martes, 21 de mayo de 2013

LA FSSPX INFILTRADA POR GNÓSTICOS.- PARTE IV.-






Ya en 1990, el Padre La Praz me dijo que se había dado cuenta de que había mala gente que se había infiltrado en la Fraternidad San Pío X, de la misma manera que se hizo en el Concilio Vaticano II. Lo hemos notificado a los responsables, y lo único que recibimos a cambio fue una paliza con el báculo.
Padre Michel Koller, FSSPX, junio de 2012.


Estas palabras fueron pronunciadas por el Padre Koller en su famoso sermón de junio de 2012. Nos habló del Padre La Praz, el Sacerdote crucificado de la FSSPX. Él ofreció su vida por su amada Fraternidad, dándose cuenta de la infiltración que sufría. Murió en 1993 luego de 130 operaciones y de sufrimientos terribles. El Padre La Praz fue sacerdote y víctima, apóstol en su cama de hospital, misionero desde su cama de dolores. Pidámosle nos ayude a darnos cuenta verdaderamente del alcance de esta infiltración que sufre la Fraternidad.


Continuamos con el Padre Célier:

De la revista VEHEMENTER, n°3:

El Padre Grégoire Célier ha publicado en el 2003 el controversial “La Paille et le Sycomore” para desacreditar los trabajos de los señores Jean Vaquié y Etienne Couvert y su revista “Les Cahiers Barruel”. Estos autores han sido prácticamente los únicos en Francia, entre los años 1978 y 1997, en advertir contra las infiltraciones de los autores esotéricos en los medios católicos tradicionales. Una tal audacia de querer desacreditar personas tan honorables y los trabajos tan útiles para el combate de la Fe, es muy desconcertante.

El Padre Grégoire Célier se cree con el deber, a ejemplo del doctor Guillotin, de decapitar las cabezas de los señores Vaquié y Couvert y los trabajos de los Cuadernos Barruel. En París, en la época del terror, ¡le habría ido muy bien!

Y ya que se especializó en este género de altas obras, tenemos también la serie antieducativa "Pequeño Ángel", escrita y dibujada por Jean-Luc Cherrier, en las ediciones Fideliter, en la cual todos los adultos son decapitados (una idea de Gricha!), y la tarjeta de felicitación 2006, repitiendo algunos dibujos de la misma serie, lo demuestran: Al Padre Célier le gusta decapitar a los adultos.




Aparte de la serie anti-educativa “Pequeño Ángel”, el padre Célier, siendo responsable de las ediciones Fideliter y Clovis, promueve sus libros como el siguiente, sacado del catálogo Clovis del 2007: 





En este mismo catálogo, podemos encontrar varios libros de la señora Huguette Pérol, fundadora del GREClibros editados también por Clovis y dirigidos a la juventud.




Y en el catálogo en línea actual, todavía encontramos este libro de la citada señora Pérol: Huracán en el Vaticano. http://www.clovis-diffusion.com/PBSCProduct.asp?ItmID=1641204




Pues bien, el señor Etienne Couvert (el cual dijimos es co-autor de los Cuadernos Barruel con don Jean Vaquié) escribe a Monseñor Fellay expresando su justa indignación por la publicación de La Paille et le Sycomore del Padre Célier:

Lyon, el 21 de marzo de 2004
Monseñor,
Dos sacerdotes de su Fraternidad se atribuyeron el derecho a publicar 200 páginas de insultos y de escupitajos sobre mi persona y mis escritos. Un solo sacerdote de su Fraternidad tuvo el coraje de tomar públicamente mi defensa. Todos los demás se portaron como cobardes.
Esperé varios meses el restablecimiento de mi honor y de la verdad. En vano. No creo que el Señor pueda bendecir una Institución religiosa que se comporta así.
Obispo, es por usted que soy deshonrado. Le grito mi tristeza y mi indignación.
Etienne COUVERT

A lo que Monseñor Fellay le responde:

