sábado, 31 de agosto de 2013
EL PADRE SAUER PERSEGUIDO POR MENZINGEN
Mons. Williamson y el P. Sauer. |
Nos comunica Ethelred en
el Foro Archbishop Lefebvre:
El franco-suizo Padre Firmin Udressy dijo en su
primer sermón como nuevo Superior de Distrito de la Neo-FSSPX en Alemania, que
el Padre Frank Sauer dejó la FSSPX voluntariamente y que había atacado
públicamente a sus superiores (particularmente a Monseñor Fellay).
Sin embargo, esto no es verdad. El primer acto
oficial del nuevo superior es una mentira. Solo es verdad para las políticas de
partido de Menzingen.
El valiente Padre Sauer, con sus casi 70 años de edad, acaba de visitarnos en la parte austriaca de Alemania y por lo tanto tuve el gran placer de reunirme con él. Es un viejo amigo de Austria y de mi casa, y también trabajó durante años en el distrito de Austria antes de haberse convertido en misionero de África de la antigua FSSPX. Es amigo de Monseñor Williamson y sigue a Monseñor Lefebvre. También conoció al Padre Pfeiffer recientemente y ambos sacerdotes se aprecian mutuamente.
El valiente Padre Sauer, con sus casi 70 años de edad, acaba de visitarnos en la parte austriaca de Alemania y por lo tanto tuve el gran placer de reunirme con él. Es un viejo amigo de Austria y de mi casa, y también trabajó durante años en el distrito de Austria antes de haberse convertido en misionero de África de la antigua FSSPX. Es amigo de Monseñor Williamson y sigue a Monseñor Lefebvre. También conoció al Padre Pfeiffer recientemente y ambos sacerdotes se aprecian mutuamente.
El Padre Sauer tiene un doctorado en Latín y Teología y ciertamente es uno de los más brillantes teólogos Tradicionalistas. Aunque él se ha opuesto naturalmente al neo-liberalismo de la Neo-FSSPX y su previsto acuerdo con Neo-Roma, jamás criticó directamente a sus superiores incluyendo a Monseñor Fellay. Sin embargo, él afirmó públicamente innumerables veces que la Neo-Roma y el neo-Papa debían convertirse primero y solo entonces el problema se resolvería. Desde el 2012, cuando leyó la pésima carta de Monseñor Fellay a los tres obispos (abril de 2012) él esperaba un signo de la Providencia para saber qué hacer.
En julio de 2013, este signo llegó. Porque el entonces Superior de Distrito de Alemania, Padre Schmidberger, lo llamó y le dio un ultimátum(*): O bien el valiente sacerdote firmaba un documento escrito asegurando su total lealtad al Superior General, o este llamado sería la primera advertencia oficial (el Padre Schmidberger olvidó que las moniciones canónicas solo pueden venir de la Casa General y no de un Superior de Distrito) Algunos dicen que este golpe provino de Pfluger-Schmidberger.
El punto es que esta exigencia de un documento de lealtad escrito para Menzingen era y es inaceptable. ¿Por qué un sacerdote católico firmaría este absurdo documento? El padre firmaría el juramento modernista en cualquier momento, o su lealtad hacia la Doctrina Católica de la Iglesia.
Por lo tanto, el valiente Padre Sauer no esperó la segunda y tercera monición, pero se sintió obligado a salir de la neo-FSSPX.
De acuerdo a mi limitada información, el está ahora (o quizá la próxima semana) relevando al Padre Zaby como párroco del Carmelo de Brilon Wald (en donde trabajó 12 años en el pasado), para que así el joven Padre Zaby y el Padre Weinzierl puedan concentrarse en preparar un nuevo lugar para el Carmelo y un priorato cerca del lugar de peregrinación llamado Altötting en el sur de Alemania ( en.wikipedia.org/wiki/Alt%C3%B6tting ). De este modo, tanto el Carmelo como los sacerdotes crearán un verdadero centro de Resistencia, muy cerca de la frontera con Austria.
[*]Este documento es muy similar al que le presentaron al Padre Herman Weinzierl a finales de 2012, el cual también se vio obligado a salir de la FSSPX por no poder firmar un documento semejante.
viernes, 30 de agosto de 2013
COMENTARIOS ELEISON - EDICTO DE MILÁN
Número CCCXX (320)
31 de Agosto de 2013
EDICTO DE MILAN
Mons. Williamson
En nuestros días, cuando la
posesión de la Fraternidad San Pío X por el liberalismo parece meramente la
última en una larga serie de derrotas de la Iglesia Católica, es difícil
imaginarse que hubo un tiempo cuando la Iglesia marcaba una victoria tras otra.
