LE COURRIER DE
TYCHIQUE N° 464 (extracto).
La gota de agua.-
La declaración doctrinal –que
permaneció secreta mucho tiempo- que Monseñor Fellay le envió al Cardenal
Levada el 15 de abril de 2012, debe retener toda nuestra atención. Podemos leer
allí en su artículo 7:
"Nosotros declaramos
reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los Sacramentos celebrados
con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos indicados en
las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los
Sacramentos legítimamente promulgados por los papas Paulo VI y Juan
Pablo II".
Esto es el rechazo de las
conclusiones del “Breve Examen Crítico de la Nueva Misa” presentada a Paulo VI
por los Cardenales Ottaviani y Bacci:
“Como suficientemente prueba el
examen crítico anexo, por muy breve que sea, obra de un grupo selecto de
teólogos, liturgistas y pastores de almas, el nuevo Ordo Missae –si
se consideran los elementos nuevos susceptibles de apreciaciones muy diversas,
que aparecen en él sobreentendidas o implícitas– se aleja de modo
impresionante, tanto en conjunto como en detalle, de la teología católica de la
Santa Misa tal como fue formulada por la 20ª sesión del Concilio de Trento que,
al fijar definitivamente los «cánones» del rito,
levantó una barrera infranqueable contra toda herejía que pudiera atentar a la
integridad del Misterio”.
¡Monseñor Fellay se declaró
dispuesto a reconocer la validez de la misa… por la simple “intención” del
celebrante!
Pero nuestros motivos de
preocupación no se limitan a esto. Porque la adhesión a Roma todavía es
contemplada actualmente, incluso si se ponen condiciones, y a pesar de la
nominación como “consejera papal” de Francesca Chaouqui, aparecida semi-desnuda
en internet. Efectivamente, en la declaración de los tres obispos de la
Fraternidad con ocasión del 25° aniversario de las Consagraciones (27 de junio
2013) descubrimos que hay contempladas dos soluciones para salir de la crisis:
“sea que Roma regrese de modo rápido a la Tradición y a la fe de siempre –
lo que restablecerá el orden en la Iglesia – , sea que se nos reconozca
explícitamente el derecho de profesar de manera íntegra la fe y de rechazar los
errores que le son contrarios, con el derecho y el deber de oponernos
públicamente a los errores y a sus fautores, sean quienes fueren – lo que
permitirá un comienzo de restablecimiento del orden”.
Roma prepara actualmente la
canonización de dos de los más grandes “fautores de errores” (Juan XXIII y Juan
Pablo II), es utópico considerar su regreso a la Tradición. En cuanto a
conceder a la Fraternidad el deber de oponerse públicamente a estos “fautores
de errores” –canonizados- nos preguntamos cómo esta concesión podrá ser
cumplida para cualquier efecto.
¿Retractación ?...
Respecto a esto, un doloroso
incidente se produjo al final de la conferencia de Monseñor Fellay en la
Universidad de la FSSPX en St. Malo el pasado 15 de agosto. El señor Jo Storez,
tío de los Padres Olivier y Benoit Storez, conminó públicamente al obispo de
retractar esta declaración doctrinal. En la confusión que le siguió, se pudo
escuchar a Monseñor Fellay decir que el retiro de este texto fue anunciado por
él en el otoño de 2012 y que equivalía a una retractación:
« Retirada o retractada,
es lo mismo… retractada, si usted quiere ».
Entonces el Padre de Cacqueray,
ordenó al intruso salir –llamándolo por su nombre- y entonó en el micrófono el
Salve Regina. ¡Que tristeza! ¿Por qué –por principio- fue conservada en secreto
esta declaración?... Además, ¿qué crédito podemos darle los fieles a las
declaraciones del Superior General que se aventura –aparentemente sin
reflexión- en el reconocimiento tácito de una misa condenada tanto por Monseñor
Lefebvre como por los eminentes teólogos que fueron los cardenales Ottaviani y
Bacci?
El verdadero objetivo de Monseñor
Fellay.
Ya no se puede dudar. Todas las
acciones de Monseñor Fellay, todas sus declaraciones -tan nebulosas como sean-
prueban que su objetivo es la adhesión de la Fraternidad a la iglesia
conciliar. Es suficiente ver la venganza implacable con la que persigue en
Francia y en el mundo a sacerdotes y laicos que valientemente se oponen a tales
compromisos. Es suficiente también ver la ausencia de la mínima crítica al Papa
Francisco.
Incansablemente: ¡recurramos a la
enseñanza de Monseñor Lefebvre!
Él es la referencia obligada… He
aquí algunos extractos sacados de sus escritos o sermones:
« El rito de la nueva misa
es un rito bastardo » (Lille, 1976)… Sea cual sea “la intención” del
celebrante…
« Las autoridades romanas
conciliares no pueden más que oponerse feroz y violentamente a toda
reafirmación del Magisterio Tradicional. Los errores del Concilio y sus
reformas siguen siendo la norma oficial consagrada por la Profesión de fe del
cardenal Ratzinger (…)
« El Papa actual y los
obispos ya no transmiten a Nuestro Señor Jesucristo, sino a una religiosidad
sentimental, superficial, carismática, en donde ya no pasa la verdadera gracia
del Espíritu Santo a su conjunto. Esta nueva religión no es la religión
católica; es estéril, incapaz de santificar la sociedad y la familia (…) Una
sola cosa es necesaria para la continuación de la Iglesia católica: obispos
plenamente católicos sin ningún compromiso con el error (…) Que ellos se
preparen a predicar a Jesucristo, y Jesucristo crucificado “a tiempo y a
destiempo”.
Un encierro emblemático.
El del Padre Nicolás Pinaud. Lo
he conocido muy bien por haber sido su colaborador en la Peregrinación de
Cristo Rey en Lourdes, del 2000 al 2008… Pues he aquí que por oponerse a la
adhesión a Roma conciliar, no tardó en sufrir, como otros de sus cofrades, la
ira de los líderes. Todos los medios, incluso los más viles se utilizaron para
confundir a este "sospechoso". Incluso crearon una dirección de correo
electrónico ficticio a su nombre (nicolas.pinaud @ yahoo.fr) y lo usaron para
atrapar a sus cofrades o laicos comprometidos en la rebelión al acuerdo. Fue
acusado, sin pruebas, del "crimen" de participación en el sitio « La
Sapinière » y se le encerró en la fortaleza austríaca "Jaidhof"
donde podía "celebrar" en abandono su 20 aniversario de sacerdocio.