Durante la guerra de Argelia, los servicios franceses montaron la más
grande operación de intoxicación, “la bleuite” [“complot azul”], que provocó la
auto-eliminación, la ejecución de cientos de combatientes enemigos por sus
propios jefes (ver: ARGELIA, FRANCIA “Miles de militantes masacrados por sus
hermanos”, el veneno de la “bleuite”, la mayor operación de intoxicación de la
guerra (ESPECIAL ARGELIA) <http://www.grands-reporters.com/Le-poison-de-la-bleuite.html>).
Por una maniobra de intoxicación del mismo género, el ejército alemán
condujo a Stalin a fusilar un buen número de sus mejores generales antes de la
invasión alemana, persuadiéndolos que eran espías al servicio de Alemania.
¿No podría hacer lo mismo el diablo para debilitar la Tradición? A esto
se parece la campaña de calumnias y de maledicencias emprendida en el año de
1989 por el antiguo director sedevacantista del seminario de Argentina (NDLR:
Mons. Morello) y sus amigos sedevacantistas mexicanos contra el P. Faure,
inventando a partir de cero los supuestos funerales judíos para la muerte de su
padre.
Antes de ver más de cerca los últimos alegatos mentirosos aparecidos en
una carta de lectores en el último número de RIVAROL, reflexionemos sobre
algunos principios simples: cuando un amigo es acusado o se sospecha que es un
infiltrado o un traidor, conviene releer el Evangelio respecto a los lobos con
piel de oveja: “Los reconocerán por sus frutos, sus resultados: un buen árbol
no produce malos frutos y viceversa”.
Mons. Tissier de Mallerais, en su biografía de Mons. Lefebvre (Clovis,
2002, 2a edición, página 543), escribe: “la fidelidad de un gran número de sus
sacerdotes a su línea doctrinal: ni herejes ni cismáticos, alegraban a Mons.
Lefebvre. Desgraciadamente, el demonio actúa para sembrar la cizaña en sus
tropas. La Fraternidad es sacudida por fanfarrones de celo amargo o puesta en
anemia por los pruritos del liberalismo. […] Por otra parte, ciertos sacerdotes
y seminaristas, seducidos por las tesis sedevacantistas que confortan su celo
excesivo o activista, se separan. En Estados Unidos, en 1983, Monseñor Lefebvre
deberá ir al lugar para constatar la revuelta de nueve de sus sacerdotes.
Finalmente, el seminario de Argentina en 1989, será desertado por la mitad de
sus alumnos, lanzados en una aventura sin salida por el antiguo director (el P.
Morello). Tantos dolores para el fundador, burlado así por algunos de sus
hijos”.
Por el contrario; pág. 553: “en julio de 1977, Mons. Lefebvre acompañó
al P. Jean-Michel Faure a su primer puesto, un puesto de conquista, Buenos
Aires, donde dos sacerdotes amigos se unirán a su apostolado. El apostolado
arranca como una flecha, el P. Faure hace también una prospección en México. El
9 de julio, Mons. Lefebvre, acompañado de Marcel Pedroni y de su esposa
Melanie, se une al P. Faure en Texas, etc.”
Veamos ahora estos últimos alegatos contradictorios: «Una gran cantidad
de agua sobre el suelo»: Absolutamente falso. Fue un domingo en la tarde. Yo
había dicho la misa por la mañana en casa de los Masuda. Por la tarde, cuando
yo llevaba la comunión a mi padre, a la clínica, asistí a sus últimos
instantes. Le di la extremaunción algunos días antes. Después de su muerte, la
clínica se encargó de vestirlo y fue transportado a su casa, donde colocamos su
cuerpo sobre mi cama en el comedor, después de haber retirado, naturalmente, la
mesa. Mi hermano estaba allí.
La « pequeña habitación cerca de la cocina » de la cual habla
el P. Morello, era, en realidad, el comedor y el salón (nueve metros de largo
por cuatro o cinco metros de ancho, donde varias personas, incluyendo
seminaristas, rezaban). ¿Por qué entonces el P. Morello no había juzgado
oportuno el venir personalmente ya que él “mantenía relaciones corteses con mi
padre”? En cuanto a la supuesta tela blanca, se trataba simplemente de una
sábana.
Según él, el Señor Faure no practicaba la religión católica; en
cuanto a la señora Faure, ella había supuestamente impedido poner un
rosario sobre las manos de su marido. ¿Cómo entonces el P. Morello pudo contar
que mi padre, viviendo en Argentina, fue visitado durante su enfermedad por el
canónigo Porta, sacerdote muy conocido, entonces cura de Notre-Dame-des-Armées
en Versalles, viviendo por consecuencia a 12.000 km de la casa de mis padres?
Él agrega que mis padres, no practicando la religión, ¡hacían venir a este sacerdote
de Argelia o de Versalles como capellán! Todo esto no es coherente.
La verdad es que el P. Morello y sus amigos de México preparaban su
revuelta contra Mons. Lefebvre y hacían todo y cualquier cosa para que yo fuera
transferido fuera de México, donde yo era el superior, lo que hizo el P.
Schmidberger reemplazándome por el P. Iscara, hoy acuerdista notorio.