Sin embargo, este año celebramos el 1700mo aniversario de una de esas
victorias, el Edicto de Milán datado en el 313 AD.
El Emperador Romano Constantino,
conocido como “Constantino el Grande”, nació en el año 272 y fue bautizado
Cristiano solamente un poquito antes de su muerte en el 337, pero había sido
seriamente simpatizante de la Cristiandad por muchos años de anticipación.
Cuando en el 312 marchó sobre Roma para pelear contra su rival, el Emperador
Majencio, Nuestro Señor le prometió que le otorgaría la victoria si pusiera en
sus estandartes de guerra el “lábaro”, es decir la X con una P sobrepuesta, las
primeras dos letras Griegas de la palabra Cristo, Χριστόs. Constantino hizo lo que Nuestro
Señor dijo y derrotó a Majencio en la batalla del Puente Milvio. Una vez en
firme control de Roma, Constantino decretó al año siguiente el Edicto de Milán.
Durante el transcurso de los 250
años previos, los adoradores de Cristo habían sufrido diez persecuciones
sangrientas bajo los Emperadores Romanos, desde Nerón (37-68) hasta Diocleciano
(244-311). Los Cristianos habían rechazado la religión pagana estatal por lo
cual el Estado había prohibido al Cristianismo. Lo que hizo el Edicto de Milán
fue hacer que, por primera vez, fuera legal al lado de otras religiones
permitidas en el Imperio. Fue el paso decisivo en la conversión de Roma al
Cristianismo. En el 325 Constantino endosó la ortodoxia del Concilio dogmático
de Nicea. En el 380 el Emperador Teodosio I El Grande hizo que el Cristianismo
fuera la religión oficial de Roma, y en el 392 prohibió la adoración pagana.
Así, Constantino comenzó la unión
de la Iglesia (Católica) con el Estado, la cual fue la fundación de la
Cristiandad, mejor conocida hoy día como “Civilización Occidental”. Al margen
de lo que haya habido de abuso en la práctica de tal unión a lo largo de las
épocas, en cuanto a principio es inmensamente fructífero para la salvación de
las almas. Uno sólo necesita pensar en cuanto cualquier pueblito hoy en día se
beneficiará con un sano Sacerdote y un sano policía que se complementen. Por 1.600
años la Iglesia Católica se atuvo a ese principio de unión de Iglesia y Estado,
mientras que durante los últimos 200 años, el liberalismo Revolucionario ha
constantemente buscado socavarlo. Fue solamente con el Vaticano II que la
Iglesia finalmente le dio paso a este liberalismo y repudió la doctrina del
Estado Católico mediante su enseñanza sobre la libertad religiosa en Dignitatis
Humanae. Un cabecilla de los neo-modernistas en el Concilio, el Padre Yves
Congar, se regocijó que el Concilio había finiquitado con la “Iglesia
Constantiniana”.
Ahora bien, es cierto que los
hombres de Iglesia estando enlazados a las autoridades mundanas recibirán con
ello tentaciones de mundanidad, pero, cualquier Estado está ligado a hacer
cumplir leyes que corresponden a algún punto de vista religioso o
anti-religioso de Dios y del hombre. Para ver cuan difícil es llevar una vida
católica cuando tal punto de vista del Estado concuerda con la anti-religión
del humanismo laico, simplemente miren alrededor de ustedes. Fue la presión de
los Estados irreligiosos modernos ejercida por todos lados sobre los Obispos
del Vaticano II, la que los hizo querer cambiar la Iglesia Católica para
encajarla en el mundo moderno. La misma presión está ahora haciendo que el
liderazgo de la Fraternidad San Pío X entre en el camino de la Revolución.
Constantino, por el contrario,
debe haber contribuido a lo largo de las épocas a la salvación de millones de
almas, un logro por el cual él está seguramente en el Cielo. Emperador
Constantino, ruega por nosotros.
Kyrie eleison.
LA FALSA PRUDENCIA DE MONS. FELLAY: EL BRANDING EN ACCIÓN
POR SERAPHIM,
DE IGNIS ARDENS
No hay duda que el « branding » (imagen
de marca) ha ablandado a la FSSPX y ha disminuido su combate en contra de los
errores del Vaticano II.
No hay más que echar un vistazo
al sitio SSPX.org para ver un flujo regular de ideas simplonas y anuncios
pro-romanos.
Como escribí recientemente a
algunas autoridades de la FSSPX:
“Me decepcioné al leer el
artículo titulado “Algunos
puntos positivos en Lumen Fidei, en el sitio SSPX.org”.