Menzingen,  26 abril 2004
Estimado señor,
 (…)
Le diría que si esperaba recibir una palabra por parte suya, la veía bajo la forma de una respuesta punto por punto sobre lo que el Padre Célier creyó su deber cuestionar en sus estudios. El deseaba un debate de ideas y yo pensé que usted estaría decidido a demostrar la coherencia de sus escritos. Ante esta esperanza, usted comprenderá que su carta me dejó perplejo. Hablar de “200 páginas de insultos y escupitajos”, decir que todos los sacerdotes menos uno se comportaron como cobardes, y llegar a esta conclusión: Obispo, es por usted que soy deshonrado, es una amplificación de lenguaje que no parece digno de su persona. Es además una falta notable a la justicia y a la verdad.
Si efectivamente hay resbalones de lenguaje en la obra incriminada y, a pesar del deseo expresado de no atacar a las personas, hubo algunas faltas a esta regla, convendrá usted que no son “insultos y escupitajos”.
Sus defensores, a través de correo que recibí, trataron de demostrar la falta del Padre Célier.
Yo creo que más que hacerme culpable de haberlo deshonrado, usted mismo debería defender sus tesis con honor. Me parece indigno de un investigador contentarse con quedarse callado o reaccionar solamente de manera emocional cuando las tesis a las que ha dedicado su vida son cuestionadas.
Esperando… (…) Bernard FELLAY

Respuesta del señor Couvert a Monseñor Fellay:

Lyon,  4 mayo 2004
Monseñor,
Mi correo del pasado 21 de marzo no era una respuesta a una correspondencia anterior. La envié por mi propia voluntad. Era un llamado de socorro. Desde hace varios meses soy burlado y odiosamente calumniado por dos de sus sacerdotes.
Le he pedido defenderme contra sus acusaciones. Es el papel de un obispo el ser protector de sus fieles.
Desde que recibí el libro de Paul Sernine, en noviembre pasado, lo he leído atentamente. Me golpeó la maldad que se manifiesta en todas partes en el curso de la lectura. Mis textos y mis hechos son deformados, tomados en el peor sentido. No encontré ni una fórmula bondadosa o simpática en las expresiones utilizadas por el autor, ninguna fórmula bondadosa o amable. Todo en este libro es frío y seco, sin calor humano. Después de la lectura, lo tiré a la basura. Yo no podía guardar ese libro en mi biblioteca.
Usted me dice que el Padre Célier deseaba un debate de ideas. ¿Pero, qué debate? No hubo el mínimo debate, ni el mínimo diálogo. Los padres Célier y de Tanouarn organizaron emisiones en Radio-Courtoisie, conferencias en algunos prioratos de Francia, en el curso de los cuales pudieron lanzar críticas y acusaciones a las cuales no pude responder. Jamás fui invitado.
Ellos no vinieron a visitarme ni a proponerme un encuentro o un diálogo, que ellos evidentemente no desean organizar. Yo no llamo a eso un debate de ideas, es más bien una agresión unilateral sin posibilidad de respuesta.
Además, desde hace mucho tiempo la Fraternidad me ha puesto en el Índice. Ella rechaza absolutamente citarme, también a presentar mis trabajos sobre la Gnosis. No pude leer ninguna recensión de mis libros en FIDELITER, por ejemplo, como en otras publicaciones de la Fraternidad. Mi nombre jamás es citado. Usted pudo invitarme a una entrevista o a una plática, como lo hacen frecuentemente en FIDELITER. Estoy excluido de la Fraternidad en cuanto escritor, y de eso hace mucho tiempo, mientras que, por otra parte, mis libros se difunden en nuestras familias tradicionales.
Respondí, en febrero pasado, a algunas preguntas planteadas por Christian LAGRAVE en LECTURE ET TRADITION. Estas respuestas no fueron retomadas en las publicaciones de la Fraternidad, lo que demuestra que el debate de ideas no es deseado.
Usted me dice que debería demostrar la coherencia de mis escritos. Pero no puedo escribir un nuevo libro para explicar los precedentes. La coherencia está en mis escritos. Es suficiente leerlos para encontrarla. En la Fraternidad no se ha hecho el mínimo esfuerzo por difundirlos.
Usted, ¿ha leído verdaderamente mis libros? Lo que se llama leerlos seriamente, con pluma en la mano, como yo lo hago siempre. Es la primera cosa que se debe de hacer antes de comenzar no importa que debate. Yo siempre me niego a responderle a personas que tienen críticas a mi costa sin haber leído mis libros. Es la primera de las honestidades.
Yo no tengo que defender mi tesis. Lo que he escrito en mis libros, no son tesis, son verdades fundamentales de la Fe católica. Ellos se defienden por sí mismos, sin mi intervención. Para responder al libro de Paul Sernine, es suficiente releer mis libros. Ellos contienen todas las respuestas necesarias ante las acusaciones. Yo no quiero verme obligado a reescribir páginas enteras de mis libros ya editados y re-editados.
Por lo tanto, reitero mi llamado: Obispo, es por usted que soy deshonrado. Le suplico quiera usted defenderme contra mis adversarios. Espero que usted haya bien entendido mi queja.
Quiera usted… Etienne Couvert.

Continúa...