"De todos los que me conocen es
sabido que tengo las polémicas por peligrosas y las discusiones públicas por
vanas; por esta razón puedo afirmar de mí, sin que afirmándolo haga otra cosa
sino dar testimonio a la verdad, que he discutido pocas veces y no he disputado
nunca. Soy aficionado, no lo niego, y aun así lo he declarado en otra ocasión
con estas mismas palabras, a exponer sencillamente mis doctrinas; pero, en
general, ni busco ni acepto la discusión, persuadido como estoy a que degenera
fácilmente en disputa, la cual acaba siempre por resfriar la caridad, por
encender las pasiones y por inducir a los contendientes a faltar a tres grandes
respetos: al que el hombre debe al hombre, al que debe a la verdad y al que se
debe a sí propio. Las palabras son a manera de semillas; yo se las doy a los
vientos y dejo al cuidado de Dios que las mande caer, según sea su voluntad,
sobre rocas estériles o sobre tierras fecundas. No siendo mi ánimo disputar ni
discutir, lo único que me propongo al dirigir a usted esta carta es deshacer
brevemente algunos errores de apreciación en que, contra su voluntad, ha
incurrido M. Alberto de Broglie en el brillante artículo que consagra, en
parte, a la exposición de mis doctrinas".
Juan Donoso Cortés