El artículo viene inmediatamente
después de la defensa realizada por el padre X de los contenidos del sitio web,
del cual sostengo que evidencia la liberalización de la Fraternidad San Pío X,
reflejando la nueva orientación dictada por el “branding” (imagen de marca) que
es el cese al fuego sobre el Vaticano II y los errores de las reformas
pos-Vaticano II, centrándose en lo positivo, mientras que omite advertir a los
fieles del veneno.
El artículo comienza:
«Aunque Lumen Fidei ciertamente
promueve el subjetivismo y es ambiguo en cuanto a la fe y caridad en general,
sin embargo hay algunos buenos puntos para cosechar de este documento
papal »
Y concluye:
Y concluye:
"En una época en que el pluralismo religioso (la negación de todos los credos) se está convirtiendo en la norma, es refrescante escuchar la voz de la más alta autoridad de la Iglesia recordándonos la importancia de los compromisos prácticos de nuestra fe católica: en los votos familiares y los deberes hacia la vida, en los deberes hacia Cristo. ¡Adveniat Regnum Tuum!”
Dejando a un lado la observación de que esta estrategia (es decir, encontrar algo bueno que decir acerca de los documentos que arruinan la fe y dañan las almas) se puede tomar con todos los documentos del Vaticano II y de toda la reforma post-Vaticano II (en cuyo caso, ¿por qué pretender o por qué molestarse en ser tradicionalistas?), me acordé de los pensamientos de Mons. Fellay sobre esta misma estrategia:
Campos, por medio de su líder,
Monseñor Rifán, clama a todos los vientos que nada ha cambiado, que los
sacerdotes de la Administración Apostólica permanecen tan tradicionales como
antes… Esta actitud de duplicidad implícita se convirtió como en la norma de la
nueva situación en la que se encuentran: han subrayado los puntos del actual
pontificado que parecen ser favorables, se pasa bajo un silencio reverencial lo
que no va… Para tener la paz con Roma, hay que dejar de luchar… Poco a poco y
de esta forma la lucha se debilita y se acaba por aceptar la situación. De
hecho en Campos se conserva todo lo que es realmente tradicional, es cierto, y
por lo tanto los fieles no ven cambio alguno, excepto los más avispados (la
Resistencia) que observan una tendencia a hablar más frecuente y
respetuosamente de las declaraciones y acontecimientos actuales que se dan en
Roma, omitiendo las advertencias de tiempos pasados y sin comentar las
desviaciones de hoy en día; el peligro mayor está en habituarse a esta
situación y no intentar ya poner remedio… (Monseñor Fellay,
Carta a los Amigos y Benefactores n° 63).
¿No ven en estas palabras una
crítica al actual curso de la Fraternidad San Pío X en general, y a este
artículo en particular?
Si no lo ven, estamos perdidos.
El demonio conquistó toda la Iglesia en el Vaticano II de esta manera: Tomemos una nueva orientación positiva hacia el mundo; hagamos amigos con nuestros enemigos; ya no más condenaciones y anatemas (de hecho, Juan XXIII dijo prácticamente lo mismo en el Vaticano II).
Ahora, porque han elegido el consejo de una compañía pagana de marketing (en vez de continuar el combate de Monseñor Lefebvre) para que les dijera cuál estrategia debía tomarse, el demonio ahora está conquistando la FSSPX con la misma técnica.
Por supuesto que ellos lo negarán (igual que Campos lo hizo).
La trayectoria al proseguir de esta manera es fácilmente predecible (como de hecho el Padre Cottier lo predijo con éxito en Campos).
La mentalidad implícita en persistir en esta orientación es para distanciar voluntariamente una parte de su propios fieles (como, de hecho, Monseñor Fellay manifestó su disposición a hacerlo) por el bien de.... ¿qué? ¿Obtener un apostolado más amplio que vendrá con la regularización?
Pero yo pregunto retóricamente:
¿Qué bien hace la Fraternidad San Pío X al llenar las Iglesias, obtener una
pastoral más amplia, llenar los seminarios, etc.; si la compensación es
convertirse (a pesar de la negativa previsible de la acusación) en gran medida
en Conciliar?
En la actualidad, la FSSPX aún
puede distinguirse de la FSSP, porque (al menos técnicamente / oficialmente)
asegura que los documentos del Concilio Vaticano II contienen errores.
¿Por cuánto tiempo continuarán
haciéndolo?
Psicológicamente, será difícil que la Fraternidad San Pío X continúe manteniendo esta posición con el tiempo, cuando prácticamente hablando, ya no combate esos errores:
“Aquellos que no actúan del modo en que piensan, empezarán a pensar del modo que actúan”.
Esta es la trayectoria en la que
la Fraternidad San Pío X se ha establecido, y es muy preocupante.
Sí, los nuevos sacerdotes están
marcados desde su formación y no escucharemos que hablen mucho sobre el
Concilio Vaticano II en los púlpitos.
