sábado, 23 de marzo de 2013

LA COMUNICACIÓN DE MENZINGEN: ¿DIALÉCTICA COMUNISTA?


NON POSSUMUS




 La circular Thouvenot del 7 de marzo de 2013

El 7 de marzo de 2013 una carta circular del padre Thouvenot fue enviada a los Superiores de Distritos, seminarios y Casas Autónomas. Ella fue enviada luego de descubrir a 3 de los sacerdotes que participaron en la Carta abierta a Monseñor Fellay por 37 sacerdotes del Distrito de Francia. Esta carta era anónima, lo que le valió muchas críticas como la del Padre Thouvenot que denuncia este proceder. Pero nosotros podemos objetar que, en vista de la suerte reservada para los contestatarios/refractarios/resistentes, el anonimato es necesario. Es la única manera de protegerse de las persecuciones, las amenazas y otras sanciones injustas. Además, ya que el debate se ubica, por parte de los padres de la resistencia, en el plano doctrinal y de las ideas, ¿en qué el anonimato plantea un problema? Nadie hubiera tenido la audacia de reprochar a los disidentes rusos, salvo algunos imbéciles y partidarios del régimen comunista, de haber publicado en la URSS sus obras bajo el anonimato. Siempre es fácil dar lecciones de valentía cuando se está del lado del poder.

Dudas legítimas en cuanto a lo bien fundada de la nueva política de adhesión del Superior general de la FSSPX y de sus asistentes.

Comencemos, sin lanzarse a acusaciones perentorias y absurdas, por recordar algunos hechos: después de haber, en vano, durante meses, dado parte internamente a sus superiores de sus temores en cuanto al acercamiento con la Roma conciliar, los sacerdotes han terminado por enviar, anónimamente, una carta al superior general de la FSSPX, Monseñor Fellay. En esta carta, ellos denuncian la responsabilidad de la Casa general en la crisis que sufre desde hace algún tiempo la Fraternidad, insistiendo particularmente en el doble lenguaje de Monseñor Fellay y de su falta de sinceridad respecto a los sacerdotes y los fieles. Estos sacerdotes expresan así su negativa a seguir la nueva política de adhesión de Menzingen, poniendo a Monseñor Fellay delante de sus propias contradicciones.

Las inquietudes contenidas en esta Carta de los 37, no son el fruto de elucubraciones, de delirios sedevacantistas emanando de espíritus torcidos y rebeldes como ciertos quisieran hacernos creer. Algunos textos, sermones y entrevistas (el Cor unum de marzo de 2012, la Declaración doctrinal del 15 de abril de 2012, el sermón de Monseñor Fellay en Pentecostés, etc) por su evidente contenido sorprendente, plantean en efecto una duda legítima sobre los principios que animan la acción del Superior General y de sus asistentes. Las expulsiones, estos últimos meses, de aquellos que, como Monseñor Williamson, combaten abiertamente este deseo de acordar con Roma, plantean igualmente inquietudes. ¿No tenemos allí ya los hechos objetivos?

Respecto a esto, no podemos sorprendernos por ciertas reacciones brutales por la publicación, el 28 de febrero de 2013, de la famosa Carta de los 37 sacerdotes  en el sitio La Sapinière. Y cuando tres de los autores de esta carta, que fue considerada en un comunicado del Superior de Distrito de Francia como “una fabricación”, fueron finalmente descubiertos (son los padres Rioult, Salenave y Pinaud), éstos últimos fueron inmediatamente condenados, juzgados, y expuestos al escarnio público. El 7 de marzo, la Casa general, por una circular de su secretario, el padre Thouvenot, actuó en el mismo sentido. Es sobre esta carta circular que deseamos volver porque es instructiva en muchos dominios.

