martes, 7 de abril de 2015

FRANCISCO CONFIRMA A SUS HERMANOS…EN EL PECADO


Francisco lavó y besó el Jueves Santo el pie de un transexual, que además comulgó






La Iglesia absolvía antes a los pecadores, hoy ha resuelto absolver a los pecados.

Nicolás Gómez Dávila


“El objeto del lavatorio de los pies –explica Mons. Straubinger comentando el Evangelio- fue en primer lugar preparar a los Apóstoles para la Eucaristía, acentuando con esto la necesidad de purificarse en la Confesión antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. En segundo lugar se propuso Jesús darnos un ejemplo de humildad y abnegación. Imitando este acto de humildad, el Obispo lava los pies a doce ancianos en el día de Jueves Santo” (Nota a Jn. 13,5).  Y afirma el Padre la Palma: “…porque no solamente quería dar ejemplo de humildad y muestras de su caridad, sino enseñar también con esta ceremonia cuán necesaria sea la limpieza interior del alma para recibir el Sacramento de su cuerpo y sangre, que dentro de poco les había de dar” (Historia de la Sagrada Pasión).

Es en el capítulo 13 de San Juan donde se relata este hecho. Y cuando Pedro le dice al Señor “No, jamás me lavarás Tú los pies. Jesús le respondió: “Si Yo no te lavo, no tendrás nada de común conmigo”. Simón Pedro le dijo: “Entonces Señor, no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “Quien está bañado, no necesita lavarse (más que los pies) porque está todo limpio. Y vosotros estáis limpios, pero no todos”. Él sabía, en efecto, quién lo iba a entregar; por eso dijo: “No todos estáis limpios” (13, 8-11).

Jesús dijo a quienes les lavó los pies “vosotros estáis limpios”, pero “no todos”. Francisco lavó sus pies y se humilló ante un pecador público como es un transexual. ¿Le habrá dicho que no estaba limpio?

“…así como suele acaecer que después de estar un hombre limpio y lavado, cuando sale del baño se le pegue algún polvo o lodo a los pies, por lo cual los vuelve a lavar otra vez, así también después de estar uno limpio de las culpas graves y mortales, se le puede pegar el polvo de las veniales; y este tal, bien es que se lave los pies, y que se purifique más y más cuanto le fuere posible antes de recibir el divino Sacramento” (La Palma, ob. cit), y luego de decirle a Judas aquello de que “no estáis limpios todos”, refiere que ante la humildad y amor de Nuestro Señor, se veía “la devoción y reverencia, el encogimiento y admiración de los Apóstoles”, pero también “el enfado y desdén y desacato con que se dejó lavar Judas, y la mansedumbre y paciencia, humildad y caridad con que el Salvador estaba a sus pies”.

No se ha visto esta actitud de contrariedad en el transexual sino por el contrario el placentero orgullo que confirma la “dignidad” de su nefanda desviación. El mensaje de Francisco no parece difícil de entender: Francisco no se arrodilla en la consagración de la misa ante Dios, pero sí se arrodilla ante doce presidiarios, con lo cual está indicando que el hombre es más importante que Dios. Y para hacer más “inclusiva” (es decir, democrática) la pleitesía, esta vez ha incluido (o le han incluido) un depravado sexual. Todos están limpios, por eso es suficiente con lavar sus pies.

"Francisco no sabía nada", puede decir alguien. Sin embargo ya la prensa lo había anticipado. Y hay un texto borrador del Sínodo de los obispos sobre la familia del 2014 que en su  párrafo temático N° 50 decía: “Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?

Mientras tanto los sacerdotes callan y duermen o cantan y bailan.

El Profeta Isaías declara contra los malos pastores:

“Todas las bestias del campo, venid y comed,
y vosotras todas las fieras del bosque.
Los atalayas de (Israel) son ciegos todos,
no entienden nada;
todos son perros mudos que no pueden ladrar;
soñolientos, dormilones que aman el sueño.
Y estos perros son voraces,
jamás se hartan;
los mismos pastores no entienden,
cada uno de ellos sigue su propio camino;
cada cual va tras su propio interés,
hasta el último.
Venid, yo traeré vino
y tomaremos bebidas embriagantes;
y mañana será como hoy,
día grande, muy grande”
(Is. 56, 9-12)

Resulta también interesante comprobar la timidez demostrada por los tradicionalistas que actúan dentro de Roma al referir este hecho. Así un sitio web que apoya a la Fraternidad San Pedro muestra la noticia y se limita a decir: “Nosotros simplemente constatamos el hecho. Alguien debería aclararlo pues puede llevar a  escándalo”. ¿Puede ser un escándalo o es un escándalo? ¿Y la FSSPX? Bien, gracias.