30 AGOSTO - FIESTA DE SANTA ROSA DE LIMA, PATRONA DE AMÉRICA
Floreced
flores como el lirio, y cantad un cántico de alabanza: y bendecid al Señor en
sus obras.
(Eccle.
XXXIX)
¿QUIÉN ES MONSEÑOR FELLAY?
Extracto de un artículo de
Stephen Heiner.
Estamos en 1988. El Arzobispo
escogió tres candidatos para la consagración episcopal para los diversos grupos
de lenguaje: inglés, español y francés. Monseñor Fellay no estaba en la
lista original. Y es que el (en ese entonces) Padre Fellay no
tenía ninguna práctica “parroquial”, pues había estado en la Casa General desde
el principio y tenía su circuito de Misas como cualquier otro sacerdote de la
FSSPX, pero era joven y no tenía ninguna experiencia en la “trinchera”; además,
no añadía ningún otro lenguaje a los de los otros obispos (que hablaban, entre
todos, francés, portugués, español, alemán, inglés e italiano), tampoco tenía
alguna educación u origen especial (Monseñor Tissier viene de la nobleza y era
el experto de la FSSPX en derecho canónico, Monseñor Williamson contaba con una
extraordinaria educación y fue profesor del seminario de Ecône y de Estados
Unidos).
Sin embargo, en concesión a un
benefactor de larga data de la FSSPX, (el señor Roger Lovey), quien le recordó
al Arzobispo del papel especial que Suiza había tenido en la fundación de la
Fraternidad, el Arzobispo agregó al Padre Bernard Fellay, suizo, a los que iban
a ser consagrados.
El Arzobispo y el Padre
Schmidberger, varias veces hicieron notar que el Superior de la Fraternidad
debía ser un sacerdote, pues los Obispos debían de dedicarse a impartir
los sacramentos hasta que la situación de la Iglesia volviera a la normalidad.
Monseñor Tissier afirmó lo mismo en la entrevista que le hice en el 2006
y Monseñor Williamson era de la misma opinión.
Cuando en julio de 1994 se
terminó el período del Padre Schmidberger, hubo una tendencia que postulaba que
un obispo debía ser el Superior General, y Monseñor Fellay, que estaba abierto
a tener esa posición, estuvo en posición de cultivar los contactos necesarios
para asegurarse apoyo. La elección fue muy cerrada, y en contra de las reglas
del Capítulo, el Padre Schmidberger y Monseñor Fellay deliberaron en privado
antes de establecer que Monseñor Fellay se convertiría en el nuevo Superior
General. No hubo protestas significativas.
A todos los sacerdotes de la
FSSPX, cuando son enviados a su primer nombramiento como priores, se les dice
que no cambien nada por al menos 6 meses. Esto para asegurar que haya
continuidad y que los fieles no se inquieten. Así entonces, los 6 primeros años
del primer período de Monseñor Fellay fueron dedicados a “escuchar”. Se
sentía como el Generalato de Monseñor Lefebvre o el Padre Schmidberger.
Conforme su mandato avanzaba, empezó a hacer nombramientos estratégicos, promoviendo
hombres que lo obedecieran devota e incuestionablemente, y empezó a desarrollar
su propio “estilo” de Generalato. Cuando llegó su segundo mandato en 2006, se
sintió mucho más confortable con su liderazgo de
“puño-de-hierro-en-guante-de-terciopelo”, un estilo completamente camuflado por
su deslumbrante sonrisa de 10.000 vatios (un sacerdote mayor de la FSSPX me
dijo una vez que "Monseñor Fellay lidera la FSSPX con más autoridad que
aquella con la que el Papa gobierna la Iglesia"). Él calló todo comentario
de todos los sacerdotes, prohibió blogs, entrevistas, artículos, etc. que no
estuvieran expresamente aprobados por él o por sus subordinados nombrados para
ello. “Él y solo él” sería la voz de la FSSPX.
Hagamos una pausa por un
momento. Piensen en cualquiera de las grandes congregaciones religiosas: los
Redentoristas, los Jesuitas, etc. ¿Pueden ver ustedes a San Alfonso diciendo a
los Redentoristas que él, y solo él sería la voz de la Congregación? ¿A San
Ignacio de Loyola queriendo que San Francisco Javier le mostrara sus sermones
antes de ser predicados, o las políticas antes de ser implementadas en las
misiones? Tal liderazgo demuestra una paranoia, pero también es ego. Es el ego
al que no se le opone.