Una circular indigna y vergonzosa

En la forma, esta circular es indigna y vergonzosa. Al leerla nos asombramos por el tono ácido y despectivo utilizado. El Padre Thouvenot, y atrás de él las autoridades de la Fraternidad, hablan de sus sacerdotes, sus cofrades en el sacerdocio, sin el más mínimo respeto como si se tratara de gentuza de la peor especie. Comprender su consternación, conocer los motivos que los llevaron a actuar de esta manera, comprender sus inquietudes, nada de esto parece interesar a Menzingen, que prefiere imponer por el miedo y el chantaje de la expulsión su nueva línea. Ninguna compasión ni misericordia hacia ellos. Estos sacerdotes ¿serán criminales ? Al leer al padre Thouvenot, podríamos pensarlo. Sin embargo, Monseñor Fellay y sus asistentes saben cómo  hacer prueba de una asombrosa y bondadosa indulgencia hacia las autoridades eclesiásticas de la iglesia conciliar (concerniente a Asís III, la beatificación de Paulo VI, ciertos discursos de Benedicto XVI que rozan la herejía e inciensan al Vaticano II…) Sin duda el Superior general se siente más cercano a sus nuevos amigos en Roma que de Monseñor Williamson y de todos los otros sacerdotes que se niegan a comprometerse con esta Roma de tendencia neo-modernista y neo-protestante, según los propios términos de Monseñor Lefebvre.

La circular lleva además graves acusaciones mentirosas y calumniosas (acusaciones fundadas en ningún acto preciso) sobre las intenciones de estos sacerdotes los cuales estarían “decididos a hacer estallar la Fraternidad”, “pierden de vista las obligaciones de su vocación sacerdotal”. ¿No es esto juzgar su fuero interno? ¿Son éstas, verdaderamente, realmente, las motivaciones profundas que animan a estos sacerdotes? Una vez más, el Superior general y sus asistentes, por su nueva política acuerdista, han creado una división doctrinal en el seno de la Fraternidad. Sus sofismas ¿no son la primera causa de la confusión que reina hoy en el mundo de la Tradición? A quiénes quieren agradar con sus declaraciones ambiguas, por la expulsión de los recalcitrantes, si no es a las autoridades romanas… El secreto en torno a las discusiones con Roma, ha empañado la confianza de los sacerdotes y de los fieles hacia la Casa general, ha permitido y permite todavía criticar y castigar a los oponentes a su política, acusarlos de fundar sus argumentos en rumores, sospechas, mentiras. Esto es lo que se les reprocha a los padres Rioult, Salenave y Pinaud en la circular del Padre Thouvenot.

La circular Thouvenot, ¿una obra maestra de dialéctica comunista?

En el fondo, el objeto de esto correo interno es sobre todo el justificar el trato que sufren estos 3 sacerdotes y que les significó estar “relevados de todo ministerio y que deberán irse a prioratos distintos. Un proceso eclesiástico será instruido en su contra”. No hace falta decir que esta circular tiene como segundo objetivo, tácito, de advertir a otros sacerdotes si acaso estuvieran tentados a actuar como estos 3 sacerdotes. A este respecto, la circular es una obra maestra del método soviético. De hecho Menzingen, para hacer triunfar su política de adhesión a Roma modernista, se sirve de procedimientos dignos de un régimen estalinista. Lejos de nosotros, sin embargo, la idea de asimilar a Monseñor Fellay con Stalin pero no es inútil mostrar que la política actual de Menzingen tiene algunas similitudes sorprendentes con el régimen soviético, guardando las proporciones.

a) una obediencia viciada :

Como Stalin, Monseñor Fellay se niega a cualquier cuestionamiento a su línea, lo que tiene por consecuencia lógica una deriva autoritaria en la cabeza de la Fraternidad. También el Superior general ya no está dentro de sus funciones cuando pide una obediencia ciega y una obediencia sin reserva a su persona y a su manera de pensar. Tal clase de obediencia se convierte en vicio.  Ella ya no es una sumisión basada en la inteligencia y en la facultad de discernimiento de la persona que se somete. Ya no es esta virtud que solo es posible en los hombres libres, es decir, hombres que no sufren coacciones exteriores. Los sacerdotes y los fieles no son robots que deben tener confianza ciega en el superior general bajo pretexto que él tiene todas las cartas en la mano y que tiene la gracia de estado. Es un sobrenaturalismo el pensar así. En ninguna parte está escrito que el Superior general de la Fraternidad es infalible, ni que la dicha Fraternidad esté siempre exenta de error. Este asunto es lo suficientemente grave para que cada uno examine en conciencia lo que debe hacer. Se trata, en efecto, del combate por la Tradición, del combate de la Fe, de salvaguardar la sana doctrina, no solamente para que cada uno de nosotros la conserve intacta sino también para que la transmitamos, intacta, a los que seguirán. Se trata aquí del bien común de la Iglesia.