En cuanto al resto, él me acusa de decisiones tomadas cuando yo ya no
era el responsable en Argentina, y de otras que no son censurables en lo absoluto.
La maledicencia y la calumnia en materia grave son pecados mortales que exigen
reparación, bajo pena de condenación. Que Dios lo perdone como yo lo hago según
Su mandamiento.
Carta de Mons. (?) Morello a Rivarol
RESPECTO A LAS EXEQUIAS DEL PADRE DEL PADRE JEAN MICHEL FAURE.
El señor Faure murió en 1986. La familia Faure vivía en el pueblo
Francisco Alvarez, a pocos kilómetros del seminario de La Reja.
En el momento que el P. Faure anunció la muerte de su padre, él vino al
seminario para pedir todo lo necesario para celebrar la Santa Misa. Cosa
extraña, cuando le pregunté si era necesario prepararle lo que se necesita para
que celebrara la misa en el seminario, el P. Faure respondió que la celebraría
en casa de sus padres. Según yo, el P. Faure disponía por lo tanto de lo
necesario para celebrar la misa en el domicilio de sus padres. Pero
curiosamente, cuando su padre murió, de repente pidió el material litúrgico
para celebrar en casa de sus padres. Cuando pidió las cosas, obtuvo lo que
pedía y se fue. Después de reflexionar, como director del seminario de La Reja,
envié al P. Ricardo Olmedo y dos seminaristas -Sergio Ruiz y Rafael Lira- para
ayudar al P. Faure.
Al llegar, pidieron permiso de ir a rezar cerca del cuerpo del difunto.
El P. Faure respondió que el cuerpo de su padre estaba sobre su cama. Esto no
era verdad, el cuerpo se encontraba en una pequeña habitación al fondo de la
casa, cerca de la cocina, que tenía un acceso por el exterior. El cuerpo estaba
extendido sobre una pequeña mesa baja, de una altura de aproximadamente 30 cm.,
rodeada de pequeños muebles. El cuerpo del señor Faure estaba completamente
cubierto por una tela blanca. En la habitación, no había ningún objeto de culto
católico (crucifijo, estatua de la Santísima Virgen)… Los muros estaban
completamente desnudos. Frente a la habitación, en el jardín, había mucha agua
extendida por el suelo, como si hubieran lavado alguna cosa (¿el cuerpo?). Todo
lo que acabo de describir se parece mucho al ceremonial de entierro judaico.
Para referencia, ver el Evangelio Explicado de Don Isidro Goma
y Thomas, Tomo I página 124; Usos y Costumbres de los Sefarditas de
Michael Molho, pág. 175; El Judaísmo de Stuart E. Rosenber,
pág. 162; el Libro del conocimiento judío, de Nathan Ausubel, pág. 64; Croown
Publisher INC USA; Estudios antropológicos de la comunidad judía de Mercedes
Fernández Martorell, pág. 143.
El señor Faure no practicaba la religión católica. Sin embargo siempre
tuvo relaciones cordiales con el seminario. Durante su enfermedad, fue visitado
por el canónigo Porta, sacerdote francés de Versalles, sacerdote muy conocido,
originario de Argelia y judío converso. El canónigo Porta, que estaba todavía
en Argelia, fue invitado por el señor Faure para ser capellán de la familia
Faure en Argentina. Nos dicen que el canónigo Porta le dio los últimos
sacramentos al señor Faure pero no hubo ningún testigo. La señora Isabel Masuda
nos informó que, durante las oraciones de la velación del cuerpo, ella trató
por lo menos dos veces de poner un rosario en las manos del difunto, pero la
Señora Faure se lo impidió bruscamente. El señor Faure fue enterrado en el
cementerio de Moreno, provincia de Buenos Aires, cerca de La Reja.
Tal vez después fue trasladado a La Reja. Algunos hechos suplementarios:
El P. Faure hizo venir vocaciones fuertemente dudosas al seminario de La Reja:
1) Juan Luna que favoreció y sembró la división entre sus camaradas de clase
del seminario. Una vez, a pesar de la orden de su superior, se rehusó a asistir
a la misa dominical. Durante los cursos del seminario, tenía la costumbre de
hacer preguntas capciosas a los profesores. 2) Abraham Medina fue expulsado del
seminario por haber escuchado conversaciones del director y de sus camaradas
escondido tras las puertas. Vigilaba las actividades de un diácono, visitaba a
los fieles sin tener permiso de sus superiores. Creó así división entre sus
camaradas. El P. Faure fue informado de los motivos de expulsión del
seminarista por el director. El P. Faure le dijo al P. Alejandro Jiménez
Baptista que iba a enviar a este seminarista al seminario de El Paso. El P.
Faure igualmente envió vocaciones al seminario de La Reja sin haber cumplido
con las formas de inscripción.
Nota: el P. Andrés Morello fue consagrado por Robert Neville, consagrado por Robert Mckenna, consagrado por Gerard des Lauriers, consagrado por Mons. Ngô Đình Thục. Por eso es dudosa la validez de la consagración del P. Morello.
Nota: el P. Andrés Morello fue consagrado por Robert Neville, consagrado por Robert Mckenna, consagrado por Gerard des Lauriers, consagrado por Mons. Ngô Đình Thục. Por eso es dudosa la validez de la consagración del P. Morello.