La Porte Latine, sitio oficial del Distrito de
Francia, publicó ayer un sermón pronunciado por el P. de la Rocque
en San Nicolás de Chardonnet el domingo 6 de septiembre. El sermón (titulado: “Estos
50 años son ocasión de penitencia y no de alegría) ha desaparecido (puede
verse todavía en Tradinews y Médias Press Info).
El P. de la Rocque afirmó lo
siguiente en el sermón que molestó a Menzingen (extracto):
¿Cuál es el alcance, la razón de ser de este
texto, de esta disposición? [Concesión de jurisdicción ordinaria para
confesar]
Lo primero que está
claro, es que a través de ella, el papa nos invita, quiere implicarnos en este
jubileo de la Misericordia.
¿Qué
celebra este jubileo? Para saberlo, sólo hay que mirar la Bula de convocatoria
del papa Francisco por la cual decreta este jubileo. Es allí donde se
describe el objetivo y la intención de este jubileo. Ahora bien, este texto es
extremadamente claro. Se trata de celebrar los cincuenta años del
concilio Vaticano II. La Iglesia, dice el papa, tiene necesidad de
conservar vivo este acontecimiento.
¿Podemos regocijarnos,
alegrarnos, de este acontecimiento que fue el concilio Vaticano II?
Desgraciadamente, es evidente que no.
Este concilio es la causa misma de la
decadencia, del deterioro que ha conocido la Iglesia desde hace 50 años.
Nosotros sufrimos todas las consecuencias
prácticas de estos principios erróneos enunciados por el concilio. Este es sólo
un ejemplo entre tantos otros. Entonces es evidente que no podemos
regocijarnos de este acontecimiento del concilio. Estos cincuenta
años, para nosotros, para quien busca tener una mirada objetiva de lucidez
doctrinal y pastoral, estos cincuenta años son ocasión de penitencia y
no de alegría.
Regresemos a este texto del martes pasado para
ver lo que está en juego, lo que esconde detrás. Sin duda alguna, hay
mucha habilidad de parte del papa Francisco. Desde hace años, decenios, ellos
buscan hacernos admitir, reconocer el concilio Vaticano II y sus nuevos
principios erróneos.
Estando yo en Roma en esas discusiones
doctrinales durante dos años, de 2009 a 2011, puedo decirles que vimos pasar
textos de declaraciones doctrinales que ellos querían hacernos firmar.
Fracasaron.Entonces, en lugar de hacernos reconocer en los principios todas
estas enseñanzas nuevas, tratan de actuar por la praxis, hacernos
realizar actos que, en sí mismos, por su naturaleza, implican de manera
implícita el reconocimiento de todo esto.
Ellos quieren hacernos
participar en el jubileo celebrando los 50 años del concilio Vaticano II.
Nosotros estamos -no juzgo las
intenciones, sólo tomo algunas lecciones de historia- frente a una
táctica propiamente revolucionaria, bastante conocida de los marxistas. Cuando
no se pueden perjudicar los principios de quien el revolucionario considera su
enemigo, busca que realice actos concretos por los cuales pone entre paréntesis
sus principios.
No vivir en
conformidad con los principios a los cuales estamos adheridos internamente, es
simplemente eso que se llama liberalismo.