 b) un vocabulario excesivo y acusador  

Llevemos un poco más lejos la comparación con el régimen soviético. Cuando un grupo en el seno del Partido comunista osaba emitir reservas en cuanto a su política, Stalin acusaba a sus adversarios de subversión (sin jamás responder a sus argumentos de fondo), de intrigantes revolucionarios, de sembrar la división, de querer destruir al partido, etc. Por ejemplo, Trotski fue acusado ¡de ser un conspirador a sueldo de los imperialistas! El discurso del enemigo interior sostenido por el exterior (por ejemplo los trotskistas internacionalistas que fueron expulsados del partido por Stalin), era frecuentemente retomado por los dirigentes comunistas y los jefes de la KGB; el padre Thouvenot hace lo mismo cuando afirma que el padre Rioult y sus secuaces llevan a cabo una subversión interna apoyados por antiguos miembros de la FSSPX (cf.  Monseñor Williamson): estamos en presencia de sacerdotes a sueldo de Monseñor Williamson: “En estrecha colaboración con Monseñor Williamson, el padre Olivier Rioult es el cerebro de esta empresa de insubordinación, en concierto con el Padre Nicolás Pinaud y el Padre Matthieu Salenave”. Por lo tanto, encontramos el mismo procedimiento que consiste en desestabilizar y desacreditar al adversario por las acusaciones difamatorias y un vocabulario excesivo (cf. las acusaciones en los diferentes sermones de sedevacantismo, de espíritu cismático…) y a practicar una forma de lavado de cerebro.

c) una demonización del adversario: una vieja táctica comunista:

Es un clásico el desacreditar al enemigo satanizándolo. Y Menzingen emplea esta estrategia de manipulación; Stalin, también era muy fuerte en este tipo de ejercicio: el argumento consistía en hacer del oponente un enemigo enmascarado, pérfido, amenazador de la estabilidad del régimen que quiere la ruina de la sociedad, acusándolo de toda suerte de malversaciones (pero sin jamás dar ejemplos concretos y precisos: manteniendo una voluntaria vaguedad). Los medios empleados consisten en el confinamiento del adversario, a impedir la formulación de una crítica que pueda parecer legítima a terceros, a prohibir tener una opinión respetable. Y así, se hacía posible mantener un clima de terror que permite conservar el poder y el control sobre la población.

La circular Thouvenot es un buen ejemplo de la manera en que Menzingen emplea estos mismos medios para logar los mismos objetivos: instalar un clima de miedo y de sospechas generalizadas (vigilancia e investigación de los sacerdotes refractarios) y de sumisión ciega a la autoridad en el seno de la Fraternidad. Podemos hacer aquí también un paralelo con las purgas de Stalin: todos aquellos que dudaban de su política debían ser eliminados. ¿Monseñor Fellay no está haciendo lo mismo cuando se deshace de manera arbitraria y escandalosa de sus oponentes a su política? Podemos igualmente mencionar las delaciones y el espionaje que existen hoy en día en el seno de la FSSPX; ¿cómo descubrieron a estos 3 sacerdotes? ¿Quién los denunció? Paralelamente, en el régimen soviético, cualquier desviación a la línea oficial debía ser perseguida con simulacros de procesos, expulsiones y sanciones arbitrarias, censuras, etc. Los 3 sacerdotes ¿no han sido informados que “un proceso eclesiástico” en donde Monseñor Fellay será obligatoriamente juez y parte será “instruido en su contra”? ¡y si ellos no se someten, serán automáticamente “expulsados de la sociedad”! ¿No se trata de un simulacro de proceso, ya que a la lectura de esta circular, estos tres sacerdotes aparecen ya juzgados y condenados? ¡Esta manera de hacer justicia recuerda extrañamente el Proceso de Moscú, durante las Grandes Purgas de los años 1930!

Igualmente podríamos comparar el sistema de propaganda que tuvo lugar en la URSS en los tiempos de Stalin, con la propaganda de la Casa general vía sus sitios de internet para imponer la propaganda acuerdista de Menzingen (cf. el padre Rostand y sus aliados) así como una forma de culto de la personalidad: Monseñor Fellay aquí, Monseñor Fellay allá, ¡Monseñor Fellay por todas partes!

