¿Se debe participar en el Jubileo de la
Misericordia?
Parece
que se debe participar en el Jubileo extraordinario de la misericordia:
1a. Cuando las compuertas
de la gracia están abiertas, hay que recibirlas en abundancia. Un Año Santo es
una gran gracia para todos los miembros de la Iglesia.
2a. El Concilio de
Trento "enseña y manda que el uso de las indulgencias, muy
beneficiosas para el pueblo cristiano y aprobadas por la autoridad de este
santo Concilio, sea preservado" (DS 1835); el Código de Derecho
Canónico dice: "todos tengan gran consideración de las
indulgencias" (can. 911). Sería paradójico que porque no queremos
tener nada que ver con ese concilio fallido que fue el Vaticano II, lleguemos a
hacer caso omiso de una verdad proclamada en el Concilio de Trento y alentada
por toda la tradición de la Iglesia.
3a. Según San Alfonso María
de Ligorio: "Para llegar a ser un santo, basta con ganar la mayor
cantidad posible de indulgencias" (citado en el Manual de
Indulgencias, Atesorando para el Cielo, ed. DFT, 2005, p 6.).
4a. Una persona no arriesga
su salvación al participar en el Jubileo de la misericordia, salvo si pone en
duda el poder de las llaves del que Francisco es el detentador legítimo.
5a. “Aunque la
remisión de la pena se haga sin razón, el interesado, sin embargo, gana la
indulgencia en su totalidad” (Santo Tomás de Aquino, Supl., Q. 25, a.
2 ad 1).
6a. Para que una
circunstancia afecte el jubileo y lo desnaturalice, tendría que convertirse en
el objeto o fin específico. Pero las condiciones que se establecen para la
obteción de la indulgencia son tradicionales: visitar una iglesia jubilar,
confesión, comunión, recitación del Credo y de la oración por las intenciones
del Sumo Pontífice (como el Pater o la oración del jubileo).
7a. La alegría del Jubileo
no consiste en regocijarse en el Concilio Vaticano II, sino en la gracia
difundida por el jefe de la Iglesia, extraída del tesoro de los méritos
infinitos de Cristo y de todos los santos. La gracia profusamente difundida
siempre será una fuente de alegría para aquellos que están dispuestos a
recibirla.
8a. Mons. Lefebvre y el
seminario de Ecône participaron en la gran peregrinación organizada en Roma
durante el Año Santo de 1975. Lo mismo la Fraternidad San Pío X en el 2000. Sin
embargo, en 1975 el Vaticano había informado que el Año Santo "coincidía
con el décimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II", y
la bula de convocación del Año Santo 2000 indicó que con ocasión de la entrada
en un nuevo milenio, "se debe llegar con una fortalecida fidelidad
a la enseñanza del Concilio Vaticano II".
Sed
contra:
Este jubileo está
organizado por la Iglesia conciliar; pero Mons. Lefebvre escribió en su"testamento" espiritual
[Itinerario Espiritual siguiendo a Santo Tomás de Aquino en su Suma
Teológica, 1990]:
"Todo
sacerdote que quiere permanecer católico tiene el estricto deber de separarse
de esta Iglesia conciliar, mientras ella no recupere la tradición del
Magisterio de la Iglesia y de la fe católica. [...] Tal vez alguien me diga:
“¡Usted exagera! Cada vez hay más obispos buenos que rezan, que tienen fe, que
son edificantes... Aunque fuesen santos, desde el momento en que aceptan la
falsa libertad religiosa, y por consiguiente el Estado laico, el falso
ecumenismo (y con ello la existencia de varias vías de salvación), la reforma
litúrgica (y con ello la negación práctica del sacrificio de la Misa), los
nuevos catecismos con todos sus errores y herejías, contribuyen oficialmente a
la revolución en la Iglesia y a su destrucción."
Respuesta:
La
moralidad de un acto humano se juzga no sólo por su objeto,
sino también por las circunstancias (I-II, q. 18, a. 3). Por
ejemplo, llevar un mango de picota de camino al campo de cultivo tiene una
moralidad diferente a llevar el mismo mango de picota de camino a una
manifestación.
El
Año Jubilar de la misericordia se ve manchado por las
siguientes circunstancias: la fecha del jubileo fue elegida para celebrar
los 50 años del concilio, y la "misericordia" promovida
por Francisco es una misericordia laxista que impulsa al pecado.
La participación en el
Jubileo no puede ignorar estas circunstancias, por lo que esa
participación es inmoral.
Soluciones
a las objeciones:
Ad 1. San Hermenegildo se
negó a recibir la comunión de manos de un obispo arriano el Domingo de Pascua,
y por esta razón fue entregado a la muerte. Sin embargo, nada es más
santificador que la Santa Comunión y la comunión pascual es obligatoria bajo
pena de pecado mortal. Pero aquí una circunstancia hizo pecaminoso el acto:
recibir la hostia de la mano de un obispo herético era una "communio in
sacris" con un hereje.
