“Oigamos lo que dice
San Agustín: “No os está permitido amar con amor menguado, pues debéis llevar
grabado en vuestro corazón al que por nosotros murió clavado en la cruz”. A los
que sabemos por la fe que un Dios murió por nosotros en la cruz, no nos es
lícito amarle con tibieza, pues en nuestro corazón solo ha de estar grabado
Aquél que por amor nuestro quiso morir crucificado”.
San Alfonso María de Ligorio, “Reflexiones
sobre la Pasión de Jesucristo”, Ed. Apostolado Mariano, 3ª edición, pág. 114.
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