La nueva Declaración de los tres
obispos de la Neo-FSSPX acepta claramente el acuerdo práctico con Roma: sea
que se nos reconozca explícitamente el derecho de profesar de manera íntegra la
fe y de rechazar los errores que le son contrarios, con el derecho y el deber
de oponernos públicamente a los errores y a sus fautores, sean quienes fueren –
lo que permitirá un comienzo de restablecimiento del orden.
Monseñor de Galarreta, en su sermón
de las ordenaciones del 29 de junio de 2004, explicaba a los fieles el por qué
es IMPOSIBLE firmar un acuerdo práctico con Roma. Las razones que expresa son
muy fuertes y en vista que la situación en Roma no ha cambiado ni un ápice,
estas razones son de total actualidad.
¿Quién cambió, los tres obispos o Monseñor Williamson?
(EXTRACTO)
"Es necesario que esto sea
evidente para nosotros: un acuerdo puramente práctico es imposible.
Desde que tuvo lugar uno de los
primeros contactos con Roma, alguien nos dijo: “no discutamos de doctrina, nos
vamos a enredar”. Miren ustedes, esa parece una frase anodina pero es muy
grave. ¿Qué es lo que quiere decir? Esto quiere decir la verdad divide, y eso
es lo que ellos creen. Esto es lo que funda la libertad religiosa, también el
ecumenismo. La verdad divide, por lo tanto hay que dejarla de lado. Esto nos
recuerda mucho la frase de Pilatos: “¿Qué es la verdad?” Y el Apóstol san Pablo
nos advierte en la epístola a los Tesalonicenses que Dios enviará un
espíritu de ceguera a los hombres, porque no recibieron con amor la verdad.
Para tener un punto de partida, para
entendernos, es necesario un fundamento esencial. Y además ¿cómo podríamos nosotros ponernos bajo la
autoridad de aquellos que demuelen la Iglesia y que no quieren cambiar? ¡Es la
cuadratura del círculo! ¡Querer conservar la Tradición y obedecer a
aquellos que no quieren cambiar de dirección, que están en el sentido de
ruptura con la Tradición, la demolición de todo! Esto es una utopía,
una quimera, es tomar los deseos por la realidad. Mientras que
no haya un retorno de la más alta autoridad de la Iglesia, no podemos
hacer un acuerdo puramente práctico. Esto no es posible en este momento. Y
en su momento, este acuerdo no será puramente práctico.
Eso sería duplicidad.
Hay todavía un aspecto muy
importante, y es que todo acuerdo puramente práctico supondría una
contradicción de nuestra parte, una disociación de la fe que
tenemos en el corazón y la fe que tenemos en los labios. Dicho de otro
modo, entre la fe católica y la confesión de la fe católica.
Eso nos pondría en una duplicidad, eso es astucia y no
prudencia. Porque habría que –al menos públicamente- hacer creer que
nosotros admitimos lo que pasa actualmente en la Iglesia en Roma.
Aquí, yo digo que no podemos
cooperar con aquellos que van contra la fe católica, es lo que dice el
apóstol San Pablo: ¿Qué acuerdo puede haber entre la luz y las
tinieblas, entre la justicia y la injusticia?. No portéis el mismo yugo
con los infieles. Yo creo que podemos aplicar esto muy bien aquí.
Pues no se trata solamente de rehusar una confusión desde el punto de
vista doctrinal, desde el punto de vista teológico de la fe, desde el punto de
vista del culto, sino incluso desde el punto de vista práctico de
la acción, nosotros no podemos trabajar juntos porque nosotros vamos en
sentido contrario, absolutamente contrario y se trata de la fe. Porque la condición
implícita de un acuerdo con nosotros –e incluso a veces condición
explícita, pero como lo que se escribe en pequeños caracteres en un contrato- es
que nosotros reconozcamos el pluralismo, que reconozcamos el ecumenismo.
Esto equivaldría a decir: La Tradición se admite como un carisma particular.
Pero si nosotros admitimos eso, nosotros ponemos la verdad católica al
nivel de las opiniones, y estamos en pleno pluralismo, ecumenismo,
relativismo, indiferentismo. Hay un problema esencial. Es evidente
que cada vez se nos propone lo que podríamos llamar: la Tradición libre
en la iglesia conciliar libre. Tomemos la última entrevista con el Cardenal
Castrillón Hoyos que está en internet y en todas partes –el expresamente la
quiso pública- y verán. Es una reducción extraordinaria. El
dijo que el problema tradicionalista se reduce a una cuestión litúrgica y
devocional. Por lo tanto, nuestra adhesión a la Santa Misa es una cuestión
litúrgica y devocional que se reduce a una cuestión de sensibilidad y de
sentimiento. Nuestra posición atañería a la libertad de conciencia, y
podríamos muy bien llevarla a “la unidad en la diversidad”. El
cardenal dijo que no hay ningún problema a que haya contrarios con tal que se
haga referencia a esta nueva unidad que está fundada exclusivamente
sobre el papa. Por supuesto, porque se trata de un papa modernista.
Su enfoque es claro, lo que nos proponen: les reconocemos una particularidad,
pero ustedes reconocen todo lo demás. Ustedes reconocen el principio que
demuele la fe, que está demoliendo la fe y también al mundo. Asistimos
verdaderamente al establecimiento de otra fe, de otra religión por lo que
debemos ser muy prudentes.
Quizá ustedes dirán: este panorama es
muy triste, es desolador. Yo creo que nuestra consolación no puede venir de la
situación que vivimos. No debemos buscar la consolación donde ella no está. Lo
que nos consuela, no es verdaderamente la situación que vamos a vivir, ella
viene de arriba, viene primeramente de Dios, de la Providencia. San Pablo nos
recuerda que todas las cosas cooperan al bien de aquellos que aman a Dios. Es
una frase de un alcance enorme. Todo coopera al bien de los que aman a Dios, no
solamente los bienes sino que también los males, las adversidades, los
sufrimientos, las tribulaciones. Esto quiere decir que todo está ordenado para
el bien de la parte más noble del universo que es el Cuerpo Místico de Nuestro
Señor Jesucristo, la Iglesia. Todo lo que nos sucede está ordenado para nuestro
biensiempre y cuando permanezcamos en el amor de Dios, porque todo
coopera al bien de los que aman a Dios. Y san Agustín tiene una bella frase,
dice: La tribulación será lo que tú quieras que sea, o bien una prueba
o bien una condenación. Si te encuentra como el oro, te purifica, te
quita las escorias; si te encuentra como la paja, te consume. Es
por eso que el Apóstol agrega: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién
está contra nosotros? Si Dios está con nosotros, si estamos con Dios,
¿quién está contra nosotros. Y esto debe darnos una tranquilidad profunda, una
esperanza sobrenatural, que vale mucho más que cualquier esperanza
terrestre".
Tomado de Le Sel de la Terre n° 50. Otoño de 2004, páginas 223, 224, 225.
Tomado de Le Sel de la Terre n° 50. Otoño de 2004, páginas 223, 224, 225.