lunes, 11 de marzo de 2013

LA LECTURA DE CABECERA


NON POSSUMUS

Utinam! Que el cielo hubiera querido que el Consejo General hubiera tenido al Catecismo del padre Gaudron como su lectura de cabecera. ¡No estaríamos aquí




Se ha estado mencionando últimamente entre los padres de la Resistencia el "Catecismo Católico de la Crisis en le Iglesia" escrito por el Padre Matthias Gaudron, FSSPX en 1997. Este catecismo fue publicado en francés en la revista "Le Sel de la Terre" de los Dominicos de Avrillé en sus números 48 a 57. Más adelante fue publicado un libro con este material.


Les presento a continuación el apartado al que se refiere el sacerdote que escribió la "Breve reflexión sobre el texto del Preámbulo Doctrinal del 15 de Abril" y que nos mostrará claramente lo que la FSSPX predicaba anteriormente sin censuras. Si desea leer todo el capítulo (cap. X) lo he subido aquí en donde también lo puede descargar para difundirlo.

Al final de la entrada, damos los enlaces para descargar otros capítulos.

■100.- ¿No ha sido posible continuar caminando con Roma?

El sentido común indica –y la experiencia lo confirma- que actualmente es imposible vivir plenamente y defender la fe católica siendo aprobados por la Roma conciliar. Luego de las consagraciones episcopales de 1988, Roma concedió la celebración de la antigua liturgia a algunas comunidades, pero en contraparte tuvieron que reconocer la nueva misa como un rito plenamente legítimo y abstenerse de cualquier crítica al Vaticano II. Particularmente han tenido que aceptar (o por lo menos, no criticar) la libertad religiosa y el ecumenismo. Un silencio tal constituye, por sí mismo, una complicidad culpable.

+ ¿Cuáles son las comunidades que han obtenido la liturgia tradicional a cambio de su silencio sobre los errores del Vaticano II?

Las comunidades que obtuvieron la liturgia tradicional a cambio de su silencio sobre los errores del concilio Vaticano II son en particular la Fraternidad San Pedro (originada de una escisión  de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en 1988), el Instituto Cristo Rey (fundado por el padre Wach en Gricigliano, cerca de Florencia), la abadía benedictina de Barroux (reunida desde 1988), la Fraternidad San Vicente Ferrer en Chéméré (la cual cambió bruscamente del sedevacantismo a la adhesión conciliar en el momento en que Monseñor Lefebvre negociaba con Roma en 1987), el Instituto Opus Mariae (del padre Wladimir), los dominicanos educadores de la rama de Pontcallec (fundada por el padre Berto) y el más reciente, la Fraternidad San Juan María Vianney de Campos, Brasil (dirigida por Monseñor Rifan, adherida desde el año 2002). Estas comunidades son designadas bajo el nombre global de “comunidades Ecclesia Dei”.

+ ¿Por qué todas estas comunidades llevan el nombre general de comunidades Ecclesia Dei”?

Estas comunidades llevan el nombre genérico de “comunidades Ecclesia Dei” porque la mayoría de ellas dependen de la comisión del mismo nombre, fundada en Roma luego de las consagraciones episcopales de 1988 para recuperar a los desertores de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.

+ ¿Qué manifiesta el nombre “Ecclesia Dei”?

Las palabras “Ecclesia Dei” constituyen el título del documento que excomulgó a Monseñor Lefebvre: se puede decir que todas estas comunidades fueron establecidas sobre ésta excomunión, beneficiándose así, según ellas dicen, del acto heroico de Monseñor Lefebvre el 30 de junio de 1988. Si el fundador de Ecône no hubiera anunciado (el 29 de mayo de 1987) y luego efectuado (el 30 de junio de 1988) estas consagraciones episcopales, la Roma conciliar no hubiera acordado nunca la liturgia tradicional en todas estas comunidades.

+ ¿Por qué la Roma conciliar está tan molesta por estas consagraciones episcopales?

