viernes, 26 de septiembre de 2014

LA IGLESIA DE FRANCISCO: UNA DIVERSIDAD TOLERADA Y RECONCILIADA


TOLERANCIA MASÓNICA, TOLERANCIA LIBERAL, TOLERANCIA QUE 
MENDIGA MONS. FELLAY Y SU BANDA DE ASALTANTES A QUIENES OFENDEN A DIOS, A QUIENES DESTRUYEN Y RIDICULIZAN LA SANTA MADRE IGLESIA

(Con el silencio cómplice de los Superiores de Distrito, los Priores, los Sacerdotes y gran parte de la feligresía)


TOLERANCIA PARA TODO MENOS PARA LA VERDAD













TOLERANCIA Y MASONERIA
LA TOLERANCIA EN EL MUNDO MASÓNICO



En Masonería, la Tolerancia es una garantía de convivencia entre seres humanos libres e iguales y de tan distintas formas de pensar, sentir y actuar en lo político, lo religioso, lo social, etc. Se exige como una obligación para quien escucha las posiciones del otro, a fin de comprender sus conceptos y entablar -por ejemplo- un debate razonado, de altura, exponiendo al mismo tiempo los propios, de todo lo cual todos extraemos, como individuos y como logia, siempre conclusiones positivas La Tolerancia en Masonería ha de ser un medio de equilibrio natural, de modo que el "tolerado" sea responsable de sus actos, y no abuse de la tolerancia de la que puede ser objeto. De esta forma, el "Tolerado" ejercerá su derecho inalienable a expresarse libremente y al mismo tiempo su obligación de hacerlo de manera respetuosa y fraternal; por su parte, el "Tolerante" ejercerá su derecho de ser respetado en cuanto a sus principios por el "tolerado" teniendo a su vez la obligación de escuchar con serenidad y atención los conceptos de éste, según lo señalado en el punto anterior. Tolerancia y Respeto a la diversidad de ideas son principios inalterables de la Masonería, que admite en su seno a individuos de todas las razas, religiones, costumbres, posturas filosóficas y credos políticos como muestras de esa amplia gama del pensar y sentir humano a cuyo desarrollo ha orientado históricamente sus objetivos.
  




Entendida como el respeto a las personas por el derecho que tienen a expresar sus opiniones en cualquier materia, la tolerancia hace posible el diálogo, el pluralismo y la coexistencia de principios disímiles, constituyéndose en la condición indispensable para la convivencia de los seres humanos en el ámbito de la democracia y de la libertad.
Según esta apreciación, toda persona tiene derecho a profesar cualquier credo religioso o a expresar su pensamiento, ya sea de carácter político o ideológico. Así mismo, tiene derecho a criticar todas las ideas que no comparta, sin ofender los sentimientos de las personas que las profesan, para lo cual es preciso omitir toda palabra vana, ofensiva o destructiva, que pueda irritar a nuestro semejante. En este sentido, la tolerancia no introduce restricciones, sino que establece condiciones para la expresión.
Indudablemente, la tolerancia existe en el marco de un orden establecido y aceptado por la comunidad, en la cual es ineludible combatir, civilizadamente, las ideas y prácticas contrarias al orden democrático, moral y de las buenas costumbres. No obstante -y esto debe quedar muy claro- en un orden así establecido es imprudente tratar de imponer ideas a la fuerza frente al error. En cambio es saludable desarrollar la capacidad de diálogo para que de él salga la luz que ilumine los caminos de la verdad.
En ningún momento la tolerancia significa aceptar los errores del otro. San Agustín decía: “perdonad a los que yerran, combatid, dadle muerte a los errores”. Esto quiere decir que la crítica es para juzgar las ideas y las acciones de los hombres, mientras que el respeto es un atributo axiológico del hombre para el hombre, entendido éste en sentido genérico, es decir como homo sapiens, que debe mantener su mente libre y abierta, para pensar sobre sí mismo y sobre el maravilloso espectáculo del universo.