14-03-2013
Ante el anuncio de la elección del Papa
Francisco, la Fraternidad San Pío X ruega a Dios que conceda abundantemente al
nuevo Soberano Pontífice las gracias necesarias para el ejercicio de su pesado
cargo.
Que sostenido por la divina Providencia, el
nuevo Papa pueda “confirmar a sus hermanos en la fe”[1], con la autoridad con que San Pío X proclamaba al comienzo de
su pontificado: “Nos nada queremos ser, y con la gracia de Dios nada seremos
ante la humanidad, sino ministro de Dios, de cuya autoridad somos instrumentos.
Los intereses de Dios son Nuestros intereses; a ellos hemos decidido consagrar
Nuestras fuerzas y Nuestra vida misma.”[2]
San Francisco de Asís, cuyo nombre lleva el
nuevo Pontífice, escuchó al divino Crucificado decirle: “Ve, Francisco, y
repara mi Iglesia”. Es con este espíritu que los obispos, sacerdotes, hermanos
y religiosas de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X aseguran al Santo Padre su
deseo filial de “instaurarlo todo en Cristo, para que todo y en todos sea
Cristo”[3], según sus medios, por amor de la santa Iglesia católica
romana.
Menzingen, 13 de marzo de 2013
[1] Luc. 22,32
[2] San Pío X, Encíclica E supremi apostolatus (4 de octubre de 1903)
[3] Efes. 1,10 y Col. 3,11
[2] San Pío X, Encíclica E supremi apostolatus (4 de octubre de 1903)
[3] Efes. 1,10 y Col. 3,11
¿Qué dijo Monseñor Lefebvre en circunstancias semejantes?
CARTA A LOS AMIGOS Y BENEFACTORES N° 15
–SEPTIEMBRE 1978
FRATERNIDAD SACERDOTAL SAN PIO X
Estimados Amigos y Benefactores,
Desde nuestra última carta, se han producido
acontecimientos notables en la Iglesia: la muerte de Paulo VI y la elección de
Juan Pablo I. Ciertamente, estos acontecimientos están lejos de dejarnos
indiferentes, pues nuestro deseo de ver a la Iglesia liberada de los
modernistas y progresistas que la ocupan es muy grande. Desde hace casi 20 años
nosotros le pedimos a Dios dar a su Iglesia verdaderos apóstoles animados de la
fe católica que le han procurado sus Mártires, sus Confesores, sus Doctores,
sus Vírgenes y todos los Santos y Santas que ilustran su historia y prueban la
fecundidad de su doctrina, de su Sacrificio, de sus Sacramentos.
Nosotros temblamos al pensar que esta
infiltración del modernismo, es decir, del naturalismo en la Iglesia pueda
continuar. Las consecuencias de este verdadero cáncer son las más graves que la
Iglesia haya podido sufrir en el curso de su historia, siendo: la corrupción de
la fe católica en numerosos obispos y un gran número de sacerdotes, en
religiosos y religiosas. Estos clérigos razonan como modernistas y
protestantes: prueba de ello es el libro que acaba de aparecer bajo el título
“Obispos expresan la fe de la Iglesia católica”. Las nociones de gracia
santificante, del pecado original y sus consecuencias, del pecado mortal, del
Sacrificio expiatorio y satisfactorio de Nuestro Señor continuado en los
altares, todos están corrompidos.
Encontramos también en la Iglesia, todos los
errores del liberalismo, del americanismo, del Sillonismo y del modernismo
condenados por los Soberanos Pontífices. Agreguen a esto la teología de la
liberación, que es una interpretación marxista del Evangelio, interpretación
sacrílega y ultrajante para Nuestro Señor, y entonces no nos sorprendamos que
la paciencia de Dios nos anuncie sus límites. Todo parece estar colapsando
alrededor de nosotros, porque se ha abandonado a Aquél que es el fundamento de
todas las cosas, que es la Verdad, el Camino y la Vida: Nuestro Salvador bien
amado, Nuestro Señor Jesucristo.
Es también en razón de estas constataciones
que queremos permanecer aún más fieles a Nuestro Señor, a su Reino, a su Cruz,
a su Sacrificio, a sus Sacramentos, a su enseñanza fielmente transmitida por
los Sucesores de Pedro durante casi 20 siglos.
Pidamos a San Pio X que guíe los pasos de Juan
Pablo I. Que la Virgen María, tan celosa de la integridad de la fe como
sensible a todo lo que traiciona a su Divino Hijo, venga al socorro de su
Iglesia.
Este material lo tomamos de AQUÍ
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