La Roma conciliar está muy molesta por estas consagraciones episcopales porque garantizan la supervivencia de la Tradición. Se puede pensar que la reacción tradicionalista se apagaría por sí misma si no hubiera obispo para ordenar sus sacerdotes. Monseñor Lefebvre, siendo ya anciano, no sería más que cuestión de tiempo –y la estrategia de Roma conciliar consistía en ganar ese tiempo. Las consagraciones de 1988 invirtió la balanza de fuerzas. Aunque hayan abandonado a Monseñor Lefebvre, las comunidades Ecclesia Dei lo han aprovechado. Roma les otorgó la liturgia tradicional para desligarlos de Monseñor Lefebvre.

+ ¿Las comunidades Ecclesia Dei reconocen que deben su prosperidad a las consagraciones de 1988?

No siendo toleradas más que en la medida en que son ostensiblemente separadas de él, las comunidades Ecclesia Dei evitan generalmente reconocer que se deben a Monseñor Lefebvre. Ciertos laicos tienen, sin embargo, una mayor libertad de palabra. En el 2006, el director de Remnant periódico del movimiento Ecclesia Dei en los Estados Unidos- reconoció públicamente que la Fraternidad Sacerdotal San Pío X era como el contrapeso que permitía a las comunidades Ecclesia Dei existir y desarrollarse. En consecuencia, lógicamente declaró no desear en absoluto un acuerdo entre la Roma conciliar y la Fraternidad San Pío X, porque este desplazamiento de contrapesos podría debilitar a todo el movimiento tradicionalista.

+ Todas estas consideraciones tácticas ¿no son demasiado humanas?

Es inherente al Vaticano II el reemplazo de la valiente afirmación de la fe católica por la táctica, la diplomacia y el diálogo (los textos sobre la libertad religiosa y el ecumenismo son su más clara manifestación). En cambio, Monseñor Lefebvre siempre se ha conducido por consideraciones de fe. No procedió a las consagraciones episcopales de 1988 más que para continuar transmitiendo la fe y los sacramentos católicos. Conservando siempre esta misma perspectiva, se puede constatar que la fe del fundador de Ecône –que nunca quiso hundirse en las astucias humanas- resultó finalmente mucho más hábil que todas las maniobras de los diplomáticos del Vaticano.


+ ¿Las consagraciones episcopales de 1988 pueden entonces ser consideradas como una gran victoria de la Tradición católica?

Sí, las consagraciones episcopales de 1988 constituyen una gran victoria de la Iglesia. Salvaron la misa tradicional. La progresión lenta pero real de la misa en el seno de la Iglesia es un fruto irrebatible.

+ Entonces, si la victoria se ha conseguido ¿Qué impide actualmente la reconciliación con las autoridades romanas?

Las consagraciones de 1988 contribuyeron a salvar la Tradición católica no solamente asegurando la transmisión del sacramento del orden –y por lo tanto de la misa y los sacramentos tradicionales- sino también protegiendo de los errores conciliares a una pequeña parte del rebaño de la Iglesia.
Ahora bien, estos errores conciliares continúan asolando la Iglesia y reinan en la misma Roma. Para continuar protegiéndola eficazmente, es necesario guardar la distancia con las autoridades romanas. La victoria definitiva todavía está por venir.

+ ¿No se podría continuar resistiendo a los errores conciliares sin estar distanciados de las autoridades legítimas de la Iglesia?

En tiempos de epidemia, la prudencia más elemental exige separar estrictamente los enfermos de los sanos. Una cierta comunicación es indispensable (para curar a los enfermos), pero se limita lo más posible y se rodea de grandes precauciones. Sucede lo mismo en la situación actual: No se puede frecuentar de manera habitual a las autoridades conciliares sin exponerse a contraer sus errores. El ejemplo de las comunidades Ecclesia Dei es la prueba manifiesta.

+ Los miembros de las comunidades Ecclesia Dei ¿han admitido los errores conciliares o solamente guardan silencio respecto a ellos?

