Kasper admite ambigüedad intencionada en los
documentos del Vaticano II
Cardenal Kasper
8 abril, 2013 | Tradición Digital
Traducción de Tradición Digital
El cardenal Walter Kasper hizo una declaración
impresionante en las páginas de L’Osservatore Romano, el
pasado viernes. Al ofrecer algunas reflexiones sobre los desafíos que enfrenta
la Iglesia y el continuo problema (perpetuo) de la “verdadera aplicación del
Concilio Vaticano II”, Kasper, hablando con referencia a los documentos del
Concilio, declaró:
En muchos lugares, [los
padres conciliares] tenían que encontrar fórmulas de compromiso, en las cuales,
a menudo, las posiciones de la mayoría están ubicadas justo al lado de las de
la minoría, diseñadas para delimitarlas. Por lo tanto, los mismos textos
conciliares tienen un enorme potencial de conflicto, abren la puerta a una
recepción selectiva en cualquier dirección. (Cardenal Walter Kasper,
L’Osservatore Romano, 12 de abril de 2013)-
En las declaraciones del Cardenal, tenemos
básicamente la afirmación de una tesis fundamental de Michael Davies y la
mayoría de los tradicionalistas: que los documentos del Concilio tienen
ambigüedades y están sujetos a una multitud de interpretaciones. Este concepto
de ambigüedad Conciliar ha sido negado por muchos conservadores apologistas que
insisten en que los documentos del Concilio son claros como el día y es sólo la
malicia de los disidentes que empujan a una aplicación falsa la responsable de
nuestra actual confusión.
Los tradicionalistas, sin embargo, e irónicamente,
Kasper también, han insistido, sin embargo, que la destrucción que siguió al
Concilio también se puede leer en los documentos mismos. Incluso si los padres
conciliares no tenían la intención de causar la catástrofe que siguió al
Concilio (y la mayoría coincide en que no la tenían), los documentos mismos
fueron construidos de tal manera que se permitían interpretaciones progresistas
cuando se ponen en manos de los teólogos u obispos progresistas. Contra el
mantra conservador de “documentos perfectos – aplicación imperfecta”, afirma
Kasper la crítica tradicionalista de “documentos imperfectos conducen a la
aplicación imperfecta.” Benedicto XVI había hecho el mismo punto. Hay una
íntima conexión entre los documentos y su aplicación.
Pero Kasper hace más que reconocer que “los mismos
textos conciliares tienen un enorme potencial para el conflicto”, sino que
continúa afirmando que estas ambigüedades, estos conflictos potenciales,
formaban parte de un programa intencionado. No se limita a decir que los textos
podrían ser objeto de diversas interpretaciones, sino que estos pasajes
ambiguos eran “fórmulas de compromiso”, para aplacar a dos lados opuestos, de
tal forma que pudieran ser interpretados de una manera ortodoxa, pero con la
misma facilidad podían ser torcidos por los progresistas para prestar apoyo
aparente a su vandalismo.
Se trata de lo que el difunto Michael Davies llama
“bombas de tiempo” en los textos conciliares. Davies escribió: “Estas “bombas
de tiempo” eran pasajes ambiguos insertados en los documentos oficiales por los
peritos liberales o expertos. Pasajes que se interpretan en un sentido
progresista no tradicional, una vez cerrado el Concilio” (Michael Davies, Liturgical
Timebombs, Rockford, Ill: Tan Books, 2004, pg. 23). Davies tomó prestada la
frase “bombas de tiempo” del libro de monseñor Lefebvre Un Obispo habla,
que, básicamente, había presentado el mismo argumento.
En la entrevista de Kasper, tenemos nada menos que
un reconocimiento de que no sólo eran bombas de tiempo, sino que fueron
colocadas allí intencionalmente, y en esto él y Lefebvre están de acuerdo. Esta
es una admisión asombrosa.
Kasper hizo otras muchas otras declaraciones que
cuestionan otros aspectos de la narrativa conservadora acerca del Concilio. Por
ejemplo:
Para la mayoría de los
católicos, los desarrollos puestos en marcha por el Concillio son parte de la
vida cotidiana de la Iglesia. Pero lo que están viviendo no es el gran nuevo
comienzo ni la primavera de la Iglesia, que se esperaba en ese momento, sino
más bien una Iglesia que tiene un aspecto invernal, y muestra claros signos de
crisis.
Esto va contra el mantra imperante desde la época
de Juan Pablo II, y que afirma que estamos experimentando una “nueva primavera”
y una franca admisión de que hay en realidad una crisis, a pesar de que
algunos, como el cardenal Timothy Dolan, siguen negando esta verdad lisa y
llana. Esta simple admisión de hecho, que la Iglesia está en crisis y no está
experimentando la primavera postconciliar prometida, es de gran importancia en
el movimiento hacia adelante, y a pesar de cualquier otra cosa que podamos
pensar de Kasper, le agradecemos su sinceridad aquí.
Hablando de la confusión que se produjo después del
Concilio, Kasper dijo:
Para aquellos que conocen la
historia de los veinte concilios reconocidos como ecuménicos, esto [el estado
de confusión] no será una sorpresa. Los tiempos post-conciliares eran casi
siempre turbulentos. El Vaticano [segundo], sin embargo, es un caso
especial.
Este reconocimiento importante, que también
encontramos en otras partes, realmente echa por tierra el discurso
católico-conservador de que lo que estamos viviendo en la Iglesia moderna es
normal, ya que “siempre hubo confusión después de un Concilio”. Eso puede ser
cierto, pero Kasper señala que la confusión que siguió al Vaticano II es “un
caso especial”, diferente a la turbulencia de los períodos anteriores. Esto,
también, es un punto en que se hace a menudo hincapié por los tradicionalistas,
que ven en el Concilio Vaticano II no sólo otro acontecimiento eclesial con el
nivel estándar de confusión después de los hechos, sino más bien un nuevo tipo
de acontecimiento eclesial que no puede ser tan fácilmente clasificado junto
con los Concilios del pasado.
¿El cardenal Kasper afirma las posiciones de
Michael Davies, Lefebvre y los tradicionalistas? Estos son tiempos extraños, de
hecho.
NOTA DE SYLLABUS:
Tiempos extraños, sin duda, en que un Cardenal modernista habla con más
claridad que un Obispo tradicionalista. ¿Hace falta recordar la entrevista a
CNS donde Monseñor Fellay dice que los errores que se piensan son del Concilio
en realidad no se deben a él sino a la interpretación posterior? ¿O cuando dijo
que se estaban exagerando los errores del Concilio? ¿O la ambigüedad del texto
de la declaración doctrinal, como Mons. Fellay dijo a mediados de 2012, que
dependía de si se lo leía con anteojos negros o rosas? ¿O que reiteradamente
Mons. Fellay afirmó ver brotes primaverales y un renacer de la tradición dentro
de la estructura oficial de la Iglesia, contra lo que ahora dice Kasper?