“Durante
el consistorio público reunido el 30 de septiembre próximo pasado, el Papa
Francisco manifestó su intención de proceder a la canonización de los Papas
Juan XXIII y Juan Pablo II. Semejante anuncio no deja de causarnos un gran
asombro y tristeza. Efectivamente, no podemos olvidar que Juan XXIII convocó el
Concilio Vaticano II, el cual inició y fomentó un pacifismo letal con el mundo.
Quiso desposar la Iglesia con las ideas liberales condenadas por sus
predecesores. Juan Pablo II, a su vez, impuso el espíritu y las decisiones del
Concilio en la Iglesia entera. Realizó acciones gravísimas tales como la
reunión de Asís y el beso del Corán, haciendo peligrar gravemente la fe.
“A
fin de saber qué pensar de las canonizaciones actuales y conocer mejor los
daños acarreados para la Iglesia con el pontificado de Juan Pablo II, los
invito a leer los dos artículos que a continuación presentamos, los cuales
hemos publicado en nuestra revista “Iesus Christus” nº 134, en marzo/abril de
2011.
“Más
que nunca es hora de rezar y de hacer penitencia por el Papa y la Iglesia, para
que Cristo Rey ponga un término a la pasión que atraviesa la Iglesia, y que la
Tradición recobre sus derechos, por el honor divino y el bien de las almas.
Padre
Christian Bouchacourt
Superior
del Distrito
El
comunicado del Superior de Distrito se enmarca en la ejecución de la
estratagema ya descripta en algún momento en un artículo de nuestro blog,
acerca de “el policía bueno y el policía malo” que parecen oponerse para así
mejor convencer a alguien. A los Superiores de Distrito les toca hacer de
“malo” o duros y críticos con respecto a Roma. Pero Mons. Fellay está por sobre
estos “arrebatos” de sus muchachos. Aunque no estuvo tan arrebatado el Padre
Bouchacourt, que omite el calificativo de modernista para estos modernistas. Se
diría que pretende que sólo “cometieron errores, algunos tremendos” y que sólo
por eso no se les debe canonizar. Por cierto que tampoco menciona entre las
cosas malas que hizo Juan Pablo II el haber excomulgado (falsamente) a Mons.
Lefebvre y los obispos de la Tradición. El Padre Bouchacourt parece que “cumple
su deber”, y no más. Los timoratos de adentro se convencen de que la FSSPX
sigue criticando a Roma, mientras Mons. Fellay no dice nada, DICI no dice nada
y la puerta sigue abierta para que, en caso de que Roma por las suyas
“regularice” a la Nueva FSSPX, “la Tradición recobre sus derechos”.
Muy
light suena el Padre Bouchacourt, si
recordamos lo que alguna vez dijo el mismísimo y hoy silencioso Mons. Fellay
cuando se realizó una reunión interreligiosa en Fátima en octubre de 2003:
“Rechazamos
un acuerdo puntual y afirmamos la contradicción entre lo verdadero y lo falso
así como nuestra férrea voluntad de no tener nullam partem (ninguna parte) en tal empresa, pues,
sencillamente, no queremos dejar de ser católicos. Con horror y asco nos
alejamos de esa visión de la Iglesia y de esa forma de ‘comunión’.
¿Cómo
puede pensarse que la Roma modernista haya cambiado, mostrándose favorable a la
Tradición? ¡Qué ilusiones!”.
Mons. Fellay, Carta a los amigos y
benefactores Nº 65, Diciembre 2003.
Cómo
cambia alguna gente…