Nos enteramos que un blog llamado “Hacia la verdadera Cristiandad”,
dedicado a hacer su aporte a la defensa de la Fraternidad -blog no desprovisto de
una intrépida estulticia- arroja groseramente a la consideración del pobre
lector un vilipendio ponzoñoso y torpe dirigido al Padre Faure, valiéndose de
una antigua fotografía. El obtuso señalador de “desertores” que llena ese blog
(algo así como el Simón Wiesenthal de la Fraternidad), haciendo uso de sus
agudas facultades reflexivas, aprovecha también para atribuirle a Monseñor
Lefebvre una infalibilidad casi divina. Su caletre concibe, a partir de la foto
que se muestra arriba, una especie de razonamiento, que dice así:
“MIREMOS LA FOTO.
A UNO LO CONSAGRÓ OBISPO Y AL OTRO NO.
EL OBISPO PERMANECE FIEL, EL OTRO DESERTÓ.
MONSEÑOR LEFEBVRE TENÍA RAZÓN.”
Nosotros quisiéramos probar a deslizarnos tan
fácilmente por un razonamiento semejante, para lo cual facilitamos las fotos y
las conclusiones posibles:
“MIREMOS
LA FOTO.
A
UNO MONS. LEFEBVRE NO LO CONSAGRÓ OBISPO (YA LO ERA).
AL
OTRO SÍ. ÉSTE DESERTÓ.
MONSEÑOR
LEFEBVRE SE EQUIVOCÓ.”
“MIREMOS
LA FOTO.
LOS
HOMBRES DE MAYOR CONFIANZA DE MONS. LEFEBVRE ESTÁN MÁS CERCA SUYO EN LA FOTO.
EL LOS QUISO A SU LADO. SON MONS. DE CASTRO MAYER Y MONS. WILLIAMSON. UNO FUE
“EXPULSADO” DE LA IGLESIA POR SER FIEL A LEFEBVRE. EL OTRO FUE “EXPULSADO” DE
LA FRATERNIDAD POR SER FIEL A LEFEBVRE.
MONS.
LEFEBVRE TENÍA RAZÓN”.
También podríamos –ya que
estamos ¡animémonos!- usar la foto siguiente para decir:
“MIREMOS LA FOTO.
LOS HOMBRES DE MÁS CONFIANZA DE MONS. LEFEBVRE ESTÁN JUNTO A ÉL. LOS
HOMBRES EN QUIEN MENOS CONFIABA, MÁS LEJOS. MONS. WILLIAMSON ESTÁ A SU LADO.
MONS. FELLAY EN UN EXTREMO.
MONS. LEFEBVRE TENÍA RAZÓN EN MANTENER A MONS. FELLAY LEJOS SUYO”.
Podríamos por supuesto agregar infinidad de
fotografías para seguir elucubrando conclusiones antojadizas y evitar así tener
que perder el tiempo en investigar, cotejar y reflexionar. Desde luego que una
fotografía puede decir muchas cosas y en ocasiones “vale más que mil palabras”,
como dice el refranero popular. Pero hacer uso de una imagen para extraer una
conclusión que le es completamente ajena y ni siquiera sugerida por la misma,
muestra que los “defensores” de la Fraternidad – del liberalismo de la Fraternidad,
entiéndase- están desprovistos de toda razón y no les queda más que, o el
asalto torpe y calumniador, o la afirmación ilusoria y alfonsínica de que “la
casa está en orden”. No puede esperarse otra cosa de quienes sueñan con el
aflujo de una muchedumbre bulliciosa congregada en la Plaza San Pedro batiendo
palmas por Monseñor Lefebvre: ese sería para ellos su triunfo. ¡Ah, pero esa
fue precisamente la gran victoria de Monseñor Lefebvre, no haber sido un
Escrivá de Balaguer canonizado por la Iglesia modernista, sino haber muerto en
la cruz del desprecio oficial del fariseísmo como N.S. Jesucristo, para ir a
recibir su premio glorioso allí donde otra multitud, ésta angélica, entregase
su admiración gozosa ante el Campeón de la Resistencia Católica!
¿Cómo no recordar, al toparnos con tal
infundio, la Sabiduría bíblica, como cuando dice:
“El que discurre con sofisterías,
se hace odioso;
quedará defraudado en todas las cosas.
No le ha dado el Señor gracia;
porque carece de todo saber”
(Eclesiástico 37, 23-24)?
Pero porque sabemos también que
“Con el necio no hables mucho
(…)
Desvíate de él,
y tendrás sosiego,
y no recibirás tedio por su necedad”
(Eclesiástico 22, 16)
pero también
“No te avergüences de corregir a los
insensatos,
y a los necios”
(Ecl. 42, 8)
sólo queremos constatar que ese es uno de los
grandes problemas actuales de la Fraternidad: la obsecuencia servil, la
perezosa irreflexión, el silencio temeroso, el iluso optimismo, el oportunismo
barato y un desprecio mayúsculo por la inteligencia.
Dios nos libre de no amar la Sabiduría, porque
sólo por ella seremos capaces de obrar la caridad.