Nunca
se podrá exaltar suficientemente el gran libro escrito por el Padre Calderón
“Prometeo, la religión del hombre”. Su lectura es de tremenda importancia para
iluminar nuestras mentes en medio de la terrible crisis que vivimos.
Este
libro indica de manera muy precisa los múltiples puntos de doctrina en que el
Concilio rompe con la tradición y, aun mejor, pone al descubierto ciertas
cuestiones difíciles que fueron usadas como velos.
La
figura de Prometeo encarna de manera interesante el espíritu del humanismo
(religión del Concilio VAT II). Según Esquilo, Prometeo sería un titán –de
naturaleza divina- hermano de Atlas y de Tifón, pero a diferencia de ellos, su
virtud no consistía en la fuerza bruta sino en la astucia: su nombre significa
“Prudente”. Cultor de Zeus en un principio, se vuelve tan favorable al género
humano –a quien según otros autores habría plasmado- que lo salva del diluvio
en que el airado Zeus quería anegarlo, termina robando el fuego divino en unas
cañas para dárselo a los hombres, y en el sacrificio de un buey decepciona a
Zeus ofreciendo al hombre la parte mejor. Como castigo divino, el será
encadenado a una roca, donde un águila le devora perpetuamente el hígado, y los
hombres serán seducidos por Pandora, que desata todas las calamidades.
Finalmente Hércules lo libera y lo reconcilia con Zeus.
El
Concilio (Vat II) es Prometeo en el acto de su latrocinio. Fue una maniobra de
prudencia humana llevada a cabo por una jerarquía de constitución divina, que
hizo arder para los hombres el incienso que pertenece a Dios. Como en la
parábola del administrador infiel (Luc 16), el Concilio anuló los pagarés de
las deudas de los hombres para con Dios, prometiendo a todos la salvación; y en
el culto de su nueva Misa ha dado al hombre la parte mejor. Pero tampoco faltan
las consecuencias, pues la caja de Pandora ha volcado sus males en toda la
Iglesia, mientras la jerarquía católica ha quedado encadenada. ¿Quien será el
Hércules capaz de liberarla? Creemos que solo un retorno del tomismo a Roma.”
(Prologo confidencial del Padre Calderón a su libro).
El
Concilio Vaticano II se define “como una orientación de la religión al servicio
y promoción del hombre” (pág. 26). “La religión Católica es para la humanidad,
está al servicio y promoción del hombre moderno. Pablo VI lo dijo en su
discurso de clausura del Concilio: “Esta finalidad es la misma de un humanismo
laico y profano que renuncia a la trascendencia de las cosas supremas y que se
constituye en verdadera religión: La religión del hombre que se hace Dios…
reconoced vosotros humanistas nuestro nuevo humanismo… nosotros más que nadie
somos promotores del hombre” (pág. 29). La religión del Dios que se ha hecho
hombre, se ha encontrado con la religión del hombre que se hace Dios.
Ciertamente
el Concilio tomó la promoción del hombre como fin en sí mismo (Pág. 41).
El
Concilio invierte la relación de la persona al Bien común, poniendo a Dios al
servicio del hombre (pág. 49).
“Gaudium
et spes” (documento del VAT II) identifica sin distinción el amor a Dios con el
amor al hombre:
Para
el Concilio el fin de la creación y del hombre ya no es Dios, sino el mismo
hombre: “(El Hombre) es la única criatura terrestre a la que Dios ha amado por
sí misma” (Gaudium No. 24). “Dios creó por el hombre” (Gaudium No.39). “El fin
de la creación no es el mismo Dios sino la perfección o felicidad de la
creatura… porque la gloria de Dios es el hombre vivo” (Nuevo Catecismo no.
1716). ¡Ya no es más la gloria de Dios el mayor bien del hombre, sino la gloria
del hombre el mayor bien de Dios! (Pág. 55).
Este
es el pecado de Lucifer, que prefirió la contemplación a su propia esencia,
como más perfecta imagen de la divinidad, a tener que subordinarse con toda la
naturaleza en adoración al Verbo Encarnado. (Ídem.)
Por
esta razón es sumamente reveladora la actitud de la FSSPX de parar la
reimpresión y la traducción de este libro. Yo mismo fui testigo de esta
aversión a este libro. Durante nuestro retiro de Agosto del 2012 en Silver
City, visité en su celda al Rev. Padre Pflugger. Con el libro de “Prometeo” en
la mano le pregunté: “Padre, ¿que opina de este libro?”, en cuanto lo vio,
saltó hacia atrás en su silla como espantado, como si hubiera visto a una
serpiente, y me dijo: “No es un buen libro”. Y como le indagara acerca de la
razón de su rechazo, me contestó: “A decir verdad, lo que dice este libro está
bien, pero si lo presentamos a Roma, ellos nos rechazarían por extremistas”.
Fue cuando me di cuenta que la verdad y la defensa de la fe ya no eran la
prioridad de la FSSPX, y que algo grave estaba pasando en ella, y que había que
informarse y estudiar más de cerca la doctrina y las acciones de la FSSPX. No
se puede querer agradar al lobo mientras al mismo tiempo se abate y se calla a
los defensores de la fe. Exhorto a los lectores de NON POSSUMUS a leer este
libro y estar listos para afrontar la presente crisis de la fe.
Padre
Rafael OSB