BOLETÍN
DE NOVIEMBRE, 2013.
“¡Te
Deum laudamus!”
Terminando
el año queremos relatar las respuestas a nuestras oraciones, a través de las
cuales terminamos en nuestro nuevo Monasterio, donde estamos muy felices y
todavía más cerca de Nuestra Señora y por lo tanto, más íntimamente conectadas
con ustedes.
Todo
empezó y terminó especialmente por la gracia de nuestra Madre Celestial y
Reina:
Nunca
nos hubiéramos atrevido a aventurarnos en un futuro tan incierto, si no hubiera
sido por los actos específicos de consagración a Ella (13 de Mayo de 2011, 25
de Marzo de 2012), lo que nos dio la luz y fortaleza necesarias.
Una
vez tomada la decisión de que era necesario mudarnos, empezamos a buscar una
propiedad adecuada en Bavaria, especialmente en la región de Allgäu. Ofrecimos
oraciones íntimas a Nuestra Señora, especialmente bajo la advocación de
“Nuestra Señora del Buen Suceso”. También rezamos diariamente a nuestro buen
Padre San José para pedirle ayuda. Para hacer que lo imposible sucediera, le
prometimos varios servicios si él lograba que, a finales de este año y antes
del invierno, encontrábamos una casa a la cual mudarnos. Una de las promesas
fue que cada año, en dos de sus fiestas (en el Carmelo hay tres grandes Días de
Fiesta para San José) haríamos una procesión solemne en su honor. Una hermana
expresó su preocupación de que tal vez no podríamos mantener nuestra promesa si
la casa encontrada no tuviera Claustro
para llevar a cabo adecuadamente las procesiones. Las otras hermanas
contestaron: ¿No crees que San José pueda darnos no solo un monasterio sino también
un Claustro? Y la promesa se mantuvo.
En
el verano no había señal de que nuestras oraciones hubieran sido contestadas.
Entonces las hermanas pensaron en nuevos acuerdos con los habitantes
celestiales. Una hermana, que le tiene una devoción especial a San Antonio, fue
a ver a la Reverenda Madre para preguntarle: “Madre, ¿qué le puedo prometer a
San Antonio para que nos ayude a encontrar una casa?” Nuestra Reverenda Madre
pensó por un momento y le contestó espontáneamente: “30 Misas para las pobres
almas”. Toda la comunidad se emocionó. La condición fue entonces clara: Para el
15 de Agosto, fiesta de la Asunción, teníamos que haber encontrado la casa y
haber recibido los medios para comprarla. Una hermana añadió una promesa
privada mantener un año una devoción en beneficio de las almas del purgatorio
si esta condición se realizaba. Inicialmente, queríamos esperar hasta el 15 de
agosto para cumplir con nuestra promesa, pero entonces adelantamos nuestros
estipendios para las Misas para que el “acuerdo” estuviera realizado por
nuestra parte.
Desde
el primer momento, hubiéramos elegido una peregrinación al Santuario Mariano de
nuestra futura casa, pero permanecimos en silencio al respecto pues queríamos
ser dirigidas por la Providencia. Solamente una vez, nuestra Reverenda Madre
mencionó Altötting a la persona que nos ayudaba a buscar, pero rápidamente se
interrumpió diciendo: “No, no es nada”. Después de muchos intentos fallidos,
todavía no teníamos nada a finales de junio.
A
pesar de todos los intentos fallidos en todo Bavaria (algunos lugares ya habían
sido visitados) pues tenían algún inconveniente, nuestro intermediario no
quería detener la búsqueda.
“Bien”,
dijo nuestra Reverenda Madre, “¡entonces primero debe hacer una visita a
Nuestra Señora de Altötting y pedirle a Ella, y luego busque allí mismo! En una
reacción de protesta para demostrar que nuestras ideas eran ilusorias, de
inmediato miró en Internet... y se encontró de inmediato la "Casa de campo
con patio, cerca de Altötting"!
La
información que se ofrecía era confusa, lo que nos permitió tener esperanzas de
que ese inmueble fuera adecuado.
Fue
en la fiesta de “María, Mediadora de todas las Gracias”, que se celebra en
nuestra Orden en Julio, cuando dos hermanas fueron a Altötting para
inspeccionar la propiedad. La escéptica que externó sus dudas respecto al
Claustro, vio con vergüenza y entusiasmo, al entrar a la propiedad, el futuro
Claustro. ¡San José pareció saludarla con un guiño de sus ojos!
