Cardenal Daneels. |
Marco Tosatti
24/09/2015
en La
Stampa
La elección de Jorge Bergoglio fue
el fruto de las reuniones secretas que cardenales y obispos, organizados por
Carlo Maria Martini, tuvieron durante años en San Gall, Suiza. Esto es lo que
sostienen Jürgen
Mettepenningen y Karim Schelkens, autores de una biografía recientemente
aparecida del cardenal belga Godfried Danneels, que es quien denomina al grupo
de cardenales y obispos una “Mafiaclub”. Danneels, según los autores, habría
trabajado durante años para preparar la elección del papa Francisco, que tuvo
lugar en 2013. El mismo purpurado, además, en un video
grabado durante la presentación del libro en Bruselas, admite haber sido parte
de un club secreto de cardenales que se oponían a Josep Ratzinger. Riendo, lo
define como “un club de mafiosos que tenía el nombre de San Gall”. El grupo
quería una reforma drástica de la Iglesia, mucho más moderna y actual, con
Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, a la cabeza. Lo que después, de hecho,
ocurrió. Además de Danneels y Martini, formaban parte del grupo el holandés
Adriaan Van Luyn, los cardenales alemanes Walter Kasper y Karl Lehman, el
cardenal italiano Achille Silvestrini y el británico Basil Hume, entre otros.
Escribe el diario belga “Le Vif”:
“El 13 de marzo de 2013 un viejo conocido estaba al costado del nuevo papa
Francisco: Godfried Danneels. Oficialmente, estaba allí porque era el decano de
los cardenales presbíteros, pero en realidad había actuado durante años como
como discreto creador del rey”.
Danneels fue invitado nuevamente
por el papa Francisco al Sínodo sobre la Familia que tendrá lugar en octubre en
Roma. Su figura, sin embargo, ha sido muy criticada, dado que hizo todo lo
posible para disuadir a una víctima de abusos sexuales de denunciar al autor,
que era un obispo (tío de la víctima) y, por este motivo, durante la época del
cónclave de 2013, en Bélgica muchos pedían que no fuera admitido como elector
del nuevo papa.
Además, sus posiciones sobre el
matrimonio homosexual y sobre el aborto -según lo que han dicho dos
parlamentarios, habría escrito una carta al rey de los belgas exhortándolo a
firmar las leyes que lo consentían- no parecen en sintonía con el Magisterio de
la Iglesia. Pero son las mismas que sostiene el Papa Francisco.