LA SAPINIERE.INFO
NON POSSUMUS
A Monseñor Fellay.
Excelencia:
Como usted lo escribió recientemente, “los
lazos que nos unen son esencialmente sobrenaturales”. Sin embargo, usted tomó
cuidado de recordarnos, a justo título, que las exigencias de la naturaleza no
deben ser olvidadas, por lo tanto “La gracia no destruye la naturaleza”. Entre
estas exigencias, hay veracidad. Pero estamos obligados a constatar que una
parte de los problemas a los que nosotros hemos sido confrontados estos últimos
meses vienen de una falta grave a esta virtud.
Hace diez años, usted decía como Monseñor
Tissier de Mallerais:
“Nunca aceptaré decir: “en este concilio, si
se interpreta bien, incluso si se pudiera hacerlo corresponder con la
Tradición, podríamos encontrar un sentido aceptable”. Nunca aceptaré decir eso.
Sería una mentira. No está permitido decir una mentira, incluso si se tratara
de salvar a la Iglesia” (Gastines, 16 de septiembre de 2012)
Pero usted cambió hasta el punto de escribir:
“La Tradición de la fe católica debe ser el
criterio y la guía para el entendimiento de las enseñanzas del Concilio
Vaticano II, el cual a su vez, ilumina ciertos aspectos de la vida y de la
doctrina de la Iglesia, implícitamente presente en ella, y aún no formulados.
Las afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontifical posterior
relativos a la relación entre la Iglesia católica y las confesiones cristianas
no-católicas deben ser comprendidos a la luz de la Tradición” (San Joseph des
Carmes, 5 de junio de 2012).
En Brignoles, en mayo de 2012, usted habló de
este documento que “convenía a Roma” pero que “habrá que explicar entre
nosotros porque hay declaraciones que están tan en la línea de cresta que si
ustedes están mal dispuestos o según si se ponen gafas negras o rosas, ustedes
la ven de un modo o de otro”. Después usted se justificó de la siguiente
manera:
“Si podemos aceptar el ser “condenados” por
nuestro rechazo al modernismo (lo que es verdad), no podemos aceptar serlo
porque nos adherimos a las tesis sedevacantistas (lo que es falso), y es lo que
me condujo a redactar un texto “minimalista” que no tomaba en cuenta más que
uno solo de los dos panoramas y que, por este hecho pudo ocasionar confusión
entre nosotros”. (Cor unum 102)
“Este
texto, evidentemente, cuando lo escribí, pensé que era lo suficientemente
claro, que logré evitar suficientemente los… ¿cómo se dice?- las ambigüedades.
Pero… digamos que los hechos están ahí, estoy bien obligado de ver que este
texto se convirtió en un texto que nos dividió a nosotros en la Fraternidad.
Este texto evidentemente lo retiro”. (Ecône, 7 de septiembre de 2012)
Entonces usted es un incomprendido que, por
condescendencia, retira un texto muy delicado que los espíritus estrechos han
sido incapaces de comprender. Esta versión de los hechos es hábil pero ¿es
justa? Retirar un documento y retractar un error doctrinal no son formalmente
la misma cosa. Además, invocar las “tesis sedevacantistas” para justificar este
documento “minimalista” que “convenía a Roma” parece fuera de lugar cuando al
mismo tiempo, y desde hace más de trece años, usted autoriza a un cofrade a no
citar más el nombre del papa en el canon después de haberle confiado que usted
comprendía su elección ante la escandalosa firma de un documento común entre
católicos y protestantes.
Monseñor Tissier de Mallerais confió a un
cofrade que esta “Carta del 14 de abril” jamás debería ser publicada porque,
según él, usted estaría “definitivamente desacreditado y probablemente obligado
a la dimisión”. Lo que confirma la advertencia caritativa de Monseñor
Williamson: “Por la gloria de Dios, por la salvación de las almas, por la paz
interior de la Fraternidad y por vuestra propia salvación eterna, haría mejor
en renunciar usted mismo como Superior General, que excluirme”. (Londres, 19 de
octubre de 2012). Por lo tanto, usted tomó esto por una provocación abierta y
pública.
