Emblema de los malditos pone-bombas. |
COLOCAN
BOMBA DINAMITEROS MARXISTAS
Un
artefacto explosivo ha detonado el miércoles -sobre las 13.50 (hora local)- en
la zona central de la basílica de El Pilar de Zaragoza sin causar heridos ni
daños personales, salvo una mujer que ha sufrido una lesión leve en un tímpano.
En el momento de la explosión la basílica se encontraba abierta al público. La
plaza donde está el templo ha sido acordonada por la Policía. La deflagración
ha provocado daños en los bancos y una gran nube de humo y polvo. El «modus
operandi» de este suceso coincide con el patrón de actuación de grupúsculos
extremistas de izquierda y ha sido reivindicado por ellos.
El
artefacto colocado este miércoles en la Basílica del Pilar es el cuarto ataque
explosivo registrado en España en menos de un año contra instituciones religiosas,
según los datos recogidos por Europa Press.
COMENTARIO DE SYLLABUS:
Ha
dicho en estos días Francisco: “Cada uno
tiene su propia idea del Bien y del Mal y debe elegir seguir el Bien y combatir
el Mal como él lo concibe. Bastaría eso para cambiar el mundo”. Los
marxistas y todos aquellos que odian a Cristo podrían ampararse en estas
palabras, afirmando que para ellos la Revolución es el Bien y la Iglesia es el Mal,
por lo tanto atentar contra esta última es combatir el Mal y ayudar a cambiar
el mundo, como pide Francisco.
En
consecuencia, sin la intransigencia en la Fe –y Francico ha dicho que “la fe no es intransigente”- deberemos
seguir soportando la intransigencia de la impiedad: el demonio es un creyente
verdadero en el odio a todo lo santo y a la creación de Dios; el católico
modernista es un imbécil que “erige tronos a los principios liberales, y cadalsos
a las consecuencias de los mismos”.
Entonces,
toda esa crítica de Francisco al catolicismo mundano y “pastelero” no deja de
ser otra cosa que vana hojarasca que se lleva el viento tempestuoso de la
realidad que se manifiesta a diario con esta clase de atentados que se
reproducen por todo el mundo, y la verdad es que puede decirse que su prédica
irresponsable y demagógica atraerá consecuencias catastróficas nunca vistas.