tan tonto que
después de haber experimentado los frutos de la tradición, ahora quieras
renunciar a ella, poniéndote a ti mismo bajo las autoridades conciliares? […]
Pero si nosotros o un Ángel del cielo tratara de convenceros de que el
Concilio no es tan malo, ¡expulsadlo de entre vosotros y no lo escuchéis! […]
¿Crees que yo iba a ser tan perseguido si yo predicara para el mundo? ¡El
que está corrompiendo a la tradición tiene el cuchillo para algo más que la
circuncisión! (V, 7-12).
“Aquellos que quieran que la FSSPX pase por el Concilio Vaticano II
simplemente están tratando de evitar ser perseguidos por la Cruz de Cristo.
Ellos quieren que usted sea del mundo, manteniendo sólo las apariencias de la
tradición. Ellos quieren regresar a casa de los judaizantes en
Roma, pero Dios no permita que yo quiera otra cosa más que la cruz de Nuestro
Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el
mundo. (VI, 12-16).”
Estas palabras de Monseñor
Williamson en su Comentario Eleison “Los Gálatas de Hoy”, siguen siendo de una
increíble actualidad. Hemos presentado en las últimas entradas la manera en que
la Neo-Fraternidad ha cambiado radicalmente su punto de vista sobre los judíos,
cómo ésta se ha doblegado al poder judío renegando sus propios principios y los
principios de la Iglesia de siempre. Todo por ser políticamente correcta a los
ojos de los hombres.
En palabras del Padre Petrucci,
Superior Mayor de esa Neo-Fraternidad, Monseñor Williamson fue expulsado “en
razón de ciertas de sus posiciones que son incompatibles con la vocación de la
Fraternidad”. Y esto es, precisamente, la “negación” de la
“Shoah”. Dice San Pablo en la Epístola a los Gálatas: “Todos aquellos
que quieren seros agradables según la carne, ésos os constriñen a que os
circuncidéis, con el solo fin de no ser ellos perseguidos por causa de la Cruz
de Cristo”. La Neo-Fraternidad ya no quiere ser perseguida y por ello
prefiere abstenerse de atacar a los enemigos de Cristo y de Su Iglesia,
prefiere sumarse, con su silencio y sus disculpas, a la nueva religión de la
“Shoah”, la judeolatría.
En vista de que hace un año
Monseñor Williamson fue expulsado impunemente, en vista que el Capítulo le dio
poderes ilegales a Monseñor Fellay para hacerlo, como puntualiza el Padre
Faure:
“Cuando nos damos cuenta cómo
fue manipulado, o cómo el superior logró endosarse responsabilidades,
decisiones, posiciones que nosotros nunca aceptamos, que nunca votamos,
por ejemplo, la de darle carta blanca para una eventual expulsión de Monseñor
Williamson; entonces tenemos el derecho de decir la verdad”.
En vista que es atacado por
todos los frentes, tanto de derecha como de izquierda, judaicos, conciliares,
“católicos”, etc.; hacemos un llamado a los fieles combativos que quieran, con
su firma, mostrar su apoyo a nuestro buen Obispo que a pesar de la persecución
que sufre, no ha dejado la buena doctrina para sumarse a la gran traición que
la Neo-Fraternidad lleva a cabo contra su Fundador, Monseñor Lefebvre y contra
Nuestro Señor Jesucristo. Los llamamos a unirse al combate públicamente, los
llamamos a apoyar a Monseñor Williamson en su batalla contra los traidores.
Para ello, les rogamos leer la carta de apoyo que
publicamos hace casi un año y agregar su nombre a ella.
“No hay tiempo que perder –proclamaba Pío XII- el tiempo de la reflexión y de los proyectos
ha pasado. Es hora de la acción. ¿Estáis dispuestos? Los frentes opuestos en el
terreno religioso y moral se delimitan cada vez más claramente. Es la hora de
la prueba. La dura carrera de que habla San Pablo ha comenzado. Es la hora del
esfuerzo intenso. Unos instantes solamente pueden decidir la victoria”.
Muy queridos lectores y
amigos: el agregar su nombre les puede traer persecuciones, es verdad. Es
verdad que somos muy pocos. Pero jamás olvidemos que Dios vela por los suyos.
Mayores serán las gracias y bendiciones que con este acto valiente recibirán de
Dios que las malas consecuencias que ello les podrá acarrear. No es la hora de
los seguidores de Nicodemo, el que se oculta, sino la de los que combaten como
David, dando la cara y venciendo con la gracia de Dios, pese a la inferioridad
material. Luchemos juntos, que indudablemente, Dios nos dará la Victoria.