Veamos
otro ejemplo –apelando a nuestro archivo- de cómo en la Nueva FSSPX se instaló desde hace muchos años el sistema de la
contradicción o el doble-pensar que llevó a la colisión del barco con el
iceberg modernista y hoy lo está haciendo hundir. No se trata de hilar muy fino
ni de “buscar roña”, sino de tratar de comprender un fenómeno muy sutil pero
terriblemente mortífero. Perdido el vigor y la claridad en la forma de pensar,
se terminó actuando contra los principios que antes se profesaban como
inmutables. Veamos:
Revista
Iesus
Christus Nº 112, Julio-Agosto de 2007. En un editorial titulado “DESPUÉS
DEL MOTU PROPRIO…”, el Superior de Distrito P. Bouchacourt escribe:
“Es
claro que publicando el Motu Proprio
el Papa ha mostrado un coraje real, por el cual le estamos agradecidos; sin
embargo, es de lamentar que el texto se inspire en los principios mortíferos
del Vaticano II”.
Apenas
un párrafo atrás, el P. Bouchacourt había citado, entre otras, estas palabras
de Mons. Lefebvre:
“No
hay que creer que en razón de ciertas medidas y ciertas observaciones que son
más conformes al espíritu tradicional ha terminado el combate. Este combate por
la fe en el cual hemos sido colocados nos ha hecho tomar la decisión de no
aceptar las reformas posconciliares, ya que fueron hechas según este espíritu
ecuménico y liberal. Y por lo tanto, todo lo que se hace en este
espíritu de liberalismo, el cual ha sido condenado por los Papas, no puede ser
aceptado por ser contrario a nuestra fe, contrario al bien de la Iglesia,
contrario a la salvación de las almas y contrario a la vida humana, social y
cristiana, a la vida en sociedad”.
El
P. Bouchacourt cita a Mons. Lefebvre donde este dice que hay que rechazar el
espíritu –es decir, los principios- liberales (que son los del Vaticano II), y
de inmediato el P. Bouchacourt dice que Benedicto XVI tuvo “coraje” en tomar
una medida inspirada en los malos principios del Vaticano II…unos principios
liberales que fueron aceptados al aceptar el Motu Proprio donde coloca la Misa tradicional a la par de la misa nueva
del masón Bugnini.
Es
decir: Mons. Lefebvre dice que hay que rechazar el espíritu liberal… por eso
nosotros aceptamos el espíritu liberal que equipara las dos misas opuestas -con
el agravante de que se afirma que el Novus Ordo es el rito ordinario y la Misa
tradicional el rito extraordinario. Se acepta ese espíritu ecuménico que
menciona Mons. Lefebvre y que Mons. De Galarreta confesará en una entrevista que
es lo que hace Roma con la Fraternidad: ecumenismo (cfr. Iesus Christus Nº 121,
Enero/Febrero 2009). No obstante ese reconocimiento, se han aceptado todas esas
medidas “liberales y ecuménicas” de Roma hacia la FSSPX…para criticarlas
puertas adentro, así se tranquiliza a la propia tropa.
Luego,
se habla muy bien en la revista citada contra la peste del Modernismo. Pero
todo ello no son más que palabras que se han visto sometidas por los hechos,
unos hechos donde, lejos de mostrar el proclamado amor por la integridad de la
doctrina, se mostró más bien la astucia de una diplomacia que busca un interés “negociable”:
el acuerdo canónico con la Roma conciliar.
Con
su lamento, el P. Bouchacourt nos hace acordar a Mariano Moreno, el “numen” de
Mayo, futuro “héroe” de la Revolución de Mayo de 1810 en Argentina,
revolucionario jacobino que, pocos años antes, durante las invasiones inglesas
a Bs.As., según cuenta la biografía escrita por su hermano Manuel, sólo atinó a
llorar ante la vista de las tropas invasoras, sin sumarse a la lucha heroica que hombres,
mujeres y niños dieron para rechazar victoriosamente al invasor impío.
No
alcanza con lamentarse, es inútil si a la vez no se pelea firmemente contra los
enemigos, y en cambio se acepta que nos imponga sus malos principios, su mal
espíritu, sus condiciones que nos llevarán a la propia ruina. Los buenos principios
deben sostenerse hasta las últimas consecuencias. La inconsecuencia es la que
lleva al propio auto engaño y, finalmente, a ser un católico a medias, o
todavía peor, un católico liberal. Tengamos cuidado de no empezar cediendo para
terminar cayendo por este abismo. Cuidado con el doble-pensar y el vaciamiento del lenguaje.