Sin pretender juzgar su fuero interno ni las excepciones posibles, parece que la mayoría de los miembros de las comunidades Ecclesia Dei  han terminado, desgraciadamente, por adherirse a los errores conciliares. Empezaron por un silencio que juzgaron prudente. Luego tuvieron que dar concesiones poco a poco. Fueron sometidos sin darse cuenta a la presión psicológica del liberalismo –tanto más eficaz cuando parece menos apremiante. Al fin, terminaron por prohibirse pensar de manera diferente a como hablan y actúan. (“A fuerza de no vivir como se piensa, dijo Paul Bourger, se termina por pensar cómo se vive”).  En poco tiempo, se metieron enteros por el engranaje en el cual imprudentemente pusieron el dedo.

+ ¿Esta aceptación de los errores conciliares es común a todas las comunidades Ecclesia Dei?

Sin duda existen matices, pero en términos generales, todas las comunidades Ecclesia Dei están adheridas a los errores conciliares. Desde su adhesión de julio de 1988, la abadía de Barroux había públicamente puesto como condición: “Que ninguna rectificación doctrinal o litúrgica sea exigida de nosotros, que ningún silencio sea impuesto a nuestra “predicación antimodernista”. Ahora bien, desde el mes de octubre siguiente, un monje constataba: “Una cierta relativización de la crítica de Dignitaits humanae y de Asís” en el seno de la abadía. De hecho, Le Barroux llegará incluso a tratar de justificar públicamente los errores del Vaticano II.
-La Fraternidad San Pedro que pretendía, al principio, continuar exactamente lo que hacía la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (excepto las consagraciones episcopales) ha sufrido la misma suerte.

+ ¿Las comunidades Ecclesia Dei continúan firmes al menos en la liturgia?

-Lejos de resistir firmemente, todas las comunidades Ecclesia Dei han mas o menos aceptado la nueva liturgia a la cual evitan de atacar con decisión: Dom Gérard (abad de Barroux) tuvo que concelebrar la misa nueva con el papa (el 27 de abril de 1995). El padre Wach (superior del Instituto Cristo Rey) ya había hecho lo mismo (el 21 de diciembre de 1991). Monseñor Rifan también tuvo que concelebrar la nueva misa (8 de septiembre del 2004). La Fraternidad San Pedro debió aceptar el principio de la concelebración de la misa de los crismas (del Jueves Santo) con el obispo de la diócesis donde está establecida (reunión de Rocca di Papa, 8 al 12 de febrero del 2000). La Fraternidad San Vicente Ferrer es un poco más reservada: predica “solamente” la asistencia en hábito de coro y la comunión en la misa de los crismas del Jueves Santo (pero aquí ya existe participación litúrgica y por lo tanto, una aceptación de la nueva misa).

+ ¿En compensación de este compromiso, las comunidades  Ecclesia Dei obtienen al menos vastas posibilidades de apostolado?

-La situación es diversa dependiendo el país (y en Francia, según la diócesis), pero la mayoría de los obispos continúan muy restrictivos con respecto a las comunidades Ecclesia Dei . Incluso los que no son muy hostiles dudan admitirlos por temor a las reacciones del clero y de laicos “comprometidos”. Roma teme por su parte las reacciones de los obispos. La situación de las comunidades Ecclesia Dei sería de suma fragilidad sin el contrapeso de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.


+ ¿Qué manifiesta, en definitiva, esta situación?

La situación de las comunidades Ecclesia Dei son obligadas de abandonar poco a poco la doctrina tradicional y que, sin embargo, no son aceptadas más que con muchas restricciones en las diferentes diócesis confirma la evidencia de que realmente existe el “estado de necesidad” invocado por Monseñor Lefebvre para justificar las consagraciones episcopales de 1988. Hoy en día, como entonces, es imposible para los que quieren defender la fe católica hasta el final colaborar con Roma. Pero esta situación no durará indefinidamente. Nuestro Señor lo ha prometido: Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (Mat.16, 18).