En su artículo Tres
Corrientes, Dom Tomás de Aquino nos revela un extracto de una carta que
Monseñor Tissier de Mallerais le envió el 11 de marzo de 2012:
“La política de la FSSPX hacia
Roma, hasta el Capítulo general del 2006 comprendido éste, fue esperar una
conversión de Roma antes de buscar una estructura canónica. Pero esta política
ha sido cambiada por Monseñor Fellay en 2011-2012 después de la oposición total
revelada por nuestras discusiones con Roma. No se puede esperar ninguna
conversión total de Roma. Entonces Monseñor
Fellay intentó poner a prueba a Roma sobre nuestra crítica al Concilio. Que Roma acepte al menos que critiquemos
el Concilio. Se podía esperar que Roma cedería.
Pero el 13 de junio de 2012, Roma (por medio del cardenal Levada) mantuvo la
exigencia de la aceptación del concilio como siendo “magisterial”(1). Y Monseñor Fellay no firmó nada rehusándose
a aceptar eso. Eso es todo. Monseñor Fellay no firmó nada y no pasó
nada y nosotros no fuimos “excomulgados” como nos amenazó el cardenal
Levada. Y Benedicto XVI se retiró viendo que él había hecho “todo lo que pudo”
para llevarnos hacia el concilio, y no funcionó. Así están las cosas”.
« Entonces, estimado Padre, no le haga la guerra a Monseñor Fellay
porque finalmente,
en definitiva, la estrategia tuvo éxito:
sin romper nada, sin despedazar nada, él
mantiene una relación con los Romanos que podrá volver a empezar con el nuevo
Papa, sobre una base siempre doctrinal”.
Reflexionemos sobre las frases en rojo en el
texto :
1) Monseñor Fellay intentó poner a prueba a
Roma sobre nuestra crítica al Concilio.
Por principio, notemos que Monseñor Tissier cree
ingenuamente la mentira de Monseñor Fellay, mentira según la cual Monseñor
Fellay hubiera exigido de Roma el poder criticar el Concilio. Es suficiente
volver a leer la declaración del 15 de abril de 2012 para ver que Monseñor
Fellay no tenía ninguna intención de criticar el Concilio, cuando fue a Roma a
firmar. Por el contrario, él quería aceptarlo completo a la luz de la
Tradición: “Las afirmaciones del Concilio Vaticano II y del
Magisterio Pontifical posterior relativos a la relación entre la Iglesia
católica y las confesiones cristianas no-católicas, así como el deber social de
religión y al derecho a la libertad religiosa, cuya formulación es difícilmente
conciliable con las afirmaciones doctrinales precedentes del Magisterio, deben
ser comprendidos a la luz de la Tradición entera e ininterrumpida, de manera
coherente con las verdades enseñadas precedentemente por el Magisterio de la
Iglesia”.
Él consideró igualmente que el Concilio Varicano
II, “ilumina –es decir profundiza y explica ulteriormente- ciertos aspectos
de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, y
aún no formulados conceptualmente”.
Entonces, ¿dónde está la crítica del Concilio
supuestamente reclamada por Monseñor Fellay, en este texto? ¿Tal
vez en el artículo 6, según Monseñor Tissier? Veamos:
“6 Es por
eso que es legítimo promover por una legítima discusión el estudio y la
explicación teológica de las expresiones y de las formulaciones del Concilio
Vaticano II y del Magisterio que le siguió, en el caso donde ellas no parezcan conciliables
con el Magisterio anterior de la Iglesia.”
¡Sí, seguramente la crítica de Monseñor Fellay
hubiera sido extremadamente « poderosa » y « eficaz »,
cuando él afirma justo arriba de este párrafo 6 que todos los textos del
Concilio y del magisterio posterior deben ser obligatoriamente interpretados a
la luz de la Tradición erigiendo así, como regla y sin nombrarla, la
hermenéutica de la continuidad de Benedicto XVI!
En el párrafo 6 él afirma que ciertos textos
no parecen conciliables con la enseñanza anterior de la
Iglesia. ¡Si ellos no parecen conciliables, es porque sí pueden serlo en la
realidad!