Ad 2. El objetante yerra al
calificar el concilio Vaticano II sólo de "concilio fallido." Por el
contrario, ha sido tan exitoso para los modernistas, que han podido, en esa
ocasión, fundar su "Iglesia conciliar". Participar en este jubileo
sería un compromiso con esta pseudo-Iglesia a causa de las circunstancias
mencionadas. En cuanto a las indulgencias, se pueden ganar de otras maneras
ajenas al jubileo: hay muchos modos de ganar una indulgencia plenaria todos los
días, como por ejemplo, la adoración del Santísimo Sacramento durante media
hora, la lectura de la Sagrada Escritura por el mismo tiempo, la recitación del
Rosario en comunidad, el Via Crucis [1].
Ad 3. El objetante no da la
referencia en las obras del santo sino en una obra de segunda mano, que a su
vez no da ninguna referencia. El vestigio más antiguo que se han encontrado de
esta cita es un libro escrito para desacreditar las indulgencias: Paul
Parfait, "El Arsenal de la devoción: Notas para servir a la
historia de las supersticiones", 4ª ed, París, Georges Decaux, 1876,
p. 90. Nos vamos a permitir exigir una fuente precisa para verificar la
autenticidad de esta frase y su contexto. De todos modos, para convertirse en
un santo, lo primero que necesita es fe en grado heroico y evitar todo equívoco
en esa materia.
Ad 4. No se cuestiona la
autoridad del Papa, sino que se constata que la usa mal. Es por la misma razón
que rechazamos la nueva misa, el nuevo Código de Derecho Canónico, etc.
Ad 5. El objetante ha
omitido, sin señalarlo, una parte de la cita de Santo Tomás: "Si, no
obstante la remisión se hace sin razón, como cuando los hombres son
liberados de las obras de penitencia a cambio de casi nada, él [el que
concede la indulgencia] peca procediendo así; sin embargo, el interesado gana
la indulgencia en su totalidad". Por lo que se ve que el
aspecto no razonable considerado por Santo Tomás es una simple desproporción
entre la obra exigida y la indulgencia concedida. En el caso de este Jubileo,
la ganancia de la indulgencia está vinculada a la alegría por el Vaticano II y
a una falsa concepción de la "misericordia" por parte del papa
Francisco, de la cual no sólo aspecto no razonable, sino inmoral.
Ad 6. El objetante juega
con la palabra "desnaturaliza". Es cierto que el Jubileo
se mantiene siendo tal Jubileo y las circunstancias que le afectan para mal no
cambian su naturaleza de Jubileo. Pero ellas entran también en el objeto
moralmente considerado porque afectan la moralidad. Comunión ofrecida a San
Hermenegildo seguía siendo una comunión de Pascua, pero las circunstancias la
hicieron pecaminosa.
Ad 7. Aunque la persona que
participa en el Jubileo no tenga la intención (subjetiva) de festejar el
Concilio Vaticano II, ella toma parte en un Jubileo que ha sido objetivamente
querido para festejar ese concilio. A no ser que queramos volvernos
subjetivistas, debemos abstenernos.
Ad 8. Los Jubileos de 1975
y 2000 fueron jubileos ordinarios, ya que regularmente se hacen cada 25 años
para celebrar los aniversarios de la encarnación. Por tanto, no se vincularon
en sí al aniversario del concilio ni a una idea errónea de la misericordia. Las
alusiones al concilio señaladas por el objetante son secundarias y no afectan
la moralidad del acto de participación para aquellos que simplemente quisieron
celebrar el aniversario de la Encarnación.
En 1975, la participación
de Mons. Lefebvre en la peregrinación organizada por la asociación Credo tuvo
lugar cuando el Prelado manifestaba su oposición a Roma conciliar [2]: así que
no hubo ninguna ambigüedad en ese gesto.
Uno puede preguntarse si
era prudente hacer otra peregrinación a Roma en el 2000. Porque fue en esta
ocasión que se han retomado los contactos con miras a un acuerdo con la Roma
modernista, lo que llevó a la caída de Campos al año siguiente. La FSSPX se
contuvo, pero las negociaciones para el acuerdo han continuado, y en 2012 el
acuerdo estuvo a punto de hacerse. Los comunicados que siguieron a la reunión
romana de 23 de septiembre de 2014, la de Menzingen ("cordial
encuentro") y el Vaticano ("proceder por etapas" ...
"en la superación de las dificultades" ... "en la perspectiva de
la plena reconciliación ") fueron el punto de partida de una serie de
etapas o grados, y la participación en el jubileo sería claramente parte de
eso.
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[1] Sobre las indulgencias,
ver P. Marie-Dominique OP, "Las indulgencias en la vida de la Iglesia y su
destrucción por el Papa Pablo VI", ed. du Sel, 2010.
[2] Recordemos el contexto:
el 11 de noviembre 1974 tuvo lugar la visita al seminario de Ecône de dos
enviados desde Roma a causa la famosa declaración de Mons. Lefebvre de 21 de
noviembre. El 25 de enero de 1975, Mons. Lefebvre fue invitado a comparecer
ante tres cardenales (Tabera, Wright y Garrone). El 6 de mayo Mons. Mamie
retira la aprobación dada por su predecesor, el mismo día los tres cardenales
apoyaron esta decisión con el acuerdo de Pablo VI, los días 24 y 25 de mayo
tuvo lugar la peregrinación, el 5 de junio Mons. Lefebvre interpone su recurso
ante el Tribunal de la Signatura Apostólica, etc.