LA
SAPINIERE
NON POSSUMUS
NON POSSUMUS
En su primera
parte, Monseñor Fellay evoca la partida de Benedicto XVI: estima que “las
razones de salud proporcionadas pueden ser suficientes para explicar lo que ha
pasado” (?), él no emite ni la más mínima crítica ni sobre este gesto, ni
sobre el desastroso pontificado del papa “emérito”.
En cuanto al nuevo papa,
“debemos conservar la más grande prudencia antes de emitir un juicio, y
mientras que no lo veamos a la obra”. La palabra del superior es del
25 de marzo: el papa había sido elegido 12 días antes y se le “vio a la
obra” desde los primeros días, desde las primeras horas: su primera
carta (al gran rabino de Roma), su primera misa (sin genuflexión en la
consagración), su primer ángelus (elogio a Kasper)… Monseñor Fellay no parece
haber notado todo eso cuando se interroga: “¿Qué nos reservará el nuevo
sucesor de Pedro?” y un poco más adelante: “El Papa
Francisco, ¿restaurará la Iglesia luchando eficazmente contra la corrupción
moral, o la hundirá más buscando la aplicación de las reformas del Vaticano
II?” y añade: “Estas dos hipótesis no son excluyentes una de la
otra”. Apenas podemos seguirlo sin renunciar al principio de la
no-contradicción… Pero Monseñor Fellay continúa interrogándose: ¿qué
será de la predicación íntegra de la fe, del desarrollo del ecumenismo? Sobre
estos dos puntos, la referencia a Kasper el 17 de marzo, justifica ciertas
aprensiones. Sin embargo, Monseñor Fellay concluye la primera parte por esta
palabra: videbimus, veremos. ¿Veremos? No es tan seguro: cuando uno
no ve en el presente, se tiene el riesgo de no ver en el futuro. Cuando se
llevan anteojos rosas, podemos tomarles gusto y no querer librarnos de ellos.
"Se dice que en rosa es más alegre"
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En la segunda parte, Monseñor
Fellay, para “cerrar filas”, se esfuerza en asegurar a sus tropas:
“nuestras relaciones con Roma están de nuevo congeladas… no podíamos más que
rechazar… nosotros rechazamos con firmeza… no se trata absolutamente de eso.” Todas
estas bellas frases son impotentes para convencernos cuando en el mismo Cor
Unum leemos la declaración del
15 de abril o la carta del 17
dejunio.
Monseñor Fellay se
dirige ahora a la carga contra aquellos que resisten la nueva orientación (él
ya lo hizo en los dos números precedentes de Cor Unum y en muchas
otras ocasiones): “maniobras de desestabilización - verdadero trabajo de
socavamiento - increíble juicio de intención - real empresa de subversión”.
Para comprender el alcance de estas expresiones, será muy útil dirigirse al
estudio publicado por La Sapinière (22 de marzo):Lacomunicación
de Menzingen. ¿dialéctica comunista?
En cuanto al reproche de
actuar “bajo la cubierta del anonimato”, es lamentable, cuando se
conocen los procedimientos empleados recientemente por Menzingrado y sus esbirros, notablemente la usurpación de
identidad…
Habría mucho que decir
sobre las exigencias de la justicia: “que se respete la verdad respecto a
todos, que se aparten los prejuicios, las condenaciones elaboradas de antemano
sin conocimiento de causa, que no se arroguen poderes de juez que no tienen”. Quedémonos
solamente con el “increíble juicio de intención” que el
padre Thouvenot se permitió en su circular del 7
de marzo, donde habla de “sacerdotes
decididos a hacer estallar la Fraternidad”, cuando conocemos a estos buenos cofrades…
La justicia « exige
respeto del orden establecido »: Por ejemplo el respeto a las
decisiones del capítulo general de 2006 respecto a las relaciones con Roma.
«Atemorizar falsamente a
nuestro pequeño mundo de la Tradición »: lo que
verdaderamente atemoriza a nuestro pequeño mundo de la Tradición, son los
textos como la respuesta de Monseñor Fellay a los tres obispos (14 de abril de
2012), o las acciones como la expulsión de Monseñor Williamson. Lo que
tranquilizaría a nuestro pequeño mundo de la Tradición, sería retractar
claramente estos textos y estas acciones.
En su tercera
parte, Monseñor Fellay invoca con razón el poderoso patrocinio del buen San
José. Nosotros podemos en particular rezar las letanías José
prudentísimo y José valientísimo para pedir para
nuestros superiores las gracias de prudencia y valentía frente a las maniobras
de la casa general.
“Dígnese Monseñor
Lefebvre velar sobre todos nosotros”: el nos protegerá tanto más mientras más fieles
seamos a sus enseñanzas. Con este propósito, una bellísima obra acaba de
aparecer: Nuestras relaciones con Roma, por su Excelencia Monseñor
Marcel Lefebvre. Este número especial del Combate de la Fe
católica es una recopilación de textos de Monseñor comentados por el
padre Pivert. La Sapinière se ocupará de esta publicación tan oportuna
próximamente, pero se puede –se debe- sin esperar, pedir esta obra (362
páginas, 16X24 cm, 22 € + envío) a la siguiente dirección.
Le Moulin du Pin, 53290
Beaumont-Pied-de-Boeuf
Tel 02 43 98 74 63 – fax 02 43 98 70 38