Al
parecer bajo los efectos de un alucinógeno llamado V2, los obispos de la
iglesia conciliar han demostrado en las JMJ de Río que la iglesia conciliar no baila
porque sea joven, sino porque está “gagá”. Y el que dice “río” es el diablo-por
ahora.
Tal
vez los tan orgullosos, optimistas y progresistas obispos hayan bebido de la
pócima elaborada por el mono (en realidad una mona) de la película “Monkey
Business” o “Me siento rejuvenecer”, que vuelve infantiles a los adultos que la
beben. Nuevamente debemos recordar que el diablo es la mona de Dios, y que todo
lo que hace al fin termina mal.
“Ahora, resulta bastante obvio que el mundo moderno está completamente
orientado hacia la juventud. Las leyes aseguran que la juventud no sea
disciplinada. La educación está “centrada en los niños”. Las modas, la música,
y los entretenimientos están dirigidos hacia el consumidor joven. Los partidos políticos tienen
secciones de juventudes, la edad para votar se va reduciendo, y los gobiernos
y las Naciones Unidas buscan la aprobación de la juventud. Incluso la Iglesia Católica ha
entrado en el juego al predicar a los jóvenes la ley del Thelema de Crowley: haz tu voluntad. Existen
“misas” de niños o jóvenes muy corrompidas como para recurrir a ellas. Se
alienta a la juventud a que discuta y critique las creencias y las prácticas de
la Iglesia. En lugar de enseñarles a cumplir los mandamientos de Dios y de la
Iglesia, se les enseña a descubrir sus propios valores e idear su propia
espiritualidad. Esta complacencia thelémica culmina en las extravagancias
salvajes llamadas las Jornadas
Mundiales de la Juventud” (artículo completo aquí).