            Cuadro sinóptico de comparación

Hagamos la comparación en un cuadro sinóptico: las semejanzas son flagrantes…


URSS
FSSPX
Línea de pensamiento única: línea de Lenin y Stalin. Ideología: marxismo-leninismo.
Línea de pensamiento única: la línea de Monseñor Fellay (cf. DICI…). Línea salida del pensamiento innovador de Menzingen favorable a un reconocimiento canónico incluso si Roma no se convierte.
Sistema dictatorial y totalitario: toda oposición a la línea del Partido es severamente reprimida (ejecuciones, gulag, exilio, etc.) Ningún debate de fondo es posible. Fuertísimo control sobre la población. Censura muy fuerte.
Las sanciones son injustas.
Sistema dictatorial y totalitario : cualquier diferencia con la línea de Monseñor Fellay es juzgada como una desobediencia grave hacia la autoridad. Ningún debate de fondo es posible porque Menzingen se niega este debate, lo que explica la manera en que las declaraciones de los sacerdotes son cuidadosamente controladas. Sanciones contra todo sacerdote o incluso laico (pensamos entre otros, en los administradores y moderadores de foros en internet) que critique el discurso de Monseñor Fellay. 
Las acusaciones de desviaciones respecto a la línea oficial son borrosas y extremadamente imprecisas… En realidad, no hay razones pertinentes ni tangibles, de ahí las acusaciones surrealistas en donde el acusado se ve acusado de toda suerte de crímenes, consecuencia evidente de su desviación ideológica. Hay una diferencia evidente entre las acusaciones y la realidad.*
La circular Thouvenot se contenta de acusar : no aborda ninguno de los problemas ni de las objeciones expresadas en la carta de los 37 sacerdotes. Todo es borroso y extremadamente impreciso en esta circular: ¿cuáles amalgamas, cuales calumnias? ¿Dónde está la subversión por decir la verdad? La acusación del padre Thouvenot en este caso ¿es verdaderamente objetiva?
Utilización de una retórica particular : « Esta red espantosa de traiciones, todos estos complots, (…) Toda esta turba ensañada contra el país que había dado un ejemplo subversivo”  (Henri Barbarusse, Stalin, 1935)* Los dirigentes soviéticos tenían la costumbre de denunciar toda suerte de complotistas subversivos que trabajaran en la sombra para destruir la URSS.
Utilización de un vocabulario apropiado que encontramos muy frecuentemente en la retórica soviética: “empresa de insubordinación (…)acciones subversivas,, agitadores, extraviados, rebeldes…”Menzingen acusa a los 3 sacerdotes de ser complotistas revolucionarios, más preocupados por su supuesta voluntad de destrucción de la FSSPX que por su vocación sacerdotal.
Utilización de propaganda con el objetivo de que la población se adhiera al sistema. Hacerlos permeables a la doctrina del partido. Reeducación de los desviados así como la falsificación de la historia. Lavado de cerebro.
Los sitios oficiales de la Fraternidad sirven a la propaganda: las opiniones contrarias son sistemáticamente censuradas. Al contrario, cualquier discurso a favor de un acuerdo encuentra allí un lugar. Eso no es honesto. Propaganda que se dirige a reeducar a los sacerdotes y fieles. Objetivo: mostrar que Roma está cambiando, que un acuerdo es posible, que no hay que denunciar muy firmemente los errores conciliares.

En conclusión de esta comparación, es fácil darse cuenta que Menzingen, empleando un vocabulario excesivo y acusador así como una dialéctica y una retórica utilizadas por los comunistas, busca crear miedo: la circular Thouvenot hace de estos 3 sacerdotes peligrosos revolucionarios con intenciones malas, pérfidas y crueles. Sobre todo no hay que escucharlos ni seguir su mal ejemplo.

¿Por qué tal proceder? A causa de la negación por parte de la autoridad, de un verdadero debate sobre el fondo.

Sin embargo, podemos legítimamente preguntarnos el por qué la Casa general utiliza tales procedimientos. Nos parece que un elemento de respuesta puede ser la negativa por parte de Monseñor Fellay de un verdadero debate doctrinal sobre el fondo.

Por un lado, la Casa general debe ciertamente estar avergonzada por esta Carta de los 37 a la cual no puede responder con pruebas que le permitan desmentir los hechos y las palabras reportadas. El apuro de Menzingen es particularmente visible en el penúltimo párrafo que trata de la famosa declaración doctrinal del 15 de abril del 2012: Como siempre, estos sacerdotes rebeldes pretenden presentar este documento como una prueba de la traición y de la “adhesión de Menzingen” al modernismo, a la misa de Paulo VI y a los errores conciliares… Cada uno sabrá diferenciar entre la información y la intoxicación organizada de manera anónima. Por lo tanto, que ella aparezca en internet o en Cor Unum es la misma declaración doctrinal de que se trata. ¿En qué las explicaciones dadas por la Casa general van a cambiar el tenor, el fondo doctrinal de la declaración? ¿Y por qué razón hay que explicarles a los sacerdotes? Monseñor Fellay y sus asistentes ¿tendrían miedo de la, sana, reacción de los sacerdotes?

