Durante más de 30 años me desempeñé como docente en
la Universidad Católica Argentina y no tengo memoria de que
haya existido acto alguno en conmemoración de las mártires de la guerra
española y de los cristeros. Tampoco me acuerdo de que se haya evocado a los
150 millones de muertos por el comunismo chino o de los 25 millones del
comunismo soviético. Y desde hace unos cuantos años tampoco se evoca a Carlos
Alberto Sacheri, asesinado por la guerrilla en diciembre de
1974.Antes su retrato ocupaba un lugar destacado en el edificio de la Facultad
de Derecho, pero ahora no se lo ve. Seguramente esté en algún recoveco, lejos
del paso de los estudiantes, no sea cuestión de que se interesen por el ilustre
muerto, en razón de su “fascismo” y de su “integrismo”, atentatorios de la
“corrección política”.
Pero lo que sí se advierte
desde la gestión del ex Gran Canciller, Jorge Mario Bergoglio y del ex rector
Alfredo Zecca, es la progresiva judaización de la Universidad,
giro que culminó con el otorgamiento del doctorado honoris causa al rabino
Abraham Skorka-defensor del “matrimonio igualitario”- cuyo único mérito
científico era la amistad con el Gran Canciller Bergoglio. (Ambos comparten la
autoría de un lamentable panfleto judeo- cristiano).
No obstante, la cosa no paró allí, porque el
miércoles 17 la Cátedra Juan Pablo auspició en el Auditorio Monseñor Derisi la
presentación de “Historia de la Solución Final” libro del Juez (y verdugo)
Federal Daniel Rafecas, sujeto que mantiene en inicuo y cruel
cautiverio,-mediante ilegítimos procedimientos- a quienes salvaron a la patria
de la dominación marxista-leninista(No hace falta explicar cuál hubiese
sido el destino de la UCA si los Montoneros o el ERP hubiesen tomado el poder…)
¿Con qué autoridad moral puede entonces
hablar Rafecas, de la tragedia sufrida por el pueblo judío, tema que, por
otra parte, tiene amplia difusión mundial y que ha borrado de los medios a
muchos millones de víctimas más que no eran judíos?
Lo más triste es que los profesores
reputados como buenos católicos-algunos de ellos dicen ser tradicionalistas-no
levanten una enérgica protesta ante semejantes vejaciones
morales e intelectuales. Sin duda, se trata de un extraño caso de
autoemasculación.
Nota catapúltica:
Resulta paradójico que uno
de los panelistas invitados para referirse a la “Solución Final” fuese el abogado
abortista Marcos Azerrad, que en su libro Aborto: despenalización o
no, un debate necesario, afirma:
“La experiencia indica
que, en la mayoría de los países que han legislado sobre
despenalización parcial del aborto, lo hicieron -precisamente- incentivando
programas de educación sexual para adolescentes y proyectos de planificación
familiar para permitir, y poner los métodos anticonceptivos, al alcance de
todas las parejas. Los estudios y experiencias internacionales sobre base
de antecedentes de estricto rigor científico demuestran, claramente, que el
aborto es utilizado como último recurso, vale decir, cuando han fallado todos
los mecanismos anteriores para evitar el embarazo. Por ello considero
oportuno que la cuestión abordada, sea sometida a una Consulta Popular no
vinculante(tal como lo propuse al Ministerio de Justicia y Derechos humanos
de la Nación en fecha 26 de Junio de 2006), previo a la realización de un
debate amplio y participativo del conjunto de la sociedad, con la intervención
efectiva de la ciudadanía, de las Universidades Nacionales, de los Colegios
Profesionales, de las ONG, como así también acompañada con una profunda
reflexión, compromiso y participación jurídica de los especialistas en la
materia. Por lo tantodenunciamos, una vez más, que los abortos en
condiciones de riesgo, clandestinos e inseguros , constituyen una práctica que
merece nuestra reprobación y condena, donde la mujer paga un tributo muy caro,
con la secuela de muertes, esterilidad y complicaciones. El debate
constituye un imperativo ineludible e impostergable, donde se deberán analizar
todas las modificaciones legislativas posibles, cuyo objetivo primordial debe
estar orientado a prevenir los miles de abortos clandestinos e inseguros que se
producen anualmente (aproximadamente 800.000 por año), con sus
gravísimas consecuencias y priorizando esencialmente los Derechos Humanos de la
Mujer (argumento arts. 75 inc. “22″ y concordantes de la Constitución
Nacional)”
(La cifra de los 800.000
abortos clandestinos es una mentira grande como una casa)