TRES
MINISTROS DE LUCIFER
Mélanie
Calvat, la pastora de la Salette, vivió en perpetua contemplación. Ella
recibió, por intuición intelectual, constantes luces sobre el estado de la
sociedad contemporánea. Ella reveló un día, a alguien con quien mantenía
correspondencia, que Lucifer le parecía asistido, en el gobierno de este mundo,
por cierta clase de ministerio compuesto por tres miembros: Mammon, Asmodeo y
Belcebú, que son tres poderosos espíritus caídos. Esta reflexión de Mélanie
merece ser meditada.
No
nos sorprende enterarnos que, para llevar a cabo su estrategia mundial, Lucifer
utilice poderosos auxiliares que lo ayudan en ciertos trabajos de fondo y que
ablandan a la sociedad humana a fin de facilitar su maniobra.
-Mammon
es el dios del dinero. El ha terminado por insuflar a toda la humanidad, una
impregnación mercantil que la ha banalizado totalmente. La hizo legalizar la
usura, tan reprimida por los cánones de la Edad Media, el capitalismo, pues sin
interés no hay capital. Entonces creó enormes masas de dinero que circulan cada
vez más rápido en las arterias de la economía y que imprimen al comercio una
aceleración absolutamente patológica.
Por
el ministerio de Mammon, todo está a la venta. Escuchemos a San Juan hacer el
inventario de los cargamentos de los comerciantes:
“…Cargamentos
de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de fino lino, de púrpura, de
seda y de escarlata… de harina y trigo, vacas y ovejas, caballos y carruajes,
cuerpos y almas de hombres” (Apoc. XVIII, 12-13).
Se
negocian las almas de los hombres. Tan impregnada de mercantilismo, la sociedad
se convierte en humus fértil para las plantas venenosas del infierno.
-Asmodeo
es el demonio de la lujuria. Está mencionado en el libro de Tobías. Este
espíritu infernal se había apropiado de Sara. Le habían dado sucesivamente
siete maridos que fueron asesinados por el demonio Asmodeo. Sara fue liberada
de este demonio que la infestaba a ella y a su entorno, por el Arcángel San
Rafael, gracias al humo del mismo pez que regresó la vista a Tobías, pues la
lujuria produce ceguera del espíritu. En La Salette, la Virgen dijo que ciertos
conventos se convertirían en establos de Asmodeo y los suyos. De esta
impregnación erótica de nuestra sociedad proviene de esta ceguera de los
espíritus respecto a las cosas de la Religión.
-Belcebú
es el dios que envía las moscas a los ganados. Este nombre es la contracción de
Baal y Zebub; significa literalmente “el señor de las moscas”. Es el demonio
que produce actualmente la impregnación ocultista de la sociedad, creando una
verdadera contra-religión, una superstición que ahora invade y domina. La
superstición ocultista es omnipresente.