Pero cuando Monseñor de Galarreta declaró, el
13 de octubre de 2012 en Villepreux esta frase increíble que podemos escuchar
pero no leer en la transcripción publicada por La Porte Latine pues la omitió:
“Porque es imposible que a la mayoría de los Superiores de la Fraternidad
–después de una discusión franca, un análisis de fondo de todos los aspectos,
de todos los pormenores-, es impensable que la mayoría se equivoque en una
materia prudencial. Y si, por casualidad, lo imposible sucede, entonces que así
sea, de todos modos, vamos a hacer lo que la mayoría piensa”. En Menzingen, el
secretario General, el padre Thouvenot, escribió que él expuso con perspectiva
y elevación los acontecimientos del pasado junio”.
¿Cómo pudo caer tan bajo la Fraternidad?
Monseñor Lefebvre escribió: “En el día del juicio, Dios nos preguntará si hemos
sido fieles y no si hemos obedecido a las autoridades infieles. La obediencia
es una virtud relativa a la Verdad y al Bien. Ya no es una virtud sino un vicio
si ella se somete al error y al mal”. (Monseñor Lefebvre, Carta del 9 de agosto
de 1986). Y el padre Berto escribió en 1963: “Debemos ver más lejos que la
punta de la nariz y no imaginarse que se tiene derecho al Espíritu Santo como
por encargo, desde el momento en que se está en un Concilio”.
En una conferencia del 9 de noviembre en
París, un prior le preguntó: “A la salida del retiro sacerdotal, dos cofrades
me han acusado de estar en rebeldía contra vuestra autoridad porque manifesté
la satisfacción respecto al texto del Padre de Cacqueray contra Asís III. ¿Qué
fue eso?” Vuestra respuesta fue: “Yo ignoraba que sucedían cosas como esta en
la Fraternidad. Yo fui quien pidió esta declaración. Además fue publicada con
mi autorización. Estoy completamente de acuerdo con el Padre de Cacqueray”. Y
durante el retiro de las hermanas en Ruffec, usted confió a seis cofrades que
no estaba de acuerdo con el texto del padre de Cacqueray. Usted además se quejó
con él de los reproches que el cardenal Levada le hizo durante 20 minutos. Si
usted le dio la autorización de la publicación, fue, explicó, para no parecer
parcial… pero que personalmente usted desaprobaba el contenido que juzgaba
excesivo. ¿Quién entonces, Monseñor, utiliza medios “fundamentalmente
subversivos”? ¿Quién es el revolucionario? ¿Quién perjudica el bien común de
nuestra Sociedad?
El 9 de noviembre de 2012 en Paris, escuchamos
a un cofrade preguntarle: “Yo formo parte de aquellos que han perdido la
confianza. ¿Cuántas líneas de conducta hay en el Fraternidad ahora…?” Usted
respondió: “Es una herida grave. Hemos sufrido una gran prueba. Hará falta
tiempo”. Ante esta respuesta huidiza, otro prior le preguntó entonces: “¿Recusa
usted su respuesta a vuestros tres compañeros obispos…?” Su respuesta fue
también vaga: “Sí, cuando la releo, me parecía que hay unos pequeños errores.
Pero para ayudarlos a comprender, sepan que esta carta no es una respuesta a su
correo, sino a dificultades que tuve con cada uno de ellos separadamente.
Estimo mucho a Monseñor Williamson, incluso siento admiración por él, ha habido
golpes geniales en esta lucha contra el Vaticano II, es una gran pérdida para
la Fraternidad y llega en el peor momento”. ¿Pero entonces quién es responsable
de su expulsión? En privado, usted dice muchas cosas: “estaba en guerra”, “Roma
miente”… pero usted jamás ha publicado el mínimo comunicado oficial para
denunciar estas pretendidas mentiras. Peor, recientemente, a propósito del
ultimátum del 22 de febrero, usted avaló oficialmente la mentira del Vaticano
Vuestro lenguaje se ha convertido en un
lenguaje interminablemente confuso. Esta manera ambigua de expresarse no es
loable, como lo escribió el padre Calmel: “Siempre he tenido horror a las
expresiones blandas o evasivas que pueden ser comprendidas en todos los
sentidos, a las cuales cada quien puede hacer decir lo que quiera. Y ellas me
horrorizan más cuando provienen de autoridades eclesiásticas. Sobre todo estas
expresiones me parecen una injuria directa al que dice: “Yo soy la Verdad…
ustedes son la luz del mundo… Que vuestro hablar sea sí, sí o no, no…”
Monseñor, usted y sus Asistentes han sido
capaces de decir todo y su contrario sin miedo al ridículo.