También quiero anotar que
para aquellos que estudian la Historia de la Iglesia, la política no es nada
nuevo. La ambición no desaparece del corazón del clérigo cuando las manos están
extendidas sobre su cabeza tonsurada. El notar que Monseñor Fellay es ambicioso
no es injusto, es la simple verdad. Y la ambición, por sí misma, no es un
pecado. Pero donde algunos pudieran ver el punto de partida, es que Monseñor
Fellay siempre quiso tener éxito donde (él percibió) que el
Arzobispo había « fallado ». Esto, y no la teoría de su deseo del
solideo cardenalicio, es su razón. Así también, cuando Joseph Ratzinger tomó el
nombre de Benedicto XVI afirmó que la mayor derrota de su etapa como jefe del
ex Santo Oficio fue el fracaso de 1988, el fracaso del Protocolo del 5 de mayo,
y que se comprometió a rectificar casi inmediatamente después de que el
"Habemus Papam" sonaba a lo largo de la plaza de San Pedro. Estos dos
hombres están deseando ser socios por sus propias razones personales y
políticas. Pretender que la política y la ambición no tienen nada que
ver con lo que está pasando en la FSSPX ahora es ingenuidad al extremo y
catolicismo de « avestruz ».
Creo que si hay acuerdo, máximo
el 5% de los fieles no seguirán a Monseñor Fellay. Esto es porque la mayoría de
los seguidores de la FSSPX han caído en el culto (exterior, Nota del blog) de
la Misa en latín y en el de Monseñor Fellay, su santo profeta que jamás ha
hecho el mal y que nunca lo hará porque es perfecto. Esto no es una
exageración.
Incluso a Monseñor Fellay no le
importó que su respuesta a los tres obispos fuera filtrada, pues ha dirigido
tan exitosamente la campaña de que ÉL es quien DECIDE en la FSSPX, que la
mayoría de los fieles están dispuestos a desechar a los otros obispos y seguir
a Monseñor Fellay hacia los brazos amorosos del « Santo Padre ».
Como señalé arriba, el humor
negro es que Monseñor Fellay no formaba parte de los tres escogidos por
Monseñor Lefebvre. Ni siquiera fue el nombre que el Arzobispo envió a Roma en
1988 para ser consagrado obispo (ese nombre, lo confirmé con tres fuentes
diferentes, era Monseñor Richard Williamson). Monseñor Fellay fue el contador
que se convitió en Rey. Los fieles, cuya mayoría no sabe esto,
francamente no les importa porque ellos no perciben que Monseñor Fellay pudiera
equivocarse jamás en nada. Lo seguirán en sus movimientos.
¿Quién es mejor conocido? ¿Los fieles seguirán al hombre que ha sido la
cabeza/corazón/mente de la FSSPX por dos décadas (Fellay)? ¿O al obispo
atropellado por todos, el abandonado por sus supuestos « hermanos » e
hijos en el sacerdocio (Williamson)?
No existe un movimiento
significativo contra-Fellay entre los sacerdotes. Esto lo mencioné en mi último artículo, pero los
sacerdotes de carácter han sido removidos de las posiciones de
autoridad, y su destierro ha tenido como respuesta el silencio de aquellos que
no harán otra cosa que seguir la « línea de partido ». Otros son simplemente
caballos de guerra viejos –que, Dios los bendiga, trabajaron duro - y que
están demasiado cansados para seguir luchando. La gran mayoría de los
sacerdotes de la FSSPX –buenos hombres que son- simplemente no tienen los
medios financieros o el valor para dejar la FSSPX. Y, Dios los bendiga también,
la FSSPX puede necesitar Nicodemos dentro de poco tiempo.
MIENTRAS FRANCISCO BLASFEMA, MONS. FELLAY CALLA O LO ELOGIA CON "PRUDENCIA"
“Y les
pido que rezen por mí, porque este trabajo
es
insalubre, no hace bien...”
Francisco,
28 de agosto de 2013.
"El papa Francisco
tiene una fe profunda". "Es prudente". "Quiere poner
orden". "Yo no soy profeta en eso, seamos prudentes, no
precipitemos los acontecimientos, veremos."
Mons. Fellay.
"No
resistir al error es aprobarlo.”
San
Pío X.
jueves, 29 de agosto de 2013
LAS ESCANDALOSAS ALABANZAS DE MONS. FELLAY A FRANCISCO - NON POSSUMUS
Cardenal Bergoglio "bendecido" por pastores protestantes. |
MONS. FELLAY:
"El papa Francisco tiene una fe
profunda". "Es prudente". "Quiere poner
orden". "En sus sermones, vemos que tiene la fe”.
P. SARDÁ Y SALVANY, "EL LIBERALISMO ES
PECADO":
“La suma intransigencia católica
es la suma católica caridad. Y porque hay pocos intransigentes, hay en el día
pocos caritativos de verdad. La caridad liberal que hoy está de moda es en la
forma de halago y condescendencia y afecto; pero es en el fondo el desprecio de
los verdaderos bienes del hombre y de los supremos intereses de la verdad y de
Dios”.
