Interesado
por el tema del libre albedrío, me encuentro con este texto que se le atribuye
a Oscar Wilde. El escritor británico no es ni mucho menos un santo que digamos,
y tampoco diré que es de mi devoción literaria, por lo que, intrigado en saber
su opinión sobre este asunto, con más interés me volqué en saber qué es lo que
decía sobre él.
Al parecer, el origen de este relato gira en torno a una conversación que mantenían sobre el libre albedrío Oscar y sus amigos. En un determinado momento, el escritor improvisó esta historia para aclarar su postura:
“EL IMÁN
Al parecer, el origen de este relato gira en torno a una conversación que mantenían sobre el libre albedrío Oscar y sus amigos. En un determinado momento, el escritor improvisó esta historia para aclarar su postura:
“EL IMÁN
Había una vez un imán y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar el imán y empezaron hablar de lo agradable que sería la visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas las limaduras empezaron a discutir el asunto y gradualmente el vago deseo se transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras opinaron que sería mejor esperar hasta el día siguiente. Mientras tanto, sin advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si no se diera cuenta de nada. Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, hasta que las más impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que hacía ya tiempo que le debían esa visita. Mientras hablaban, seguían inocentemente acercándose.
Al
fin, prevalecieron las impacientes, y, en un impulso irresistible, la comunidad
entera gritó: -Inútil esperar, Iremos ahora, iremos en el acto.
La
masa unánime se precipitó y quedó pegado al imán por todos los lados. El imán
sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era
voluntaria”
"Igual
que un imán atrae las limaduras de hierro que caen bajo su campo de atracción,
así de poderoso y atrayente es el Mal, que hace que sucumbamos a su influencia,
mientras nos decimos a nosotros mismos, que hacemos lo que hacemos, porque
nosotros libremente lo decidimos"
Así
de sutil es el MAL. Hace que las personas sucumban a su atracción, y una vez
atrapados en su campo de acción, todos los atrapados piensan que el hecho de
estar allí, es lo correcto y lo que debe ser, y que no han sido guiados allí por
nadie, sino que han llegado a esa posición por su propia voluntad. Es más. Una
vez que la inmensa mayoría es atrapada por esa maléfica influencia, resulta que
lo que antes se entendía como anormal, ahora es normal, lo que ayer era
erróneo, ahora se ve como cotidiano, por lo que se propone a la mayoría
modificar la Ley para que todo el mundo acepte, el MAL y el ERROR se hacen
normales. Así tenemos leyes que permiten el mal llamado “Matrimonio
homosexual”, el aborto o la eutanasia, haciendo ver a la ciudadanía, que esas
posturas son las correctas, y que el llegar a esa conclusión ha sido de forma
unánime.
Nota
SYLLABUS:
Exactamente
lo mismo ha ocurrido con la Iglesia y el liberalismo. Lo mismo está aconteciendo
con la Fraternidad San Pío X y su lento y sostenido acercamiento (por su propia y libre voluntad) a la iglesia
conciliar. Cuando una mayoría sea indiferente o esté convencida de que deben aceptar ser parte de la Roma
modernista, entonces el imán habrá logrado capturar las limaduras que durante tanto tiempo fueron tan reacias.