El Padre Nély, en abril de 2012, de paso por
Toulouse declaró a una docena de cofrades que “si las relaciones doctrinales
con Roma han fracasado es porque nuestros teólogos han estado demasiado
inmersos” pero él dijo a uno de estos teólogos: “Usted podría ser más incisivo”.
Usted mismo, el 9 de noviembre de 2012, nos
afirmó: “Los haré reír, pero pienso verdaderamente que nosotros, los cuatro
obispos, somos de la misma opinión”. Mientras que seis meses antes usted les
escribió: “En cuanto a la cuestión crucial, la de la posibilidad de sobrevivir
en las condiciones de un reconocimiento de la Fraternidad por Roma, nosotros no
llegamos a la misma conclusión que ustedes”.
En la misma conferencia del retiro en Ecône,
usted declaró: “Yo les aseguro que yo no estimé ir contra el Capítulo (de 2006)
haciendo lo que hice”. Luego unos instantes después respecto al Capítulo de
2012: “Si este es el Capítulo que lo trata, es una ley que vale hasta el
próximo Capítulo”. Cuando sabemos que en marzo del 2012, sin esperar el
siguiente Capítulo, usted destruyó la ley del Capítulo de 2006 (no al acuerdo
práctico sin solución doctrinal), uno se pregunta sobre la sinceridad de la
declaración.
Uno de vuestros compañeros en el Episcopado,
en Villepreux, nos invitó a “no dramatizar. El drama sería abandonar la Fe. No
hay que pedir una perfección que no es de este mundo. No hay que ser tan
quisquillosos en estas cuestiones. Hay que ver si lo esencial está allí o no”.
Es verdad que usted no se ha convertido en
mahometano (1er mandamiento), usted no ha tomado mujer (6to mandamiento),
simplemente usted ha distorsionado la realidad (8vo mandamiento). ¿Pero lo
esencial todavía está allí cuando las ambigüedades tocan el combate de la fe?
Nadie le pide una perfección que no es de este mundo. Podemos concebir que uno
se equivoque ante el misterio de iniquidad, porque incluso los escogidos pueden
ser engañados, pero nadie puede aceptar un lenguaje doble. Ciertamente, la gran
apostasía predicha por la Escritura, no puede más que turbarnos. ¿Quién puede alegar estar indemne a las
trampas del diablo? Pero, ¿por qué tenernos engañados? A todo pecado
misericordia, por supuesto. Pero ¿dónde están los actos que manifiestan la
conciencia, el pesar y la reparación de los errores?
Usted dijo delante de los Priores de Francia:
"Estoy cansado de las disputas de palabras." Allí está el problema.
¿Qué le impide ir a reposar en Montgardin relajarse y degustar los placeres de
la vida oculta? Roma siempre ha utilizado un lenguaje claro. Monseñor. Lefebvre
igualmente. Usted también en el pasado. Pero hoy, Usted mantiene una confusión
identificando indebidamente "la Iglesia católica, la Roma eterna" y
"la Iglesia oficial, y la Roma conciliar y modernista". Pero, en
cualquier caso, usted no puede cambiar la naturaleza de nuestro combate. Si
usted ya no desea llevar a cabo esta misión, usted y sus asistentes, deben
renunciar al cargo que la Fraternidad les ha encomendado.
En efecto, el Padre Pfluger dijo públicamente
que sufre por la irregularidad canónica de la
Fraternidad. Le confió a un cofrade en junio de 2012 "haber sido
estremecidos por las discusiones doctrinales." Saliendo de su conferencia en San José de
Carmes, dijo de manera despectiva a
quien quisiera escucharlo: "¡Decir que todavía hay personas que no
entienden que hay que firmar!” El 29 de abril 2012 en Hattersheim, tras admitir
que "los acontecimientos pasados han demostrado que las diferencias en
cuestión doctrinal no se pueden combatir," expresó su temor de "
nuevas excomuniones." Pero, ¿cómo podemos temer la excomunión de
modernistas ya excomulgados por la Iglesia?
