El 30 de junio de 1988, Monseñor Lefebvre afrontaba
la excomunión fulminada por la Roma modernista salida del Vaticano II, por el
motivo de las consagraciones episcopales. El salvó de esta forma su obra
asegurando la perennidad de la FSSPX.
Pero algunos sacerdotes ordenados por Monseñor
Lefebvre, se separaron de él y se adhirieron a la iglesia conciliar para fundar
la “Fraternidad San Pedro” (los padres Bisig –Suiza, Coiffet –Francia y Bauman
–Suiza.
Gracias al “Courrier de Tychique” y uno de sus numerosos corresponsales, nos
enteramos de la reacción de uno de los cuatro jóvenes obispos, entonces
superior del distrito de Suiza, desolado por la defección de los citados
sacerdotes. El dirigió una carta a los sacerdotes de distrito.
Les ofrecemos los principales pasajes de esta carta
a nuestros lectores.
Es de Monseñor Fellay.
“Una
noticia muy triste me llegó ayer por la tarde: dos sacerdotes suizos de la
FSSPX nos han dejado definitivamente y un tercero está a punto de seguirlos.
Ellos no tienen la intención de “continuar” la Fraternidad, la cual, según
ellos, se encuentra actualmente sin cabeza (…)
“Como se
podría esperar, Roma «toma el paquete» en su operación de recuperación y de
división (…). Se les pide simplemente firmar el protocolo del 5 de mayo y su
fidelidad a la Santa Sede, el reconocimiento de que Monseñor Lefebvre está en
cisma y se les promete la erección de la Fraternidad San Pedro, la cual será de
derecho pontifical y cuyos estatutos no son otros que los de nuestra
Fraternidad (…)
“A pesar
de todas las lecciones del pasado, nuestros queridos y desafortunados cofrades
mencionados se dejaron atrapar en la trampa, una bella trampa, hay que
reconocerlo, y desgraciados, se hacen instrumentos de división (…). La trampa
está muy bien montada: ¡sepárense de Monseñor Lefebvre a quien ustedes le deben
todo, les acordaremos lo que ustedes deseen, pero sométanse a nosotros que
promovemos el ecumenismo, una nueva visión del judaísmo y del islam, los
derechos del hombre y la nueva misa, los nuevos catecismos y el nuevo derecho
canónico! ¿Quién no ve que esta empresa va a fracasar? Tarde o temprano, habrá
confrontación entre la autoridad romana y los miembros de la Fraternidad San
Pedro… y ¿quién cederá? No es difícil predecirlo… Habrá bastantes lágrimas en
este camino (…)
Nuestros
aventureros ¿han abandonado ya lo que aprendieron en el seminario? ¿O no se dan cuenta qué se les espera en la
primera curva?”.
Sin embargo, desde los años 2000, Monseñor Fellay y
su Consejo han establecido diálogos con la Roma modernista, en los cuales
ciertos aspectos pudieran recordar los antiguos diálogos precursores de la
fundación de la Fraternidad San Pedro.
Pero Monseñor Fellay parecía mantener la línea del
fundador de Ecône. El 8 de diciembre de 2003, todavía dijo, en la Carta a los
amigos y benefactores:
“Una
nueva reunión interreligiosa tuvo lugar en Fátima a principios de octubre
(…) No dejamos de preguntarnos cómo un
acuerdo sería posible en tales circunstancias. ¿Cómo podríamos dejar pasar en
silencio tales aberraciones? Nosotros rechazamos cualquier acuerdo
diferenciado, afirmamos la contradicción entre lo verdadero y lo falso y
nuestra firme voluntad de no tener “nullam partem” en semejante empresa ya que,
sencillamente, queremos seguir siendo católicos. Es con horror y repugnancia
que nos alejamos de esa manera de considerar la Iglesia y de vivir en
“comunión”. ¿Cómo puede pretenderse que la “Roma” modernista haya cambiado, que
se haya vuelto favorable a la Tradición? ¡Cuántas ilusiones!”.
Y el 18 de junio de 2004, Monseñor Fellay, en su Carta
a los amigos y benefactores, declaró:
“Tanto
como la autoridades romanas permitan hacer semejantes abominaciones, o peor,
las apoyen, se alejan de todo acuerdo posible con la tradición. Nunca nos
plegaremos ante tales afrentas hechas a nuestra Madre celestial, a la Madre de
Dios. A veces nos preguntamos si no es sólo la fe lo que se ha perdido, sino
también el sentido común. Deus non irridetur. No hay que burlarse de Dios”.
Pero en los últimos años, el tono y la naturaleza
de las declaraciones del mismo Monseñor Fellay cambiaron. Hasta el punto de
estar en oposición “per diametrum” con lo que acabamos de recordar.
Acá una muestra de su nuevo estilo:
Así por ejemplo en Flavigny el 2 de septiembre de
2012 :
“El hecho
de ir a Roma no quiere decir que estemos de acuerdo con ellos. Pero es la Iglesia.
Es la verdadera Iglesia. Rechazando lo que no es bueno, no hay que rechazar
todo. Ella sigue siendo la Iglesia una, santa, católica y apostólica”.
Esto contradice de lleno lo que dijo el fundador de
Ecône: “Esta historia de la Iglesia visible de Dom Gérard y M. Madiran es
infantil. Es increíble que se pueda hablar de Iglesia visible para designar a
la Iglesia conciliar por oposición a la Iglesia católica que intentamos
representar y continuar”.
El mismo Monseñor Fellay afirmó el 11 de mayo de
2012:
“El
Concilio debe ser colocado en la gran tradición de la Iglesia, que debe ser
comprendido en acuerdo con ella. Estas son declaraciones con las cuales estamos
completamente de acuerdo, entera, absolutamente”
Igualmente, el 5 de junio de 2012 en Saint Joseph
des Carmes:
“Toda la
Tradición de la fe católica debe ser el criterio y la guía para el
entendimiento de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual a su vez,
ilumina ciertos aspectos de la vida y la doctrina de la Iglesia, implícitamente
presente en ella, y aún no formulados.”
Sin olvidar que, ya en 2011, el mismo Monseñor
Fellay afirmó a un periódico Suizo (La Liberté) que: “Esto da la impresión de que nosotros rechazamos todo el Vaticano II.
Nosotros lo conservamos en un 95%”.
(Lo que permitiría combinar en la cocina, en la
sopa, un 5% de veneno para ratas…)
Podríamos continuar… Pero conviene agregar a estas
declaraciones los «no dichos» y las «acciones».
Los no-dichos, como la desaparición de los sitios
de la Fraternidad de ciertas exposiciones doctrinales de las más importantes. O
la ausencia cada vez más marcada de las críticas sobre la nueva misa o sobre el
Concilio (aunque sea el 5%). O los secretos celosamente guardados sobre las
conversaciones entre Menzingen y la iglesia conciliar…
En cuanto a las acciones, son conocidas: Un obispo
lanzado a la calle de manera escandalosa, basados en un código de derecho sobre
una obediencia a un superior de su congregación, ¡el cual excluye dicha
obediencia por su papel de Obispo! Y los otros dos obispos reducidos al
silencio en el nombre de la misma obediencia que no se les debe. Y ahora tres
sacerdotes entre los más firmes, confinados en prisión y sometidos a juicio…
Todo esto son demasiadas cosas.
¡Demasiadas para que reine la confianza!
Adrien Loubier