CRISIS EN LA FSSPX: CONSEJOS DE SAN HILARIO, DEL CARDENAL PIE, DE DOM MARMION, DE MONSEÑOR FREPPEL Y MONSEÑOR LEFEBVRE.-
Les presentamos
extractos sacados del artículo Monseñor Lefebvre,
Roma y los ralliés. Este artículo fue publicado hace
aproximadamente un año en antimodernisme.info, sitio
que fue suprimido por causa de las intimidaciones de Menzingen. Este artículo
estaba destinado a luchar contra los acuerdos con Roma. Demuestra que nosotros,
en conciencia, no podemos alinearnos con la posición de los que ya hicieron el
acuerdo con Roma. Nosotros vamos a utilizar estos extractos agregando entre
paréntesis un comentario (en rojo); veremos
que esto podrá ayudarnos a ver claro en cuanto a la conducta a adoptar respecto
de Monseñor Fellay.
SAN
HILARIO
(…) Nosotros
debemos en todas las cosas actuar para agradar a Dios y no a los hombres: “¿Me
concilio con el favor de los hombres o con el de Dios? Si agrado a los hombres,
yo no seré servidor de Cristo” (Gál. 1,19).
En la crisis de la
Iglesia, nuestra intención no puede ser el buscar la seguridad de un
reconocimiento social por la autoridad eclesiástica, ni de seguir una falsa paz (con Menzingen) que
nos dispense del combate, ni establecer un acuerdo o una unidad que no es más
que una mentira.
Dom Guéranger, en
la fiesta de san Hilario, exalta el valor de este gran defensor de la fe, quien
no tuvo que combatir contra un perseguidor que amenazara las vidas, sino con
uno que seducía los espíritus, halagando los corazones para mejor perderlos (proponiéndoles un
traslado-promoción por ejemplo). El nos señaló las
quejas de san Hilario a Dios:
Oh Dios
todopoderoso, «Contra tus enemigos declarados, hubiera combatido con gozo. (…)
Pero hoy en día tenemos que combatir contra un persecutor disfrazado, contra un
enemigo que nos halaga, contra Constancio el anticristo (contra Monseñor
Fellay), quien tiene para nosotros, no golpes sino caricias,
que no proscribe a sus víctimas para darles la verdadera vida, sino que los
colma de riquezas para darles la muerte; que no les otorga la libertad de los
calabozos, sino que les da una servidumbre de honores en sus palacios; que no
desgarra los flancos, sino que invade los corazones. (…) Él no disputa el miedo
de ser vencido, sino que adula para dominar; (…) él procura una falsa unidad
para que no haya paz; él se enfurece contra ciertos errores para mejor destruir
la doctrina de Cristo; él honra a los obispos a fin de que dejen de ser
obispos; él construye iglesias arruinando la fe. (…)”
Es fácil y posible
establecer un paralelismo con las actuales autoridades de la Iglesia (y con Monseñor Fellay) en
sus relaciones con aquellos que quieren permanecer fieles a la fe, mientras que
gozan de los beneficios que se les ofrecen: honores, el abandono del combate
doctrinal, la falsa unidad.
Don Guéranger nos
da la causa de esto: el espíritu mundano, la falta de una fe profunda que
conduzca y dirija todos los actos de la vida, la costumbre de la diplomacia más que el
combate sin misericordia contra los enemigos de la fe.
Esto es lo que él dice: “En todas las épocas, la Iglesia ha tenido en su seno
los fieles a medias que, sea por la educación, por un cierto bienestar, por su
éxito, influencia o talento, permanecen entre los católicos pero que el
espíritu del mundo ha pervertido. Ellos se han hecho una iglesia humana, porque
el naturalismo habiendo falseado su espíritu, se volvieron incapaces de captar
la esencia sobrenatural de la Iglesia verdadera. Acostumbrados a los cambios en
las políticas, adeptos a los trucos por los que los estadistas vienen a
mantener un equilibrio pasajero a través de las crisis, les parece que la
Iglesia en la declaración misma de sus dogmas, debe contar con enemigos, pues
ella podría confundirse sobre la conveniencia de sus resoluciones, en una
palabra, que la precipitación puede atraer sobre ella y sobre los que
comprometerá con ella, un descrédito funesto.