Ya
que la propiedad era muy solicitada, una rápida decisión era necesaria. Alguien
fue tan amable de reservarnos la propiedad. Pronto estuvimos decididas a
comprarla y realizamos el compromiso verbal –en la fiesta de “María, Madre de
Misericordia”. Pero todavía carecíamos del dinero para comprarla. Sin embargo,
confiando en Nuestra Señora, en San José, San Antonio, y las Almas del
Purgatorio, fijamos la fecha para el 21 de Agosto. La fecha límite era ahora el
15 de agosto. Hasta entonces nos tuvimos que darle tiempo a Nuestra Señora para
proporcionarnos el dinero.
Con
cada pensamiento para las Ánimas del Purgatorio, siempre recordamos muy
intensamente al finado señor Jacob Bichlmeier, a quien le perteneció
antiguamente Schnitzlehen. Los herederos de la casa de campo nos dijeron que él
siempre tuvo una gran fe. Uno de ellos lo veía frecuentemente arrodillado
rezando frente a una hermosa cruz en el patio de su finca. Esta hermosa cruz no
la dejaron los herederos –gracias a Dios, pues es apreciada y venerada por
almas fervientes- pero varias cruces en las fachadas y en el techo daban
testimonio de la piedad practicada aquí. Orar por el descanso del alma de este
hombre era una cuestión de honor para nosotras, un hermoso deber que nos dio
nuevas esperanzas.
Por
la tarde el 15 de Agosto, todavía no recibíamos el dinero necesario, tampoco el
16. ¿Qué pasa? ¿Nos abandonaron nuestros administradores celestiales? Hicimos
un último intento para solicitar la cantidad faltante. Y justo antes del
término, un Sábado, Sábado de Nuestra Señora, llegaron dos donaciones que nos permitieron
viajar para firmar el contrato. La confirmación de ambas donaciones llegó en un
día de fiesta de Nuestra Señora: Nuestra Señora de Ransom. En el último
momento, nuestra confianza fue premiada: La cantidad correcta llegó en el
momento justo para cumplir con el pago. En la fiesta de “María, Madre del Buen
Pastor”, el precio fue pagado.
¡Qué
lección se oculta en estas dispensaciones de Dios! San José nunca nos da
provisiones de antemano. El honor siempre pertenecerá a Dios, a la Virgen y a
San José, también las Almas del
Purgatorio y San Antonio demostraron ser
intercesores eficaces - ¡y más aún si esto significa el rescate en el último
momento!
Publicamos
esta narración de los eventos por otra promesa que hicimos: Que si nuestros
pedidos se cumplían, se lo haríamos saber a todos para que Dios sea
glorificado.
Ustedes
ya conocen el resto de la historia. El 7 de octubre, celebramos el nuevo
comienzo con la primera Santa Misa en el Schnitzlehen. Esto no estuvo exento de
la mano de Dios: Cuando nuestra Reverenda Madre le sugirió a nuestro Capellán
la Fiesta del Santo Rosario como fecha
posible de mudanza, respondió que hasta el 6 de octubre tendría rentada su
casa, que previó como su asilo temporal en Altötting, hasta que las
habitaciones del Monasterio estuvieran listas para ocuparse.
Nuestros
corazones desbordan gratitud. Muchísima gente ha sufrido con nosotros y nos ha
apoyado con sus oraciones, nos han ayudado frecuentemente con muchos
sacrificios. Nuestra Señora ha guidado maravillosamente los corazones, y sin
ustedes nunca habríamos llegado a nuestro objetivo. Cuando se considera el
valor de cada uno de los dones, se recuerdan las palabras de Nuestro Señor, “Y
cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por
cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa” (Mt.
10,42), por tanto ustedes esperen una gran recompensa en la eternidad y en esta
vida. Con cada una de sus oraciones, todas sus intenciones estarán presentes
ante nuestro Dios y nuestra Reina del Carmelo. Que estos lazos permanezcan, es
lo que pedimos fervientemente para el futuro. Les haremos llegar nuestras
noticias de cómo va nuestro Monasterio. Queremos que se sintonicen en nuestro
himno de acción de gracias al final del año, en un eterno “Te Deum laudamus
–Dios Santísimo, alabamos vuestro Nombre”.
Sus
hermanas de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
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