Por otra parte, Monseñor Fellay posee el poder: el ver su política acuerdista criticada por argumentos doctrinales sólidos e ineludibles que podrían forzarlo a la dimisión, parece disgustarle soberanamente (igual que a Stalin).

Pero sobre todo, esta carta caricaturiza al adversario para dañarlo sin responder a uno solo de los argumentos contenidos en la carta aludida. Las autoridades de la Fraternidad, rehusándose al debate sobre el fondo, están obligadas a amordazar cualquier forma de resistencia a su política. Cualquier oposición es entonces acorralada, condenada y duramente criticada.

¿Será que le faltan argumentos doctrinales a Menzingen para defender su posición? Es cierto que si estas autoridades se sintieran fuertes y seguras en su posición doctrinal, no dudarían en confrontar a sus oponentes a ejemplo de un Cayetano de cara a Lutero o de un Santo Tomás que organizaba y animaba controversias y debates.
           
Un clima malsano y tenso en el seno de la Fraternidad.

 Esta ausencia de debate doctrinal engendró este clima malsano y tenso que pesa sobre la Fraternidad en la actualidad. La autoridad, al imponer “una nueva posición respecto a la Iglesia oficial” y trabajando en buscar “un reconocimiento canónico” de la Fraternidad por la Iglesia oficial, pero impidiendo paralelamente un debate sereno y razonable es el responsable de esta atmósfera.

 Con tales superiores, ciegos por su deseo de un reconocimiento canónico, no podemos más que sostener estos tres sacerdotes acusados injustamente de subversión por haber denunciado (revelando los hechos reales y concretos) las maniobras y las actuaciones de Menzingen. La Casa general no puede valerse de ningún derecho ya que actúa de manera arbitraria y ya que pretende obligar a sus sacerdotes a renegar, en parte, del combate de la Fe y de la Tradición, a renegar, de cierta manera, su juramento antimodernista.

Ahora nosotros planteamos la pregunta: ¿quién es verdaderamente revolucionario y subversivo?

 También nosotros podemos plantear estas preguntas: ¿quién informa, quién intoxica? ¿quién combate a la revolución liberal que se infiltra en los rangos de la Fraternidad y quién hace trabajo subversivo en una sociedad religiosa anti-liberal para acordar con una iglesia conciliar liberal? En una palabra: ¿quién es verdaderamente revolucionario? ¿Quién es contra-revolucionario por amor a la Verdad?

Nuestra Señora de Fátima: « Rusia esparcirá sus errores por el mundo entero, suscitando guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados…”

Ante esta crisis, la más importante que atraviesa la Fraternidad, una pregunta viene frecuentemente a nuestros espíritus: ¿Por qué una tal crisis que parece un castigo y que arriesga a hacer desaparecer la Fraternidad?

En Fátima, Nuestra Señora previno que si la Consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado no se hacía como Ella lo pidió, entonces “Rusia esparcirá sus errores por el mundo entero, suscitando guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados…”  
        
¿No estamos viendo, desgraciadamente, a Rusia esparcir sus errores en la Fraternidad? Afectados e infiltrados por el liberalismo, por el espíritu“políticamente correcto”, podríamos decir de manera más precisa“religiosamente correcto”, ciertos superiores de la FSSPX ya no dudan, como lo acabamos de ver, en adoptar, para imponer su nueva línea de pensamiento (adhesión a la Roma modernista sin su conversión previa), una dialéctica y una retórica forjada por los comunistas en la URSS.

¿Sería un atrevimiento el ver, en esta deriva totalitaria y liberal en la cabeza de la Fraternidad, que se aleja de manera impresionante y asombrosa de la caridad y de la misericordia evangélicas, un castigo divino? Un justo castigo debido al abandono, por nuestros pastores, por muchísimos de nuestros sacerdotes y fieles, del combate doctrinal de Monseñor Lefebvre y por el abandono, por un hipotético confort canónico, de este principio absoluto, única garantía para no comprometer la Fe: “NO AL ACUERDO CANÓNICO ANTES DE UN ACUERDO DOCTRINAL”.


            Y « Los buenos serán martirizados…»


Por un anónimo de 21 años.