CARDENAL
PIE
El Cardenal Pie
hace hablar a San Hilario como sigue: “Temo la terrible responsabilidad
que pesaría sobre mí por la connivencia, por la complicidad de mi silencio (no denunciando a
Monseñor Fellay). Temo el juicio de Dios, temo por mis hermanos que
han salido del camino de la verdad, temo por mí, pues mi deber es traerlos de
vuelta”. Y agregamos: “Pero ¿no hay reticencias
permitidas, o miramientos necesarios?” Hilario respondió que la Iglesia no
tiene necesidad que le enseñemos, y que ella no puede olvidar su misión
esencial. Esta misión es: “Ministros de la verdad, les corresponde declarar lo
que es verdad”. (Obras del Cardenal Pie, tomo 6, 14 de enero de 1870)
(Dom Guéranger, Año Litúrgico, Navidad, en la fiesta de San Hilario) (…).
DOM MARMION
Dom Marmion, La
unión con Dios, DDB 1937, pág.23:
« 1. Examinen
a fondo la intención con la cual actúan. El amor con el que ustedes actúen es
mil veces más importante que la exactitud material que aporten en sus acciones.
2- Examínense para
ver si su corazón es completamente libre:
a - en relación a
las personas;
b- en relación a
las ocupaciones, estando dispuestos en todo momento a cambiar de ocupación al
menor signo de la divina voluntad;
c - en relación a
las cosas, no quedándose con nada, ni para ustedes, ni para los otros si la
caridad lo demanda”.
MONSEÑOR FREPPEL
Los adheridos a
Roma (y
ahora los sacerdotes y fieles de la FSSPX), están amenazados
por la “peste del indiferentismo”, pues colocan la verdad y el error en
igualdad, (como
lo vimos en la Declaración del 15 de abril de 2012 que sostiene, como los
adheridos a Roma, que la misa de Paulo VI está legítimamente promulgada y que
se puede aceptar al Vaticano II, los nuevos sacramentos y el nuevo código de derecho
canónico a la luz de la Tradición). ¿Qué remedio
darles?
Pongamos atención
a la advertencia de Monseñor Freppel:
« La mayor
desgracia para un siglo o un país, es el abandono o la disminución de la
verdad. Podemos recuperarnos de todo lo demás, pero jamás nos
recuperamos del sacrificio de los principios. Los caracteres
pueden doblarse en momentos determinados y la moral pública puede recibir
alguna ofensa del vicio o del mal ejemplo, pero no se pierde nada si las
verdaderas doctrinas se sostienen en su integridad. Con ellas, todo podrá
rehacerse tarde o temprano, los hombres y las instituciones, porque siempre
somos capaces de regresar al bien cuando no hemos abandonado la verdad.
Lo que retiraría
hasta la misma esperanza de salvación, es la deserción de los principios, fuera
de los cuales nada hay sólido ni durable. El más
grande servicio que puede hacer un hombre a sus semejantes en épocas de
desfallecimiento y oscurecimiento, es el de afirmar la verdad sin
temor, aunque no la escuchen; Porque es un surco de luz que se abre a
través de las inteligencias y, si su voz no llega a dominar los ruidos del
momento, por lo menos será recogida en el futuro como la mensajera de la
salvación." (Monseñor Freppel, Panegírico de San Hilario, 19 de enero de
1873)
MONSEÑOR
LEFEBVRE
Monseñor Lefebvre
dió en marzo de 1988, algunas nociones sobre la obediencia. Helas aquí:
« Los
principios que determinan la obediencia son conocidos y tan conformes a la sana
razón y al sentido común que uno se pregunta cómo las personas inteligentes
pueden afirmar que prefieren equivocarse con el Papa, que estar en la Verdad en
contra del Papa.
« Esto no es
lo que nos enseña la ley natural, ni el Magisterio de la Iglesia. La obediencia
supone una autoridad que da una orden o promulga una ley. Las autoridades
humanas, incluso las instituidas por Dios (Monseñor Fellay) no
tienen más autoridad que alcanzar el fin asignado por Dios y no para desviarse
de él. Cuando una autoridad (ej. Monseñor Fellay) usa
de su poder en contra de la ley por la cual su poder se le otorgó, no
tiene derecho a la obediencia y debemos desobedecerla.
Se acepta esta
necesidad de la desobediencia respecto al padre de familia que alienta a su
hija para prostituirse, respecto de la autoridad civil que obliga a los médicos
a provocar abortos y matar inocentes, pero se acepta a cualquier precio la
autoridad del Papa (o de Monseñor Fellay) que
sería infalible en su gobierno y en todas sus palabras. Es desconocer la
historia e ignorar lo que en realidad es la infalibilidad.
San Pablo
reprendió a San Pedro que no “caminaba según la verdad del Evangelio” (Gal. II,
14). San Pablo alienta a los fieles a no obedecerle si llegaba a predicar otro
Evangelio que el que había enseñado con anterioridad (Gal. I,8).