2) Pero el 13 de junio de 2012, Roma
(por medio del cardenal Levada) mantuvo la exigencia de la aceptación del
concilio como siendo “magisterial”.
Esto es falso. La
declaración del 15 de abril declaró implícitamente al Concilio Vaticano II como
“magisterial” pues en ella se aceptó completo a la luz de la Tradición. No hubo
nada nuevo entre el 15 de abril y el 13 de junio 2012, si no es un cambio
táctico de último minuto a causa de la reacción de Monseñor Tissier.
3) Monseñor Fellay no firmó nada.
3) Monseñor Fellay no firmó nada.
Cuando Monseñor Fellay dice en el Cor unum
104 que hay diferencias fundamentales, supuestamente “inaceptables”
entre la declaración del 15 de abril de 2012 y el texto propuesto por Roma el
13 de junio de 2012, es falso. No hay NINGUNA diferencia de fondo
entre los dos textos. Esto ha sido demostrado en éste artículo.
Por lo tanto, Monseñor Fellay se rehusó a firmar,
no porque Roma quisiera hacerlo aceptar el Vaticano II como “magisterial”, sino
para evitar una división de la FSSPX y consagraciones episcopales tradicionales
para la nueva Fraternidad que se hubiera creado en torno a Monseñor Tissier.
4) finalmente, en definitiva, la estrategia tuvo éxito.
Aquí Monseñor Tissier aprueba a Monseñor Fellay en
la nueva orientación que dio a la Fraternidad: hacer un acuerdo práctico sin
acuerdo doctrinal.
5) él mantiene una relación con los Romanos que podrá volver a empezar con
el nuevo Papa, sobre una base siempre doctrinal”.
Esta frase es la más problemática de todas pues
Monseñor Tissier, aquí, juega con las palabras como lo hizo Monseñor de
Galarreta en Villepreux que
dijo: “nosotros hemos establecido las condiciones que podrían permitir
contemplar hipotéticamente una normalización canónica. Y si ustedes
reflexionan bien, lo que ha sido hecho, es precisamente tomar toda la cuestión
doctrinal, litúrgica… y ella ha sido puesta como una condición práctica”.
Pues ahora, Monseñor Tissier trata hábilmente de
hacer considerar a Dom Tomás que, finalmente, el acuerdo práctico puede tener
también, al mismo tiempo, una buena base doctrinal.
¿Qué es un acuerdo doctrinal? Estar en acuerdo
doctrinal con alguien, es tener la misma doctrina. Un
acuerdo doctrinal con Roma significa tener la misma doctrina que Roma. Un
acuerdo doctrinal es entonces sinónimo de la conversión de Roma.
Contemplar un acuerdo teniendo « una base doctrinal » con un Papa conciliar hereje, no es posible. Es querer una vez más hacernos considerar como blanco algo que es negro. ¿Por qué mejor no decir a Dom Tomás : He cambiado de opinión. Finalmente, yo estoy a favor de un acuerdo práctico? ¿No hubiera sido más franco, más claro?
Contemplar un acuerdo teniendo « una base doctrinal » con un Papa conciliar hereje, no es posible. Es querer una vez más hacernos considerar como blanco algo que es negro. ¿Por qué mejor no decir a Dom Tomás : He cambiado de opinión. Finalmente, yo estoy a favor de un acuerdo práctico? ¿No hubiera sido más franco, más claro?
Francisco no había sido elegido en la época de esta
carta. Pero ahora conocemos al nuevo Papa. Francisco cree que la fe es antes
que nada una experiencia, que Kasper es un gran teólogo, no cree en la
multiplicación de los panes y piensa que el Ramadán puede aportar frutos
espirituales a las almas.
Contemplar un acuerdo teniendo « una base doctrinal » con él y con cualquier Papa conciliar es surrealista. Es, una vez más, querer hacernos considerar la realidad contraria a lo que ella es… Es arrojar polvo a los ojos de los inocentes que creen que podemos tener confianza en aquéllos que gobiernan la Fraternidad.