De
una entrevista radial ofrecida este domingo por Bergoglio a
su amigo protestante Marcelo Figueroa, citamos sólo tres párrafos que creemos
son suficientes para ver el grado de impudicia que ha alcanzado el Jefe de los
modernistas, ante el silencio espantoso de los supuestos cardenales y obispos
“conservadores”, ante el silencio de los sacerdotes y, mucho peor aún, de la ya
indeclinablemente desvaída Neo-FSSPX:
O
Francisco cree en tres dioses, o niega a la Santísima Trinidad, o cree que la
Santísima Trinidad se camufla para complacer y acompañar a los judíos y los
musulmanes, elija Ud. cuál de estas ideas tiene en la cabeza este hombre:
“La realidad es superior a la idea. Dios, sea
en el judaísmo, en el cristianismo, en el islamismo, acompaña a su pueblo. Es
una presencia de compañía. Dios es un dios cercano que acompaña".
Bergoglio
acusa a los “fundamentalistas” (¿quiénes serán? ¡Seguro que no los de la
Neo-FSSPX, a los que ahora elogia y beneficia!) de “desencarnar a Dios”, pero
en realidad es él quien lo hace, al afirmar en la misma entrevista que Dios
acompaña a judíos y musulmanes, porque eso significa que Dios no se hizo hombre
en Cristo, pues los infieles enemigos de Dios no adoran a Cristo:
"Los fundamentalistas alejan a Dios de la
compañía de su pueblo, lo desencarnan”.
Bergoglio,
conocido ahora como Francisco, propone indirectamente que debe adorarse, en vez
de al oro, al hombre. En el centro no debe estar Dios sino el hombre:
“Es un sistema por ganar dinero. El becerro
siempre es de oro, el ídolo siempre es de oro. Se ha desplazado el hombre y en
el centro quedó el dinero. No se tiene en cuenta lo creado”.