“Seguramente existe un
error habitual en el Sedevacantismo, y seguramente es el siguiente: ellos, en general, fallan en distinguir
entre lo abstracto y lo concreto, entre los principios abstractos y la gente en
concreto, entre los errores abstractos y las personas que yerran. San Agustín dijo: “Aniquila los errores
pero ama a aquellos que yerran”, frase que es más nítida en latín:
“Interficite errores, diligite errantes”.
Por otra parte, los liberales aman a los errores junto con
los que yerran, mientras que los sedevacantistas aborrecen a los que yerran
junto con sus errores. La
pusilanimidad liberal sobre la gente se extiende a una pusilanimidad en los
principios. La intransigencia sedevacantista sobre los principios los hace ser
intransigentes con las personas. Sólo el católico que sigue las huellas de San
Agustín mantiene un balance siendo firme en los principios mientras es
indulgente, no blandengue, con las personas”.
Mons.
Richard Williamson, en Carta a los amigos y benefactores, marzo 1992.