martes, 28 de mayo de 2013

LA PERVERSIÓN CONSECUENCIA DE LA APOSTASÍA DE LA IGLESIA DEL VATICANO II


Un cardenal italiano rompe un tabú y da la comunión a un transexual




La derecha berlusconiana se muestra más abierta ante el matrimonio gay | Bagnasco aceptó que comulgara Luxuria durante el funeral en Génova por un cura muy popular y abierto.

Italia ha asistido perpleja a un hecho bastante insólito: un cardenal que da la comunión a un conocido transexual. El hecho ocurrió el pasado sábado, en Génova, durante el funeral por Andrea Gallo, un sacerdote muy popular y heterodoxo, que gozaba de gran estima entre prostitutas y transexuales, y que abogaba por el uso del preservativo y por la legalización de las drogas blandas.



El culpable.

Todos los diarios italianos ofrecieron ayer la foto del cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), dando la hostia consagrada a Vladimir Luxuria, transexual, artista y exparlamentario de Refundación Comunista. Nadie tuvo duda de que Bagnasco reconoció a Luxuria, pues ya había intervenido con una lectura durante la ceremonia. Que no negara la comunión a una persona que, según la ortodoxia católica, está en flagrante pecado, se interpreta como una señal alentadora de más tolerancia. En Italia hay un gran debate, por ejemplo, sobre la negativa oficial de la Iglesia a que los divorciados comulguen.

Después del funeral, Luxuria confesó ante la prensa que no comulgaba desde los 17 años, pero esta vez lo hizo en homenaje a don Gallo, el cura fallecido, a quien agradeció "habernos hecho sentir hijas de Dios". Luxuria explicó así el momento de la comunión: "Miré a los ojos del cardenal, me reconoció y, sin vacilaciones, me dio la hostia. Es el comienzo de una apertura".

Que Bagnasco, presidente de la CEI, realizara el gesto ante Luxuria tiene relevancia, dado que el Vaticano mantiene aún una actitud no negociable ante la homosexualidad y los transexuales. El nuevo papa Francisco aún no ha abordado el tema, pero el anterior, Benedicto XVI, poco antes de presentar su renuncia, reafirmó que el género es algo que da Dios y no una opción personal o una fórmula de conducta social que alguien sea libre de escoger. Para el papa emérito, la aceptación de las bodas homosexuales representa una revolución antropológica inaceptable y peligrosa.

En Italia no es posible el matrimonio homosexual y ni siquiera existe una regulación para las parejas del mismo sexo. En parte se debe a la docilidad histórica de los partidos políticos ante la Iglesia y ante el Vaticano. Siempre han creído -seguramente sobrevalorando el peligro- que un enfrentamiento frontal con la jerarquía católica les acarrearía la pérdida de muchos votos católicos. Pero la situación está cambiando, sobre todo a la luz de lo que ocurre en otros países. El centroizquierda se presentó a las últimas elecciones con la propuesta de avanzar hacia la legalización de las parejas homosexuales.

Es significativa la evolución en la derecha berlusconiana. Varios de sus líderes, entre ellos los ex ministros Sandro Bondi, Giancarlo Galan y Stefania Prestigiacomo, se mostraron ayer abiertos a avanzar hacia la aceptación del matrimonio homosexual o fórmulas parecidas. Estos ministros reaccionaron así a una carta abierta publicada el sábado, en portada, por el diario La Repubblica, en la que un joven homosexual de 17 años pedía el derecho "a existir" y aludía a algunos suicidios que ha habido en Italia de adolescentes gais que no pudieron soportar las burlas y el rechazo social.

El firmante de la carta sostenía que "un país que se dice civilizado no puede abandonar una parte de sí mismo" y "no puede permitirse vivir sin una ley contra la homofobia". El autor reconocía implícitamente que quizás Italia no esté todavía madura para las bodas gais, pero sí urge aprobar normas que penalicen los insultos y la discriminación.


NOTA SYLLABUS: El poder del Anticristo avanza mediante la iglesia falsamente católica, ocupada por masones y comunistas que sirven de ariete a los poderes políticos para imponer a la sociedad la tiranía del pecado. No creemos casualidad que esto ocurra ahora que está Francisco en Roma, pues todo parece avanzar de modo más descarado, bajo la máscara del “amor”. Esperemos que los italianos imiten un poco a los franceses que se han levantado contra estas impías manifestaciones de los hijos del diablo.
De paso, recordemos las palabras de Dios: “No queráis engañaros. Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios. Tales habían sido algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, fuisteis santificados, fuisteis justificados en el nombre de nuestro señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” (I Cor. 6, 9-11) o también: “En efecto la ira de Dios se manifiesta del cielo sobre toda la impiedad e injusticia de aquellos hombres, que tienen aprisionada injustamente la verdad de Dios (…) Por lo cual Dios los entregó a los deseos de su corazón, a los vicios de la impureza, en tanto grado que deshonraron ellos mismos sus propios cuerpos: ellos, que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando culto y sirviendo a las creaturas en lugar de adorar al creador, el cual es bendito por todos los siglos. Amén. Por eso los entregó Dios a pasiones infames, pues sus mismas mujeres invirtieron el uso natural en el que es contrario a la naturaleza. Del mismo modo también los varones, desechando el uso natural de la mujer, se abrasaron en amores brutales de unos contra otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones, y recibiendo en sí mismos la paga merecida por su obcecación. Pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas, quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos, infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres, irracionales, desgarrados, desamorados, desleales y despiadados. Los cuales, en medio de haber conocido la justicia de Dios, no echaron de ver que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, y no sólo los que las hacen, sino también los que aprueban a los que las hacen” (Rom. 1,18- 24-32).