NON
POSSUMUS
Con
la reciente publicación de la DeclaraciónDoctrinal
de Monseñor Fellay enviada al Cardenal Levada el 15
de abril de 2012, varias observaciones ya han sido hechas, pero hay algo que
parece que está pasando desapercibido: es la referencia que Monseñor Fellay
hace a la profesiónde
fe de 1989. En efecto, él cita en la nota del n°2 de su Declaración
(nota n°1) este documento que señala la manera de aceptar las enseñanzas del
Magisterio de la Iglesia. He aquí un pasaje de esa profesión de fe: “Me
adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento, a las
doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los obispos
cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de
proclamarlas como un acto definitivo”. Hay que notar que esa profesión de
fe es precedida por un texto introductorio donde se lee: “Por eso, ha sido
necesario preparar textos adecuados para ello, poniéndolos al día con estilo y
contenido más en sintonía con la enseñanza del concilio Vaticano II y de los
documentos posteriores”.
Y
ahora veamos que Monseñor Lefebvre, con sus penetrantes ojos, nos da una
apreciación adecuada de este documento del Cardenal Ratzinger:
“Los
errores del Concilio y sus reformas permanecen en la norma oficial consagrada
por la profesión de fe del Cardenal Ratzinger de marzo de 1989” (Monseñor
Lefebvre, Itinerario
Espiritual, págs. 10-11).
“La
nueva profesión de fe redactada por el Cardenal Ratzinger contiene
explícitamente la aceptación del Concilio y sus consecuencias. Es el Concilio y
sus consecuencias que han destruido la Santa Misa, que han destruido nuestra
Fe, que han destruido los catecismos, que han destruido el reinado social de
Nuestro Señor Jesucristo en las Sociedades civiles. ¡Cómo podemos aceptarlo!
(…) Es necesario conservar la Fe Católica, protegerla por todos los medios”
(Monseñor
Lefebvre, París, 19 de noviembre de 1989)
“Eso
es colocarnos en una contradicción, porque al mismo tiempo que Roma da a la
Fraternidad San Pedro, por ejemplo, la abadía de Barroux y a otros grupos la
autorización de celebrar la misa de siempre, al mismo tiempo se pide a los
nuevos sacerdotes que firmen una profesión de fe en la cual es necesario
admitir el espíritu del concilio. Esta es una contradicción, porque el espíritu
del Concilio se expresa en la Nueva Misa. ¿Cómo querer mantener la Misa
tradicional aceptando el espíritu que destruye la Misa tradicional? Es
colocarse en una completa contradicción. Un día, poco a poco, se requerirá de
aquellos a los que se concedió la Misa de San Pío V, la Misa de todos los
tiempos, se requerirá de ellos que también aceptan la nueva misa. Y se les dirá
que se trata simplemente de que ellos se ajusten a lo que firmaron, ya que
ellos firmaron que aceptaban el espíritu del concilio y las reformas del Concilio.
No podemos colocarnos en una contradicción, es una aberrante falta de lógica.
Es una situación completamente incómoda. Y eso pone en dificultades a los
grupos que firmaron eso y que actualmente se encuentran en una especie de
callejón sin salida” (Homilía en Friedrichshafen, 29 de abril de 1990,
citado en el libro La messe de toujours, p. 428)
Lo
que quisiera sobre todo es subrayar hasta qué punto Monseñor Fellay llegó a
ceder a fin de alcanzar su objetivo: la legalización de la Fraternidad San Pio
X.
Con
o sin acuerdo con Roma, el mal ya está en la cabeza de Monseñor Fellay. Y su
posición está contaminando cada vez más a las mentes de los que confían en él.
Nuestros
votos es que todos abran los ojos, no se dejen engañar y se unan a los que le
resisten a la cara. (cf. Gál. 2, 11-14): ut fideles inveniantur.
Arsenius