La ambigüedad también en el lenguaje fotográfico. ¿Mons. Fellay tiene la lapicera en la mano porque
está firmando el Comunicado, o permanece con la lapicera en la mano para –en un
guiño a Roma- mostrar que está dispuesto a firmar un acuerdo?
“Los hombres creen gustosamente
aquello que se acomoda a sus deseos”.
Julio
César
Dado a conocer el Comunicado tras la reunión de
Superiores de la FSSPX, muchos fieles preocupados han respirado con alivio,
pues temían quizás que se aceptara la propuesta (todavía misteriosa en su
contenido específico) ofrecida por Roma, en relación con la regularización
canónica, quizás en la forma de una Prelatura personal.
Hemos podido observar que han ido brotando los
comentarios auspiciosos y favorables, que alejan toda inquietud y descansan
en el supuesto hecho de que la Fraternidad no busca el acuerdo. Otros incluso
creen encontrar en el comunicado la afirmación viril y serena que se planta en
la fe sin titubeos. Y se atajan sentimentalmente ante toda posible exégesis
crítica, realizada sin dudas por individuos exaltados o enajenados, empujados por
intenciones malsanas.
También hay los acuerdistas frenéticos que se
quejan porque Mons. Fellay ha puesto mala honda en
este Comunicado.
Pero en general se ha instalado filas adentro la
idea de que ha pasado el peligro, y ahora la Fraternidad retorna a la
normalidad, continuando su vida de siempre.
Pero si cabe hacer una exégesis crítica, es sobre
todo porque no queremos ser de aquellos que acomodemos la realidad a nuestros
deseos, para creer lo que nos conviene. Demasiadas pruebas se han
venido dado del afán acuerdista de Mons. Fellay y sus colaboradores, como para
ahora creer que no busca un acuerdo. El Comunicado, en sí mismo, es un acuerdo
entre las diversas tendencias que se dan hoy en el seno mismo de la FSSPX,
habiendo triunfado al parecer la posición moderada guiada por Mons. Tissier y
Mons. de Galarreta, que favorecieron en su momento al Superior general y luego
prefirieron no ser arrastrados en su torbellino, tratando ahora de “abrir el
paraguas” ante lo que podría llegar a ocurrir bajo el gobierno del demoledor Francisco (lo de demoledor no lo decimos sólo
nosotros. Hasta los acuerdistas moderados lo llaman “demoledor sistemático”,
véase acá, en
comentario al pie de artículo). Pero esta misma posición es insegura y no tiene
la fuerza para imponerse finalmente a la corriente impetuosa acuerdista. Esto
se ha visto, v.gr., en el hecho de que Mons. Fellay no convocara a un capítulo
extraordinario para aceptar la normalización canónica respecto del Sacramento
de la Confesión por parte de Francisco (puede leerse un informe acá). Y en
el caso de que Francisco decrete un reconocimiento unilateral, ya nada quedará
por hacer para evitar ser arrastrados hacia el abismo de la iglesia conciliar.