jueves, 2 de abril de 2015

JUEVES SANTO




Institución de la Eucaristía

El Jueves Santo es, —según el cantar popular castellano—, uno de los tres jueves del año que “relucen más que el sol”. Conmemora la Institución de la Eucaristía, el Sacramento del Amor. Es, por lo tanto, el día del gran regalo de Cristo a la humanidad. En vísperas de morir ignominiosamente por nos­otros en la Cruz, no podía dejarnos en testamento mayor don que el de su misma Sagrada Persona: su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, hechos alimento de nuestra vida espiritual. Por eso es éste un día grande, feliz, consolador. La proximidad de la Pasión del Salvador cohibe, sin embargo, a la Iglesia un tanto, y pone en la Misa de hoy un dejo de tristeza y de dolor que la liturgia expresa haciendo enmudecer el órgano y las campanas.

 Dom Andrés Azcárate OSB.



La institución del Sacerdocio

Lo que pasa hoy en el Cenáculo, no es un suceso acaecido una vez en la vida al hijo de Dios, y los Apóstoles no son los únicos convidados privilegiados a la mesa del Señor. En el Cenáculo, así como ha habido más de una comida, así también ha habido algo más que un Sacrificio, por divina que haya sido la víctima ofrecida por el Soberano Pontífice. Ha habido la institución de un nuevo Sacerdocio. ¿Cómo habría dicho Jesús a los hombres: "Si no coméis mi carne y bebéis mi sangre, no ten­dréis vida en vosotros", si no se hubiese propuesto establecer en la tierra un ministerio por el cual se reno­vase, hasta el fin de los tiempos, lo que acababa de hacer en presencia de sus discípulos? Mas dice a los hombres que eligió: "Haced esto en memoria mía”. Les da por estas palabras el poder de cambiar también ellos el pan en su cuerpo y el vino en su sangre; y este poder se transmitirá en la Iglesia por la ordenación, hasta el fin de los siglos. Jesús continuará obrando por el ministerio de hombres pecadores la maravilla que ha hecho en el Cenáculo; y, al mismo tiempo que dota a su Iglesia del único Sacrificio, nos da a nosotros, según su promesa, por el pan del cielo, el medio de "vivir en Él y Él en nosotros ". Vamos, pues, a celebrar hoy otro aniversario no menos maravilloso que el primero: La institución del Sacerdocio Cristiano.

Dom  Guéranger, El año litúrgico.