El Padre Nely durante una comida para los
benefactores en Suresnes anunció que "el Papa había puesto un término
respecto a la Fraternidad pidiendo el reconocimiento de la Misa y del Vaticano
II ..." añadiendo que
"Monseñor Fellay estaba en su pequeña nube y era imposible hacerlo
descender de allí." ¿Pero el padre Nely no firmó también la carta monstruosa
a los tres obispos? ¿Acaso no estaba también "en su pequeña nube"
cuando de paso por Fanjeaux declaró a la Superiora General preocupada por un
ultimátum de Roma: "No se preocupen, todo está bien con Roma, sus
canonistas nos ayudan a preparar los estatutos de la Prelatura ... "
¿Puede usted decir, en conciencia que usted y
sus Asistentes han asumido sus responsabilidades? Después de tantas
declaraciones contradictorias y nefastas ¿cómo pretenden que pueden gobernar
todavía? ¿Quién perjudica a la autoridad del Superior General, si no es usted
mismo y sus Asistentes? ¿Cómo pretende hablarnos de justicia después de haberla
lesionado? "¿Qué verdad puede salir de la boca del mentiroso?" (Ecl.
34, 4). ¿Quién sembró la cizaña? ¿Quién ha sido subversivo mediante el uso de
la mentira? ¿Quién escandalizó a sacerdotes y fieles? ¿Quién ha mutilado la
Fraternidad disminuyendo su fuerza
episcopal? ¿Qué es de la caridad sin el honor y la justicia?
Sabemos que se nos criticará por no respetar
las formas escribiéndole públicamente. Nuestra respuesta será la del Padre de
Foucauld al General Laperrine: "Pensé al entrar en la vida religiosa que
sobre todo debería aconsejar la mansedumbre y la humildad, y con el tiempo,
creo que lo que más falta es la dignidad y el orgullo." (Carta del 6 de
diciembre de 1915). ¿Y de qué sirve escribirle en privado cuando sabemos que un
compañero valiente y lúcido debió esperar cuatro años para obtener una carta de
usted y esta no tenía respuestas, sino injurias? Cuando un Superior de Distrito
sigue a la espera del acuse de recibo de
su carta de diecisiete páginas enviadas a la Casa General, parece que
Menzingen no tiene otro argumento que la voluntariedad: "sic volo, sic
iubeo, sic pro ratione voluntas ".
Monseñor, lo que estamos viviendo ahora es
odioso. La justicia evangélica se perdió: si es no, no. El Capítulo 2012 no
hizo nada para aclarar la situación. El Padre Faure, un capitulante, nos
advirtió reciente y públicamente en contra de "las cartas y declaraciones
de los actuales directivos de la Fraternidad en los últimos meses". Otro
capitulante le dijo a un colega: "Hay que reconocer que el Capítulo ha
fracasado. Hoy en día está bien para una Fraternidad libre en la Iglesia
conciliar. Yo estaba devastado por el nivel de reflexión de algunos
capitulantes.”
Sus intervenciones y las de sus Asistentes son
preocupantes y sugieren que usted no ha
hecho sino una retirada estratégica.
A finales de 2011, un Asistente con un cofrade
“acuerdista'', trató de estimar el número de sacerdotes en Francia que se
negaban a un acuerdo con Roma. Su resultado: siete. Menzingen se tranquilizó.
En marzo de 2012, Usted confió que el señor Guenois de Le Figaro era un
periodista muy bien informado y su visión de las cosas era correcta. Pero su
artículo decía: "Se quiera o no, el Papa y el Obispo Fellay quieren un
acuerdo, no doctrinal sino eclesial." En mayo de 2012, Usted dijo a los superiores de los benedictinos,
dominicos y capuchinos: "Sabemos que habrá destrozos, pero iremos hasta el
final." En junio el acuerdo eclesial fue imposible. Sin embargo, en
octubre de 2012, pasando por el priorato de Bruselas, sacerdotes diocesanos,
invitados del Padre Wailliez le han expresado su deseo de ver un acuerdo entre
Roma y la Sociedad. Usted los ha tranquilizado con estas palabras: "Sí, sí
va a suceder pronto". Esto fue tres meses después del capítulo de julio.
Monseñor, usted tiene el deber en justicia de
decir la verdad, reparar las mentiras y de retractarse de los errores. Hágalo y
todo regresará al orden. Usted sabe cómo Andrés Avelino, en el siglo XVI, se
convirtió en un gran santo después de haberse avergonzado de una mentira que él
había cometido por debilidad. Sólo queremos que usted se convierta en un gran
santo.
Excelencia, no queremos que la historia retenga
que usted es el hombre que desfiguró y mutiló la Fraternidad San Pío X.
Tenga la seguridad, Excelencia, de nuestra
fidelidad total a la obra de Monseñor Lefebvre.
28 DE FEBRERO DE 2013
37 SACERDOTES DEL DISTRITO
DE FRANCIA.