Cuando Santo Tomás
habla de la corrección fraterna, hace alusión a la resistencia de San Pablo
respecto a San Pedro y lo comenta así: “Resistir públicamente sobrepasa
la medida de la corrección fraternal. San Pablo no lo hubiera hecho hacia San
Pedro si no hubiera sido su igual de alguna manera… sin embargo, hay
que saber que si se trata de un peligro para la fe, los superiores deben ser
reprendidos por sus inferiores, incluso públicamente. Esto es evidente
por la forma y la razón de actuar de San Pablo respecto a San Pedro, que
fue objeto de esta reprensión, de tal suerte, dice la Glosa de Agustín,
"que el mismo Jefe de la Iglesia ha mostrado a los superiores (como Monseñor Fellay,
por ejemplo) que si llegaran a dejar el camino recto, aceptasen
ser corregidos por sus inferiores” (Santo
Tomás. 2a. 2ae. q. 33. art. 4. ad 2).
El caso que evoca
Santo Tomás de Aquino no es quimérico ya que tuvo lugar durante la vida de Juan
XXII. Éste creyó poder afirmar como una opinión personal que las almas de los
elegidos no gozarían de la visión beatífica hasta después del juicio final. Él
escribió esta opinión en 1331 y en 1332 predicó una opinión semejante respecto
de la pena de los condenados. Él pensaba proponer esta opinión por un decreto
solemne.
Pero las vivas
reacciones por parte de los Dominicos, sobre todo los de París y de los
Franciscanos, lo hicieron renunciar a esta opinión a favor de la opinión
tradicional definida por su sucesor Benedicto XII en 1336.
Y he aquí lo que
dice el Papa León XIII en su Encíclica Libertas
praestantissimum del 20 de junio de 1888: “Supongamos que haya una
prescripción de un poder cualquiera (ejemplo: el poder de Monseñor Fellay) que
estuviera en desacuerdo con los principios de la recta razón y de los intereses
del bien público (con mayor razón con los principios de la fe), ella no
tendría ninguna fuerza de ley…” y un poco más adelante: “Tan pronto como el
derecho de mandar constituya una falta o que la orden sea contraria a la razón,
a la ley eterna, a la autoridad de Dios, entonces es legítimo
desobedecer, nos referimos a los hombres, a fin de obedecer a Dios".
Pues nuestra
desobediencia está motivada por la necesidad de conservar la fe
católica. Las órdenes que nos dan expresan claramente que son para
obligarnos a someternos sin reserva al concilio Vaticano II, a las reformas
posconciliares y a las prescripciones de la Santa Sede, es decir, a
orientaciones y acciones que minan nuestra fe y destruyen la Iglesia, a lo cual
es imposible reducirnos. Colaborar a la destrucción de la Iglesia, es
traicionar a la Iglesia y a Nuestro Señor Jesucristo.
Pues todos los
teólogos dignos de ese nombre enseñan que si el Papa (o Monseñor Fellay) por
sus acciones destruye la Iglesia, no podemos obedecerlo, (Vitoria, Obras, pp.
486- 487; Suarez, de fide, disp. X, sec. VI. n°16 ; saint Robert Bellarmin, De Rom. Pont.,
livre II. c. 29; Cornélius a Lapide, ad Gal. 2, 11, etc...) y él debe ser
reprendido respetuosamente pero públicamente.
Los principios de
la obediencia a la autoridad del Papa son aquellos que ordenan las relaciones
entre una autoridad delegada (ej. Monseñor Fellay) y
sus subordinados. No se aplican a la autoridad divina que siempre es infalible
e indefectible y que por lo tanto no supone ninguna falla.
En la medida en
que Dios comunique su infabilidad al Papa, y en la medida que el Papa crea usar
de esta infabilidad, que comporta condiciones muy precisas para su ejercicio,
no puede haber error.
Pero fuera de este
caso preciso, la autoridad del Papa es falible y de este modo los criterios que
obligan a la obediencia se aplican a sus actos. No es inconcebible que haya un
deber de desobediencia respecto al Papa.
La autoridad que
le ha sido conferida lo ha sido por fines precisos y en definitiva por la
gloria de la Trinidad, de Nuestro Señor Jesucristo y la salvación de las almas.
Todo lo que
realice el Papa (o
Monseñor Fellay) en oposición con este fin, no tiene ningún valor
legal y ningún derecho a la obediencia, mas bién obligaría a la desobediencia
para permanecer en la obediencia a Dios y en la fidelidad a la Iglesia. (…)”.
(Monseñor
Lefebvre, « La obediencia, ¿puede obligarnos a desobedecer?” 29 de marzo de 1988,
Fideliter, 29-30 de junio de 1988).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)